El catalán Cesc Gay lleva exactamente dos décadas haciendo cine, ya que empezó a dirigir películas con el milenio, siendo su ópera prima la comedia iniciática ‘Krámpack’ (2000). Desde entonces ha rodado siete largometrajes de ficción, con la dirección interpretativa como signo identificativo de un trabajo con actores y actrices de plena confianza, entre los que con el que más repite es con el riojano Javier Cámara, con el que ha contado para ‘Ficción’ (2006), ‘Una pistola en cada mano’ (2012), ‘Truman’ (2015) y ‘Sentimental’ (2020).

No es de extrañar que reaparezca en su nueva película, después de que su actuación en la anterior le valiera su segundo Goya. Si entonces compartía protagonismo masculino con Ricardo Darín y el perro del título, ahora lleva lavoz cantante dentro de un cuarteto formado por dos parejas entrecruzadas, la que forma con la argentina Griselda Siciliani, y la de sus vecinos interpretados por Belén Cuesta y Alberto San Juan.

La relación entre los anfitriones Julio y Ana no pasa por una buena racha, metidos en una pelea constante al haber perdido el contacto íntimo con el consiguiente distanciamiento y una más que evidente tirantez, que no pasará desapercibida desde el primer instante a sus invitados.

La idea de la invitación a cenar ha sido de ella, y a él no le ha sentado nada bien, lo que provoca otra discusión. En cambio, la sicóloga Laura y el bombero Salva se encuentran en el clímax pasional, tanto que molestan a los de abajo con el ruido que hacen en la cama cada vez que practican el sexo.

Cesc Gay se ha basado en su propia obra teatral ‘Los vecinos de arriba’ (2016), por lo que la adaptación resultante tiene el aire tenso y hermético de las obras recientes de Polanski. Las disputas dialécticas son choques de trenes entre personalidades opuestas que no entienden la vida y el amor igual.