Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Vista cansada

La fatiga visual es lo de menos, porque parece más preocupante la esquizofrenia mental a la que quienes nos dedicamos al seguimiento de los estrenos de cine estamos sometidos. Durante el confinamiento no había estrenos y se anunciaba el fin de las salas de exhibición tal como las habíamos conocido, pero hete aquí que pocos meses después mi colega Koldo y yo nos vemos incapaces para seguir el ritmo de la cartelera, que cambia de películas a una velocidad de vértigo. Ocurre que al faltar los grandes lanzamientos de Hollywood que copaban la mayoría de salas durante meses, estas se llenan ahora con pequeñas producciones independientes, incluyendo documentales que antes jamás habrían soñado con tener distribución comercial, pero que no aguantan en programación ni si quiera una semana, con lo que no hay tiempo material para verlas y comentarlas.

Si juntamos el aluvión de estrenos cinematográficos con el de las películas y las series que emiten las plataformas digitales a todas horas, el resultado es la absoluta saturación de la oferta audiovisual. Basta con una reunión de no más de seis personas, según la normativa vigente en plena pandemia, para comprobar que es imposible coincidir para hablar de una misma película o de una misa serie, porque cada cual ha visto la suya. Son tiempos de monologuismo, ante la imposibilidad de mantener una charla cinéfila.