Maitane Aldanondo

Dos ejemplos para visibilizar y animar a las mujeres a realizar sus ideas

Aspegi otorgó hace unas semanas sus premios anuales, que en su sexta edición han reconocido a María Luisa Arriola, directora gerente de BIC Berrilan Gipuzkoa, como la mejor directiva, y a Ainhoa Lete, cofundadora de BuntPlanet, como la mejor empresaria.

María Luisa Arriola y Ainhoa Lete. (Aspegi)
María Luisa Arriola y Ainhoa Lete. (Aspegi)

Ha pasado mes y medio desde que Ainhoa Lete (Donostia, 1975) y María Luisa Arriola (Castro Urdiales, 1961) recibieron en el Aquarium donostiarra el premio que la Asociación de Profesionales y Empresarias de Gipuzkoa (Aspegi) les concedió como la mejor empresaria y la mejor directiva-profesional, respectivamente. Unos galardones que por sexto año reconocen la aportación que las mujeres realizan en el ámbito económico y social de Gipuzkoa, con el fin de hacer visible la realidad laboral de las directivas, profesionales y empresarias.

No les faltan méritos. Arriola se licenció en Historia y Geografía en la Universidad de Salamanca con la intención de ser profesora, pero su deseo se frustró y tuvo que reciclarse, a su pesar. Se formó en el ámbito de la dirección de recursos humanos e hizo prácticas en el área de ingeniería de procesos junto a una consultora internacional. Así comenzó su dilatada trayectoria en el sector industrial guipuzcoano y encontró su sitio en la empresa, estructura que le «daba miedo» y pensaba que no era para ella. En 1998 llegó a BIC Berrilan, donde actualmente está al frente de un equipo de catorce profesionales, de las que trece son mujeres.

Por su parte, Lete, creó BuntPlanet a los 25 años, pero ya una década antes tenía el deseo de poner en marcha una iniciativa. A los 15 años visitó Fagor, donde conoció a Jesús Larrañaga, lo que despertó su vocación de ingeniera y emprendedora. Tras realizar sus estudios en TecnUn, se embarcó con «inconsciencia e ilusión» en lo que define como «la aventura de su vida». Es una empresa tecnológica especializada en la aplicación de inteligencia artificial al sector del agua y lleva a cabo proyectos en una docena de países.

Problemas de agenda han impedido reunir antes a estas dos profesionales que están contentas de compartir charla y tiempo, aunque sea a través de la pantalla del ordenador. Se percibe el afecto y la admiración mutua que se tienen, y explican que se siguen, aunque sea en la distancia, desde que sus caminos se cruzaron por primera vez hace ya más de dos décadas. La donostiarra y su socio Raúl Navas tocaron la puerta de la entidad que dirige Arriola en busca de ayuda para emprender. La directiva confiesa que pensó que no tenía nada que ofrecerles. «Ingenieros, veníais de Alemania... Para emprender hace falta apoyo, guía y, sobre todo, recursos. BIC existía, pero los recursos que tenía no eran los actuales». En cambio, Lete, no lo percibe así. Afirma que Arriola es «todo un valor», de quien destaca tanto su inteligencia como su capacidad para buscar y poner en marcha soluciones.

Ambas valoran muy positivamente el ecosistema emprendedor vasco. La directora de BIC Gipuzkoa apunta que el entorno es cada vez más completo: centros tecnológicos, universidades, expertos, instrumentos de financiación, la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación... y que el perfil emprendedor ha mejorado, a lo que Lete apostilla, «somos un país pequeño, pero tenemos mucho talento». Sin embargo, también hay peros. La emprendedora echa en falta más proyectos tecnológicos liderados por mujeres y más inversión, ya que «solo el 2,3% del venture capital es para startups lideradas por mujeres. Está lejos del 50%». Arriola comparte el diagnóstico y añade que hace falta mayor capacidad inversora, a poder ser público-privada, para proyectos potentes, porque «cada vez deben ser más complejos y, por tanto, necesitan músculo, porque aún no están suficientemente desarrollados».

Ser mujer no les ha condicionado, pese a haber desarrollado su carrera en ámbitos mayoritariamente masculinos. Perciben una mejora sustancial, aunque aún queda mucho por hacer. «La presencia de las mujeres en el ámbito industrial es del 24% y hay sectores donde las mujeres son muy relevantes. Nos parece que tarda, porque lo queremos ya; pero ha crecido mucho», apunta la donostiarra. Hay techos de cemento y de cristal, además de la brecha de género que sigue presente. Arriola aporta un dato: «Casi el 80% del emprendimiento científico tecnológico innovador lo proponen hombres, un 15%-20% de las iniciativas son lanzadas por mujeres». No obstante, es optimista y cree que «en diez años las cosas van a cambiar mucho en cuanto a la igualdad».

En ese sentido, esperan que sus premios sirvan para despertar vocaciones técnicas y empresariales. Consideran que iniciativas como esta de Aspegi contribuyen a que haya una «masa crítica» que dé visibilidad y ayude a que más mujeres se animen a desarrollar sus proyectos. Su consejo para ellas es que hagan lo que quieran. «Sueña, ten ilusión y prepárate», resume Arriola.