Víctor Esquirol
Crítico de cine
CRíTICA ‘ONE SECOND’ SECCIóN OFICIAL

El segundo de gloria

Título original: ‘Yi miao zhong’.  China. Director: Zhang Yimou. Guion: Zhang Yimou.n Intérpretes: Fan Wei, Zhang Yi.

Fotograma de ‘Yi miao zhong’. (ZINEMALDIA)
Fotograma de ‘Yi miao zhong’. (ZINEMALDIA)

Las historia más sonada que nos dio la 69ª edición del Festival de Cine de Berlín (estábamos aún en 2019) fue sin lugar a dudas la concerniente a la película que, más de dos años después, serviría para inaugurar Zinemaldia. Porque a veces la vida da giros tan bruscos y violentos que, en efecto, es imposible verlos venir. Para ponernos en situación, resulta que ‘One Second (Un segundo)’ ya estaba confirmada para competir en aquella Berlinale. O sea, que la organización del certamen alemán la vio, le dio el visto el bueno y le hizo un hueco en su parrilla.

Hasta que a los pocos días de empezar el festival, recibimos un comunicado oficial surrealista. Inaudito. «Debido a motivos técnicos, la nueva película de Zhang Yimou, finalmente no se va a proyectar». Y ahí quedó el asunto, envuelto en un misterio que nada bueno presagiaba. Por supuesto, el silencio del que se echó mano para (no) responder a nuestras preguntas, no hizo más que alimentar los rumores de censura. A todo esto, el afamado cineasta chino ya venía de una relación conflictiva con las autoridades de su país natal, pues unos cursos atrás tuvo que abonar una millonaria suma en concepto de multa por incumplimiento de la política del hijo único.

Pero si nos remontábamos un poco más en el calendario, podíamos llegar al punto en que Yimou se encumbraría como una de las voces oficiales del aparato gubernamental de China, gracias a su aclamada dirección tanto de la ceremonia de apertura como de la de clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008. Como decía, la vida es esa sucesión de giros; de altibajos que no hacen más que confirmar, a la larga, el plan maestro del destino. Y aquí estamos, en 2021, en otra 69ª edición, pero ahora de Zinemaldia, festival en el que por fin podemos quitarnos la espina clavada en aquella Berlinale.

La película, por cierto, tiene un fuerte componente meta-cinematográfico, por cierto. Como si ya estuviera concebida para invitarnos a mirar más allá de la pantalla. Y en efecto, es imposible quedarse en la superficie de unas imágenes que, por su parte, y como cabía esperar, son espectaculares. Uno de los grandes estetas en activo del séptimo arte, vuelve a comandar un deslumbrante aparato fílmico que, sin la necesidad de llegar a las cotas de las magistrales ‘Hero’, ‘La linterna roja’ o la más reciente ‘Sombra’, sigue luciendo como un regalo para la vista.

Asociándose de nuevo con el director de fotografía Zhao Xiaoding, el veterano cineasta vuelve a ofrecernos una colección de imágenes cuya belleza las destinará a asegurarse un hueco privilegiado en nuestra memoria visual. Desde el marrón brillante de las dunas de los parajes áridos del Gobi hasta los azules intensos de los cielos estrellados, pasando por las escalas interminables de grises y negros de unos entornos urbanos inmersos en el –traumático– proceso de cambio de la Revolución Cultural. Ahí, en esa última paleta cromática, está el verdadero meollo de la propuesta.

Porque si bien ‘One Second’ puede disfrutarse a nivel meramente sensorial, no menos cierto es que la historia que encapsula nos pide (a gritos) que vayamos más allá de su fachada, hasta encontrar el verdadero sentido de todo esto. En un lugar indeterminado (o sea, prácticamente imposible de encontrar) un trozo de celuloide es consumido por las arenas de un desierto que lo engulle todo a su paso. Y sí, literalmente podemos ver esto en un momento concreto de la película… pero es que todo lo que ha ido rodeando a la propia producción, nos habla precisamente de los mismo. ‘One Second’, para entendernos, trata sobre la desesperada búsqueda de un hombre que, además, está inmerso en una huida igualmente angustiosa.

Al principio, no se sabe quién va detrás de qué, casi como si estuviéramos inmersos en una versión dilatada de esas delirantes persecuciones entre el Coyote y el Correcaminos. El film, en efecto, arranca con desparpajo «cartoon», sin apenas necesitar apoyarse en los diálogos. Hasta que se descubre el por qué de tanto nervio; de tantas carreras. Resulta que en la línea de meta aguarda un  premio en forma de recipiente de metal reluciente: una bobina que contiene unos fotogramas de valor (humano) incalculable. El destino, como decía, nos hizo dar vueltas en pos de una película… que nos acabaría hablando sobre otra película, igualmente escurridiza.

Una trama (dentro de otra trama) cuyos giros parecen diseñados por el más retorcido de los guionistas. Así, entre luces y sombras, situándose delante y detrás de la pantalla, Zhang Yimou consigue una vez más que nos evadamos a partir de una aventura con fuerte espíritu escapista, pero al mismo tiempo logra el milagro de situarse en las antípodas de esto. Al fin y al cabo, ‘One Second’  es un producto condenado a estar anclado en la –cruel– realidad; a ser testigo de ella. Su apariencia es fantasiosa, pero su núcleo nos habla de aquello que ningún cuento puede maquillar: las vergüenzas de la Revolución Cultural, la accidentada biografía de quien dirige… el componente salvador y desgarrador del acto y de la experiencia cinematográfica. Está todo allí, por fin, y es impresionante.