Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

No es un castigo

En mi vida he tratado de manera ocasional a muy poca gente famosa o conocida del gran público, y estoy convencido de que no son como los demás, no porque quieran ser diferentes, sino porque la existencia que llevan les condiciona totalmente.

Penélope Cruz, en Zinemaldia en 2019.
Penélope Cruz, en Zinemaldia en 2019. (Gorka Rubio | FOKU)

Si la paternidad ya es complicada para cualquiera, imagínense lo que supone para quienes se sienten vigilados y expuestos mediáticamente. Cualquier decisión que tomen con respecto a sus hijas e hijos va a ser mirada con lupa, juzgada y, lo que es peor, cuestionada.

Me parece comprensible que Penélope Cruz solo se atreva a hablar de su papel real como madre en Hollywood, y que a este lado del charco prefiera mantener un perfil bajo, porque están esperando a que asome la cabecita para cargar contra ella.

Si la crítica no es objetiva con el trabajo actoral de su pareja Javier Bardem, tampoco lo va a ser la prensa generalista al referirse a ambos como padres. A título personal lo único que puedo decir es que demuestran tener más cultura que la media y que todavía creen en la educación.

No, no han castigado a Leo y Luna, de 10 y 8 años respectivamente, sin Internet. Lo que han hecho es alejarles de las redes sociales, al menos hasta que cumplan la mayoría de edad y puedan elegir libremente si quieren entrar en el círculo de las hijas e hijos de las celebreties, porque desapercibidos no van a pasar. El anonimato es donde mejor pueden estar.