Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Centenario de 'Nosferatu' y 'El doctor Mabuse', los tiranos que nacieron del caos

Hace cien años, "Nosferatu, una sinfonía del horror", de Friedrich Wilhelm Murnau, y "El doctor Mabuse", de Fritz Lang, perfilaron -en clave expresionista- la figura del tirano que emergió de una Alemania vapuleada por la primera gran guerra.

El actor berlinés Marx Schreck y su iconográfica caracterización en 'Nosferatu'
El actor berlinés Marx Schreck y su iconográfica caracterización en 'Nosferatu' (Prana FILM)

No tenían voz, pero sus rostros fueron capaces de transmitir sus emociones, unas emociones que, en el caso de Alemania, se vieron supeditadas por la derrota sufrida en la primera gran guerra y por las duras condiciones que le fueron impuestas por los aliados en Versalles.

De las penumbras de aquella inestabilidad política, comenzó a cobrar forma el monstruo del fascismo y de aquella todavía tímida sombra, nacieron las primeras pesadillas plasmadas por un medio cinematográfico que todavía no sabía hablar, pero que delegó en el gesto exagerado y subrayado por el maquillaje, la labor de expresar los miedos y el desencanto de una sociedad que observó su reflejo distorsionado en el espejo una pantalla de cine.

A 'El gabinete del doctor Caligari' (1920) de Robert Wiene, le correspondió ser la primera gran película de terror y un referente de la primera etapa del expresionismo. Un filme que estableció los rasgos de esta vanguardia, lo que se tradujo en un estilo visual oscuro y opresivo, cargado de sombras y fuertes contraste con la luz, formas puntiagudas, líneas oblicuas, espacios muy cerrados e inclinados que producían inquietud y decorados que parecían surgidos de una pesadilla.

Asentadas las bases de este estilo y dos años más tarde del estreno de 'El gabinete del doctor Caligari', el director alemán Friedrich Wilhelm Murnau decidió trasladar a la pantalla la novela de Bram Stoker 'Drácula' pero se olvidó de un 'pequeño' detalle, adquirir los derechos de la obra del escritor irlandés.

En realidadad, fue Prana Film, el estudio que impulsó 'Nosferatu', quien no pudo hacerse con dichos derechos. Fundado en 1921 por Enrico Dieckmann y el artista y ocultista Albin Grau, Prana Film encargó al guionista Henrik Galeen que se limitase a cambiar los nombres, fechas y lugares para evitar problemas legales.

La película pasó a llamarse 'Nosferatu, una sinfonía del horror' y de esta forma, el conde transilvano de Stoker pasó a ser el conde Graf Orlok. Galeen también quiso incluir detalles propios en la trama, como por ejemplo la escena en la que Orlok desembarca del velero 'Empusa' en el puerto de Wisborg trayendo consigo una plaga de ratas. No obstante, estos cambios no evitaron que Florence Balcombe, viuda de Stoker, pusiera una demanda por violación al derecho de autor. Al actor alemán Max Schreck le correspondió ser el primer vampiro cinematográfico.

La vida de Schreck siempre estuvo rodeada por un halo de misterio, sobre todo relativo a la supuesta falta de información sobre su pasado y a la leyenda negra que decía de él que, en realidad, se trataba de un vampiro y que Murnau le pagó para que en la escena final de la película mordiera el cuello de la protagonista.

Esta leyenda fue plasmada en imágenes en 'La sombra del vampiro' (2000), una película de E. Elias Merhige que narra el rodaje de 'Nosferatu' y que fue protagonizada por John Malkovich y Willem Dafoe, el cual fue nominado al Óscar al Mejor Actor de Reparto por encarnar a Schreck.

Otro rumor sugirió que Schreck -que significa 'miedo' en alemán- fue en realidad un seudónimo de Alfred Abel, actor de cierto prestigio que actuó, entre otras, en las obras maestras de Fritz Lang 'El doctor Mabuse' y 'Metropolis'.

Finalmente, Stefan Eickhoff despejó toda duda cuando publicó en 2009 una monumental biografía de Max Schreck que aportaba gran cantidad de datos sobre la dilatadísima carrera teatral y cinematográfica del actor berlinés.

​Mabuse, la omnipresencia del tirano

Siguiendo la estela de 'Nosferatu', 'El doctor Mabuse', de Fritz Lang, incidió en la temática del tirano. Basada en una exitosa novela de Norbert Jacques, Fritz Lang y su esposa, Thea von Harbou, colaboraron nuevamente en la redacción de un guion que tenía como objetivo dar una visión pesadillesca de la vida contemporánea.

Al igual que su colega el doctor Caligari, Mabuse es un personaje siniestro y sin escrúpulos. Un megalómano de mente omnipresente y privilegiada que lidera una temida banda de criminales que aterrorizan a la sociedad, sobre todo a toda aquella gente ávida de emociones tras el dolor y privaciones legadas por la primera guerra mundial.

'El doctor Mabuse' ha sido descrita con todo merecimiento como una enciclopedia del horror. Escenificada en espacios cerrados y callejas lúgubres acordes a la arquitectura expresionista, se desarrolla en un paisaje en el que impera la ilegalidad y una fuerte carga sexual que se plasma en los decorados y personajes.

Un envoltorio de caos dirigido por la batuta de Mabuse, un personaje descrito por Lang como «una amenaza omnipotente que no puede localizarse y, de tal forma, refleja el terror en la sociedad bajo un régimen tiránico; esa clase de sociedad en la que se teme a todos porque cualquiera puede ser el brazo o el oído del tirano».

El folleto-programa publicado con motivo del estreno mundial de 'El doctor Mabuse', describe su imaginario de esta manera, «después de la guerra y la revolución, la Humanidad, vapuleada y pisoteada, se venga de años de angustia entregándose a pasiones elementales… activa o pasivamente, entrando en el mundo del crimen». Un tiempo de desconcierto que beneficia el surgimiento de tiranos como Mabuse que no dudan en sacar el mayor provecho al caos.

En 1932, Lang, dirigió 'El testamento del Dr. Mabuse' y en ella reveló con mayor claridad sus intenciones al dotar la trastienda de Mabuse de los rasgos reconocibles de Hitler. En junio de 1932 hubo seis millones de desocupados en Alemania.

Las dificultades económicas contribuyeron a un aumento meteórico del apoyo al partido nazi. Como consecuencia, el partido nazi ganó los votos de casi el 40 % del electorado en las elecciones del Reichstag de julio de 1932. El partido nazi se convirtió en el partido más grande del parlamento alemán.