Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

El profesor Arrasate guía a Osasuna hacia el sobresaliente cum laude

Sobresaliente cum laude para un Osasuna guiado por el profesor Arrasate, quien ha sabido gestionar una transición en la plantilla rojilla que ha traído consigo éxitos históricos como la clasificación para la Conference League tras terminar la liga en séptimo lugar y la disputa de la final copera.

Las lágrimas de Arrasate por no ganar la Copa se tornaron este domingo en alegría al clasificar a Osasuna para la Conference. El de Berriatua es el gran artífice del éxito rojillo.
Las lágrimas de Arrasate por no ganar la Copa se tornaron este domingo en alegría al clasificar a Osasuna para la Conference. El de Berriatua es el gran artífice del éxito rojillo. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Será bastante complicado, por no decir imposible, que Osasuna vuelva a repetir una temporada como la 2022-23. Nunca en su historia de poco más de un siglo habían coincidido en una misma campaña una clasificación europea y la disputa de una final copera.

Y mucho menos se podía haber pensado que en apenas ocho años aquel club que estuvo a punto de desaparecer de no haber sido por el gol in extremis de Javier Flaño en Sabadell ahora estaría tocando el cielo y, a buen seguro, su techo deportivo.

Si bien es cierto que desde que el tándem formado por Arrasate-Alkiza cogió las riendas de la escuadra navarra, esta no ha parado de crecer, confiar en que se iba a dar este brutal rendimiento, coincidiendo con una fase de transición en la plantilla, hubiera sido un ejercicio de adivinación al alcance de muy pocos.

Precisamente que esa metamorfosis haya ido como la seda ha supuesto una de las claves del éxito cosechado. La incorporación y ensamblaje de futbolistas talentosos –Aimar Oroz y Moi Gómez– ha permitido al bloque rojillo ganar en recursos futbolísticos, variantes tácticas y poderío casero.

Porque, como aseguró el preparador de Berriatua, los objetivos se consiguen en propio estadio y ahí Osasuna ha visto aumentar sus expectativas de manera importante. Baste decir que en el curso recién finalizado, el cuadro navarro ha sumado 34 puntos en El Sadar, una docena más de los que logró el año anterior.

Lo que vendrían a ser cuatro victorias más que han visto en directo unos incondicionales que este curso se lo han pasado en grande, concentrados en apenas un mes dos envites históricos, como fueron la final del torneo del K.O. en La Cartuja y la última jornada liguera frente al Girona.

Sensaciones que han posibilitado que el osasunismo haya crecido de manera exponencial y que las generaciones más jóvenes hayan quedado enganchadas de por vida al equipo de su tierra, precisamente cuando el intenso bombardeo mediático promueve la afiliación a alguno de los clubes más poderosos económicamente del mundo.

La versatilidad, un clásico

A la llegada de más clarividencia sobre el verde, Osasuna le ha sumado el otro ingrediente que siempre aparece en la receta de todos los años: que Arrasate sabe cómo reinventar al equipo dotándole de esa versatilidad que desarbola las previsiones de los rivales.

Ese saber a qué se compite ha estado presente en la mayoría de los enfrentamientos que ha encarado el conjunto rojillo, independientemente del adversario que tuviera enfrente, lo que le ha convertido en un hueso duro de roer por su rocosidad defensiva y efectividad en ataque.

No parece casualidad que el equipo haya repetido idéntica cifra goleadora favorable en Liga –37 dianas– en las últimas tres temporadas, bastante menor que la de otros conjuntos de la misma zona de la tabla, lo que es sintomático de la rentabilidad que extrae a sus tantos.

Al hilo de esto, un dato significativo. Solo en un encuentro de esta campaña –el disputado en la penúltima jornada en el Alfonso Pérez– le han conseguido remontar a Osasuna. En todos los demás en los que los rojillos se pusieron por delante acabaron sumando algún punto con el pitido final.

Cuestión que no es baladí si tenemos en cuenta que Arrasate, por lo apretado del calendario, ha debido echar mano de las rotaciones –importante papel el que han jugado ahí los canteranos–, demostrando que este año sí había profundidad de banquillo en el vestuario.

Una necesidad que volverá a repetirse en el próximo ejercicio, si tenemos en cuenta que habrá que afrontar hasta cuatro competiciones. Cuatro oportunidades más para que este equipo demuestre su valía y sus hinchas vuelvan a repetir emociones únicas.