
La pañoleta azul Bilbao con el lema ‘’Bilbo Aste Nagusia’’, que sirve de marco al escudo de la villa tocado con una txapela, tiene mucha historia. Fue diseñado por el artista gráfico Juan Carlos Eguillor en 1978 para las primeras fiestas populares y participativas de la era moderna y recuperada por las comparsas en 2011 como homenaje póstumo al donostiarra que meses antes había fallecido.
Que la primera Aste Nagusia saliera adelante fue un milagro y demuestra el ansia que tenía la ciudadanía de algo diferente a toros, barracas, espectáculos de pago y fuegos artificiales, ya que el concurso de ideas por unas fiestas populares se convocó en marzo, se falló en mayo y no contó con el plácet municipal hasta junio.
Uno de los elementos singulares que se cuidó fue la pañoleta azul Bilbao como símbolo de los nuevos tiempos. Tuvieron que pedir hasta préstamos personales para que una empresa textil catalana les suministrase la tela.
La elección del dibujo de Eguillor, algo que solo se repitió en 1979 con otro de Pedro Goiriena, pretendía hacer más atractivo el complemento que la primera Comisión de Fiestas se inspiró en el pañuelico rojo sanferminero.
La relación de Eguillor con la fiesta tuvo diferentes ejemplos, ya que fue suyo el diseño de la línea de la comparsa Txomin Barullo, creó los carteles de 1978 y 1987, y como integrante de la Cofradía del Gargantúa realizó los dibujos del catálogo de la exposición sobre Aste Nagusia –la primera que se hizo sobre el tema– en el Museo Vasco en 1990. Además, también es el autor del pañuelo de 1978 con un diseño de un escudo de Bilbo con txapela y piernas sobre una pañoleta azul.
Por el cartel y la pañoleta de 1978 cobró 140.000 pesetas de la época, unos 800 euros, «y más tarde hizo otras cosas sin cobrar un duro», rememoró Marino Montero, integrante de la primera Comisión de Fiestas, miembro de la Cofradía del Gargantúa y perejil de otras muchas salsas, cuando se recuperó hace doce años la pañoleta festiva original.
El merchandising de la baldosa
En 2009, en una decisión unilateral del equipo de gobierno de Iñaki Azkuna, se había presentado el de la baldosa, que los organismos festivos consideran un mero producto de merchandising. Por ello, muchos bilbainos y bilbainas siguen luciendo la pañoleta original como gesto de apoyo a un modelo festivo «popular, participativo y plural».
El Consistorio fue más allá con su pretensión de mercantilizar el imaginario festivo, ya que en 2012 promovió una línea de productos de Aste Nagusia, que incluía tres modelos de camiseta, alpargatas de mujer, chubasqueros, pañuelos de seda y paraguas.
«Esta línea de proyectos representa a un Bilbao cosmopolita, moderno, renovado, que no olvida sus orígenes y sus buenas costumbres», manifestó en la presentación de la colección la edil de Fiestas, la jeltzale Itziar Urtasun, que aún continúa al frente de esa responsabilidad en el Gobierno municipal.

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