NAIZ
MOSCÚ

Putin clama venganza y sugiere la complicidad de Ucrania en el ataque

El presidente ruso, Vladimir Putin, sugirió la complicidad de Ucrania en la huida de los autores de la matanza de la víspera en un concierto en las afueras de Moscú. Kiev respondió lanzando la sospecha hacia Moscú. El ISIS se atribuyó el atentado, que ya superaba las 133 víctimas mortales.

Imágenes de televisión muestran a los atacantes en el Crocus City Hall.
Imágenes de televisión muestran a los atacantes en el Crocus City Hall. (AFP)

 «A los terroristas, asesinos y bestias, que no tienen ni pueden tener nacionalidad, les espera un funesto destino: venganza y olvido. Todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e irremediable castigo, sean quienes sean e independientemente de quién los haya enviado», afirmó ayer el presidente ruso, Vladimir Putin, en su primera alocución tras el atentado que el viernes dejó al menos 133 muertos y 107 heridos en las afueras de Moscú.

Putin no mencionó al Estado Islámico (ISIS), que reivindicó el ataque, pero sí apuntó hacia Kiev al asegurar que «los cuatro autores del ataque» intentaron huir a través de la frontera ucraniana.

«Intentaron darse a la fuga y se dirigían a Ucrania, donde, según datos preliminares, les habían preparado una ventana del lado ucraniano para cruzar la frontera», sostuvo.

El atentado es el más mortífero desde el de la escuela de Beslán, en el marco del conflicto checheno hace 20 años

 

El ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall es el más mortífero en el país en veinte años, así como el más sangriento reivindicado por el ISIS en Europa.

Putin retomaba así la versión de los hechos presentada anteriormente por sus servicios de seguridad (FSB), que tampoco mencionaban al ISIS y aseguraban que los autores mantenían contactos con representantes de Ucrania, que les habrían garantizado una escapatoria.

Por su parte, el grupo yihadista se atribuyó la responsabilidad del ataque afirmando que sus combatientes habían «atacado una gran reunión de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk» cerca de Moscú. En una de sus cuentas de Telegram, añadió que cuatro de ellos habían perpetrado el atentado «armados con ametralladoras, una pistola, cuchillos y bombas incendiarias», y lo situó «en el contexto (...) de la guerra encarnizada» entre el grupo y los «países que luchan contra el Islam».

El ISIS, contra el que Rusia lucha en Siria y el Sahel, y que también está activo en el Cáucaso ruso, ya ha llevado a cabo ataques en el país desde finales de la década de 2010, pero nunca se ha atribuido la responsabilidad de un ataque de tal magnitud.

El Kremlin anunció la detención de once personas, «entre ellas cuatro terroristas implicados en el ataque», en Jatsun, en la región de Briansk, cerca de las fronteras ucraniana y bielorrusa. Las detenciones fueron resultado de una operación conjunta entre el FSB y combatientes del regimiento checheno Ajmat, según el líder de Chechenia, Ramzan Kadirov.

El Gobierno ruso señaló que los cuatro tienen pasaportes de Tayikistán, mientras el Ejecutivo tayiko esperaba una verificación por parte de Rusia de la nacionalidad de los sospechosos. No obstante, el Gobierno de Tayikistán tuvo que desmentir que dos ciudadanos identificados por medios rusos como presuntos sospechosos del atentado participaran en el ataque, dado que se encontraban en su país en el momento del asalto.

KIEV ACUSA A MOSCÚ

«Ucrania no tiene el más mínimo vínculo con el incidente», insistió el asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak. «Lo que pasó ayer en Moscú es obvio: Putin y los otros bastardos sólo están tratando de echarle la culpa a otra persona», añadió el presidente, Volodimir Zelenski. A juicio de Kiev, se trata de «una provocación del Kremlin» para fortalecer la movilización de los ciudadanos rusos en la guerra «y desacreditar a Ucrania ante la comunidad internacional».

Si Putin especulaba con la autoría ucraniana, Kiev también tiene su propia teoría conspirativa al apuntar ayer a una responsabilidad rusa por no haberlo evitado o incluso haberlo propiciado.

«Pese a que el mundo advirtió de ese tipo de ataques terroristas en el territorio de la Federación Rusa, el régimen de Putin no hizo nada por evitarlo o está implicado en la organización», aseguró Andri Yusov, de la dirección de la Inteligencia Militar Ucraniana (GUR). Yusov lo identificó con los atentados que en 1999 que llevaron a la segunda guerra de Chechenia y contribuyeron a la elección de Putin como presidente, por lo que concluyó que fueron organizados por los mismos servicios de seguridad rusos «para generar histeria y eliminar hasta los mínimos los restos de libertades y derechos ciudadanos».

Yusov rechazó expresamente la versión rusa de la huida hacia la frontera ucraniana, asegurando que las zonas fronterizas están llenas de tropas, agentes especiales, zonas minadas y vigilancia aérea. Sin embargo, ese control no ha impedido las reiteradas incursiones de grupos armados proucranianos en las regiones de Kursk y Belgorod.

En cuanto a las víctimas, se esperaba que el número de muertos siguiera ascendiendo ya que las labores de búsqueda entre los escombros del edificio arrasado por las llamas y cuyo techo se derrumbó parcialmente podrían llevar días.

El tiroteo duró entre diez y quince minutos y luego los atacantes provocaron un gran incendio con líquido inflamable

 

Según los investigadores, los atacantes utilizaron armas automáticas en un tiroteo que duró entre diez y quince minutos y luego provocaron el gran incendio con un líquido inflamable.

El incendio quemó completamente la sala de conciertos de Crocus City Hall, en Krasnogorsk, en la salida noroeste de la capital rusa.

Anna, de 40 años, una de las testigos de los hechos, relató que corrió hacia la salida en cuanto escuchó los chasquidos de los disparos. «La gente se pisoteaba, hubo una estampida» en la que su marido llegó a caer, pero finalmente pudieron escapar.

La Policía y las fuerzas especiales seguían desplegadas delante y dentro del edificio, con la parte superior ennegrecida y parcialmente destruida por las llamas, mientras cientos de rescatistas limpiaban los escombros del techo derrumbado.