Kazetaria / Periodista

Cuando el Papa muere, Italia se viste de fariseo

Días convulsos en el país transalpino tras el fallecimiento de Francisco. Los eventos deportivos han sido cancelados y luego reubicados, pero el Gobierno Meloni ha ido más allá imponiendo celebraciones «sobrias» para la fiesta nacional del 25 de abril, aniversario de la liberación del nazifascismo.

La primera ministra Meloni, el miércoles en el velatorio del Papa Francisco.
La primera ministra Meloni, el miércoles en el velatorio del Papa Francisco. (Handout | Vaticano | AFP)

El Estado del Vaticano no está técnica y legalmente en Italia pero se ubica en Roma, que es la capital del país transalpino. Y hay que recordar siempre este detalle obvio cada vez que muere un Papa o que ocurre algo importante en la Santa Sede.

Es la magia de la Ciudad Eterna, el único lugar del mundo en cuyo territorio conviven dos entidades políticas, interconectadas y casi inseparables. Italia mira al Vaticano y viceversa desde 1929, cuando Benito Mussolini y el fascismo devolvieron al Papa un Estado de su propiedad después de la unificación italiana, que el 20 de setiembre de 1870 había cancelado, borrado del mapa, el milenario Reino Pontificio.

De hecho el pontífice es el obispo de Roma, como ha querido matizar Francisco hasta en su muerte. Y cuando muere un Papa es verdad que, como explica bien un dicho italiano, «se hace otro». La expresión subraya que nadie es irremplazable. Pero también es verdad que Italia no se viste ya solo de luto, sino casi de fariseo, en estas ocasiones. Se vuelve más papista que el Papa. Vuelve a demostrarse ahora, después del fallecimiento de Francisco.

Fútbol cancelado... o igual no

Quitando al catolicismo, que muchas veces en Italia es solamente una segunda piel, una manta, que las personas llevan para ser bien juzgadas en la sociedad, la otra gran religión del Belpaese es sin duda el calcio, es decir el fútbol.

El Papa Francisco murió el lunes de Pascua en el medio de una jornada de la liga, tanto de primera como de segunda o tercera división. Muchos partidos estaban todavía para disputarse, los hinchas ya se habían desplazado a veces tragándose miles de kilómetros para juntar ocio y balón. Por ejemplo, los tifosi del Bari ya habían cogido un coche o un bus para ir a Bolzano a ver el partido de Serie B entre el Sudtirol y los ‘Gallitos’ de Puglia: 10 horas de viaje.

Desafortunadamente para ellos y otros tantos, los partidos fueron suspendidos, incluso de manera algo jocosa. El Torino-Udinese, por citar uno, estaba listo para empezar en Turín a las 12.30, con los dos equipos dentro del estadio, pero tuvieron que volver al hotel. Y menos mal que era un partido sin mucho en juego.

Sin embargo cuando las autoridades futbolísticas se dieron cuenta del lío que se iba a montar, sobre todo con la Serie A, con la jornada medio acabada y un calendario sin huecos para recolocar los encuentros, hubo un amago de marcha atrás. Algunos partidos, de hecho, tipo Cagliari-Fiorentina, se han disputado este miércoles. Con gran alivio para la Fiore, que el lunes ya estaba de vuelta al aeropuerto para salir de Cerdeña y volver a casa. 

Al contrario que otras ligas de «naciones católicas», las autoridades italianas han suspendido o reprogramado partidos de fútbol, con múltiples indecisiones y conflictos

 

No se trata de problemas de seguridad, sino de puro luto. Así que, de nuevo, todo el deporte previsto este sabado 26 de abril, día del funeral de Francisco, ha sido cancelado y los partidos se han reprogramado antes o después. Aquí también se han creado otros líos en el fútbol, porque Inter y Fiorentina, todavía implicados en competiciones europeas (Champions League contra el FC Barcelona y Conference League contra el Betis respectivamente), no hubieran tenido espacio para recuperar los encuentros hasta mediados de mayo en el mejor de los casos.

Por lo tanto todo ha resultado muy improvisado, por parte de unas autoridades tartufescas, únicas de Europa en decidir que hay que parar por respeto hacia el pontífice fallecido. Otras ligas de otras «naciones católicas» han seguido con sus eventos.

Fiesta nacional «sobria»

La verdadera jugada maestra ha llegado, de todas formas, del espacio político. Mientras las fuerzas de oposición ensalzaban a Francisco, «héroe de los más desafortunados», mientras empezaba la lotería de los pronósticos de «papables» con la eterna lucha entre los cardenales italianos, Giorgia Meloni y su gobierno han visto una ocasión incomparable de echar de alguna manera el balón a la grada.

La razón es muy simple y se llama 25 de abril. Esta jornada, este año toca viernes, es fiesta nacional en Italia; se celebra el día de la liberación de la dictadura fascista y de la sucesiva ocupación del norte de la península por parte de los nazis.

Sin embargo el ‘25 Aprile’ es una fiesta extremadamente divisiva, donde por ejemplo los postfascistas no celebran nada. Otros muchos sí lo hacen, y sobre todo en Milán, corazón de la liberación (este día se eligió porque fue cuando Milán cazó definitivamente a los nazifascistas).

El Gobierno Meloni ha usado el luto para aguar una celebración que no gusta a los posfascistas y que además enfrenta ahora a los participantes por la cuestión palestina

 

Las manifestaciones aquí resultan siempre muy problemáticas. Sobre todo porque entre los grupos que celebran está la llamada Brigada Judía. Este grupo de partigiani tuvo gran importancia en la liberación pero al mismo tiempo durante estos años ha sido contestado por parte de los movimientos pro-Palestina.

Se genera así un cortocircuito en que hoy día son los partidos y grupos de derechas, ultraderecha incluida, los defensores de los judíos, que aparecen escoltados como ningún otro participante en las manifestaciones de la fiesta nacional italiana. Cada año hay algún disturbio, de hecho.

En esta mezcla de pocas ganas de celebrar por parte de los postfascistas y miedo a violencias callejeras, el Gobierno de Giorgia Meloni en primer lugar decretó cinco días de luto por la muerte del Papa, empezando el lunes 21 de abril. Además, el ministro de la Protección Civil y de las Políticas del Mar, Salvatore ‘Nello’ Musumeci, declaró: «Sería mejor hacer las celebraciones del 25 abril de manera sobria».

Musumeci, que es también parlamentario de Fratelli d'Italia, el partido de ‘doña Giorgia’, se ha ganado con ello un gran cantidad de memes en internet y no pocas críticas. «Pues dígannos cómo se celebra el 25 de abril de manera sobria», ha sido la respuesta del alcalde de Milán, Giuseppe Sala.

El caso es que la muerte el lunes de Pascua del Papa Francisco ha sido un chollo para parar el tiempo y suspender problemas, con la excusa del luto. Ciertamente no ha sido la primera vez porque en 2005, cuando falleció Juan Pablo II, ya ocurrió lo mismo, menos (por pocos días dado que también falleció este mes) la celebración del 25 de abril. Y menos mal que Ratzinger murió un 31 de diciembre.