«Si queremos disputar la hegemonía, debemos construir nuevas utopías»
Elisenda Alamany (Sabadell, 1983) es, junto a Oriol Junqueras, la cabeza visible de una renovada Esquerra Republicana (ERC). Tras su último congreso, la formación soberanista buscar recuperar la centralidad con un mensaje que combina propuestas concretas con un horizonte de esperanza.
.jpg)
Desde la secretaria general y, a la vez, liderando la formación en el Ayuntamiento de Barcelona, Elisenda Alamany afronta esta nueva etapa convencida que, mediante la conquista de soberanías, Catalunya estará en condiciones de abordar su futuro colectivo.
El 14 de diciembre, al ser proclamada nueva secretaria general de ERC, se conjuró para «recoser el partido y reconectarlo a la sociedad». ¿Qué balance hace de este periodo?
En esto trabajamos. Hay que cohesionar la formación, sobre todo pensando en las elecciones municipales de 2027, y hablar más de puertas afuera con soluciones a las problemáticas que nos afectan día a día. Después de un período en qué no nos hemos gustado internamente, hemos de recuperar el papel de influir con toda la ambición posible. Y eso pasa por admitir que el independentismo está en otra fase después de perder la Generalitat y otros espacios de poder.
¿De acuerdo con esta mirada, qué estrategia considera la más adecuada?
Hay que restar dependencia y presencia del Estado en Catalunya. Y, en esa tarea, por ahora hemos logrado la transferencia de la Red de Cercanías y, en el ámbito de la financiación, poner las bases para tener la llave de la caja. A escala local, no podemos regalar la batalla de la identidad a la derecha; tenemos que abordarla en clave progresista.
También ha afirmado la necesidad de superar ciertos complejos. ¿A qué se refiere?
A menudo ERC se ha dejado condicionar por lo que opinaban otras formaciones, cuando no es incompatible felicitar a Junts por haber obtenido la transferencia en políticas de inmigración y, al mismo tiempo, criticarlo cuando discrepamos sobre alguna medida concreta. Una actitud que, ligada a la voluntad de tratar los problemas de la sociedad, explica el tipo de ejecutiva que hemos conformado, donde destacan personas conocedoras de la vida local y las demandas que surgen en el mundo empresarial o sindical. Dos sectores a los cuales debemos dar respuestas rápidas y fiables, ya sea ante cierres de empresas o cuando Trump amenaza de subir los aranceles. Aunque nuestro modelo ideológico sigue enraizado en la defensa de la economía social y solidaría y la reivindicación del salario mínimo catalán, hemos de ampliar el diálogo para que más colectivos compartan la Catalunya que queremos para el futuro.
¿En qué medida esto obliga a aparcar la cuestión de la independencia?
El Procés ha de basarse en conquistar espacios de soberanía, no retomando ideas abstractas que no interesaban a la gente o que le obligaban a posicionarla a favor o en contra de la independencia. Hemos de ser honestos y admitir que, simplificando ese debate, nos equivocamos. Ahora, lo fundamental es obtener la gestión de infraestructuras estratégicas, pues no es posible debatir la ampliación del aeropuerto o la red de Cercanías, si antes no disponemos de una gobernanza que responda a los intereses de los catalanes y catalanas. Quizás construir la nación a base de arrancar soberanías carece de épica, pero es lo más independentista que hoy podemos hacer si, algún día, nosqueremos desconectar del Estado. Hay que acumular fuerzas con esta finalidad.
De todas formas, si el traspaso de soberanías no se acompaña de los recursos necesarios para hacer funcionar estas infraestructuras, será un caramelo envenenado, ¿no cree?
De acuerdo, pero sin tener estas competencias ya sabemos lo que ocurre. Es Madrid quien las gestiona y dirige las inversiones a su antojo sin contar con las demandas de la población. De ahí su resistencia a dichos traspasos, que han de blindarse con pasos firmes y asociados a partidas concretas. Y más pensando que un eventual gobierno del PP podría intentar revertirlos.
Ha llegado a afirmar que acordar con el Estado el traspaso de Cercanías o la condonación de la deuda del FLA ha sido como «arrancarle una muela». ¿Presupone que las carpetas de calado, como la celebración de un referéndum, serán más difíciles de obtener?
Sin duda, pero confirma que la negociación en estos temas iba de verdad. Dicho esto: si alguien tiene una fórmula más rápida y sencilla, que la plantee. ERC siempre estará allí para apoyar cualquier propuesta desde la responsabilidad y la máxima ambición posible. Ser realistas no está reñido con dibujar un horizonte de optimismo e ilusión a la ciudadanía.
También ERC ha arrastrado al PSC a firmar el Pacte Nacional per la Llengua y que, en el Congreso, tenga lugar una Comisión de Investigación sobre la ‘Operación Catalunya’. ¿No teme que en ambas materias el recorrido sea limitado y sirva al PSC para lavar su imagen y sacar rédito?
Intentamos combinar la oposición con la colaboración. De ahí responde el Pacte Nacional per la Lengua, del cual no compartimos que Junts y la CUP se hayan descolgado, y más en un contexto de emergencia lingüística donde el catalán ha pasado a ser un idioma de segunda en Barcelona y en otras ciudades del país. Podrían haberlo criticado pero sumándose igualmente. En cambio, restando al margen, provocan que la gente no entienda nada. Respecto a qué el PSC rentabilice estos acuerdos, no queda otra que mostrar nuestra ambición nacional con el fin que cumpla los compromisos adquiridos. Si lo hace, seguiremos hablando. Y si no, no llegaremos a nuevos acuerdos, como así ha ocurrido con los presupuestos, que Salvador Illa ha tenido que prorrogar.
En el capítulo de la financiación singular, el primer termómetro será en 2026, cuando está previsto que la Generalitat empiece a gestionar el IRPF. ¿Allí se demostrará si el PSC cumple?
Vienen tiempos decisivos. No solo en cuanto a recaptación del IRPF, cuya aplicación será determinante para que se encauce bien el diálogo sobre los próximos presupuestos; también respecto a la transferencia de la red de Cercanías y otras cuestiones.
¿Puede afectar ese diálogo a lo que ocurra a escala municipal, donde ERC apuesta por la implementación de una tasa turística, la rehabilitación de los barrios históricos y un plan para asegurar el acceso a una vivienda digna?
Entendemos que condicionar la dinámica parlamentaria a la política local sería un error. Ambas tienes que ir desligadas y más para ERC, que dada su tradición republicana, siempre ha hecho del municipalismo su terreno natural de actuación. Por contra, en lo que atañe a la vivienda, sí que nos preocupa su encarecimiento en toda Catalunya, en particular en Barcelona, donde la presión turística ha disparado los precios de los alquileres. Y lo mismo sucede en cuanto a la rehabilitación de los municipios: el PSC tiene que ser consciente de esa problemática y forzar al gobierno del PSOE para que derive a los ayuntamientos los fondos europeos, pues desde la proximidad es como mejor se gestiona. Así le exigimos, pues estamos ante una gentrificación verde que rompe el concepto de comunidad y la identidad de nuestros barrios y pueblos.
¿En un momento donde la extrema derecha se alimenta de la desorientación y la frustración de la ciudadanía, hay que incidir especialmente en estas cuestiones?
No podemos decir a los jóvenes de 35 años que, si desean emanciparse, tendrán que salir de su ciudad, vivir en un piso compartido y reducir la cesta de la compra. Hay que saber leer la situación y demostrar a la extrema derecha, a la cual hemos de reprobar moralmente, que tenemos propuestas más eficaces para mejorar la vida de la gente. A la postre, si queremos recuperar la hegemonía y avivar la consciencia nacional, debemos ofrecer soluciones y construir nuevas utopías. Una responsabilidad que no solo recae en partidos como ERC; también la sociedad civil ha de recuperar su capacidad movilizadora.

Plante de EH Bildu y C-Z a la Medalla de Oro a M. Torres por sus vínculos con Israel

Acusan a Lakua de acallar a una víctima en el acto de Gernika

‘La Revuelta’ astindu du Zetak-en ikuskizunak... eta Euskararen Nazioarteko Egunean

Desalojado el instituto de Martutene, el Ayuntamiento solo realoja a la mitad en La Sirena
