Después de cinco años de triunfos en femenino y singular (desde Dea Kulumbegashvili con ‘Beginning’ las Conchas han sido todas para mujeres debutantes), el terco papel de Zinemaldia como consagrador autoral empieza a ser marca de la casa. Sin embargo, si la Concha a ‘Los domingos’ se ha sentido como una excepción, no es sólo porque se trate del segundo premio a una cineasta vasca en toda la historia del festival. La película de Alauda Ruiz de Azúa también ha sido la primera clara favorita en muchos años de quinielas tibias o que, directamente, preferían a otras candidatas.

La sintonía del jurado de J.A. Bayona con la crítica y el público, además, habla en euskera y es idiosincráticamente vasca… Pero queda por ver si los agentes de distribución internacional están preparados para comunicar los gestos de desafío cultural que sostienen el punch de la trama, y por tanto, si pueden venderla tan bien afuera como hicieron con la ‘Sirât’ de Óliver Laxe.

En este sentido, el antecedente de ‘O corno’ resulta descorazonador: la película de Jaione Camborda tuvo un estreno difícil en España, una taquilla minsa en Francia y directamente anecdótica en Portugal y Hungría. ‘Tardes de soledad’ funcionó mucho mejor (que las últimas premiadas en Donostia, y que la filmografía de Albert Serra en general), pero la Concha le llegó sólo como cereza de la polémica que la inclinación taurina del film había despertado. Por lo tanto: la Concha para ‘Los domingos’ debe celebrarse como una victoria merecida pero de retorno local, al menos hasta que se demuestre lo contrario.

También queda plantearnos por qué no se repite en el concurso donostiarra la rabia que algunos medios mostraron ante el León de Oro “cobarde” y “apolítico” de ‘Father Mother Sister Brother’ hará unas semanas, al relegar en Gran Premio del Jurado a ‘La voz de Hind’, de la que se dijo merecía más en términos de relevancia social. También el palmarés de Zinemaldia ha dejado a ‘Historias del buen valle’ en un segundo puesto simbólico, con el Premio del Jurado.

¿No nos enfadamos porque la película de José Luis Guerín no se lee en clave tan política y de urgencia como la candidata de Kaouther Ben Hania? ¿O porque la organización y el público sí se han volcado en reivindicar la justicia de la lucha palestina? No sé qué tanto confundimos las responsabilidades de un palmarés.