
Ainara (Blanca Soroa) es una joven de 17 años que está a punto de concluir sus estudios en un colegio religioso y se dispone a elegir la carrera universitaria que va a emprender en un futuro muy próximo. Con una madre fallecida y un padre que aborda la paternidad desde la distancia, es en su tía Maite (Patricia López Arnaiz) donde encuentra el cariño y el sosiego que necesita en una etapa tan complicada como la adolescencia. Esa búsqueda del amor y el hecho de mirar el mundo adulto sin tener todas las claves es lo que lleva a Ainara a plantearse abrazar la vida de monja de clausura, una tentativa que pone a tambalear los cimientos de la propia familia.
Esta es la propuesta más reciente de Alauda Ruiz de Azúa tras las aclamadas ‘Cinco lobitos’ y ‘Querer’, y la directora alavesa no ha defraudado. Es más, la crítica y el público están elogiando este film que atraviesa las diferentes capas del amor y de la fe.
Ruiz de Azúa se adentra en la cuestión de la fe después de haber conocido, en una edad más joven, la historia de una chica que decidió decantarse por una vida en un convento, y esa idea regresó a su mente cuando ya trabajaba con el proyecto de ‘Cinco lobitos’. «Entonces entendí que podría abordar este tema desde el ángulo de la familia y que me iba a permitir hablar de las fragilidades del núcleo familiar», ha señalado en rueda de prensa.
A su juicio, existen vínculos entre los tres proyectos que ha dirigido, y es que sus narraciones se arman dentro del universo familiar. «Ponemos mucho esfuerzo en mantener a la familia, tenemos interiorizado que la familia ha de ser un sitio de amor, de paz, y no siempre es así, no siempre se construye desde ahí. Esa fragilidad de la familia que nos cuesta ver a veces está en las tres producciones».
A la figura de la tía Maite se le suma en esta ocasión el de la madre priora del convento, protagonizada por Nagore Aranburu (quien, por cierto, ha tenido que abandonar la rueda de prensa al tener que acudir al photocall de la película ‘Karmele’, en la que también participa). «He intentado construir la película desde la veracidad, hasta qué punto es realmente una llamada espiritual o es algo empujado por el mundo adulto. Qué papel juegan los adultos en esta historia, en la vocación, es muy importante a la hora de generar la narrativa», ha explicado la directora.
En cuanto a la construcción de sus papeles, Aranburu ha asegurado que ha intentado «entender» a la priora, «más que juzgarla». «Como es un personaje muro en la historia, he intentado dar veracidad a esa vocación. Tenía que ser un sitio de refugio, y tenía que ser veraz. Esa paz, ese no conflicto, es bastante inquietante».
Por su parte, Soroa ha explicado que es su primera incursión en el mundo de la interpretación, por lo que se ha guiado por las directires de Ruiz de Azúa. «He escuchado mucho a Alauda, que investigó mucho este tema. Hemos construido poco a poco a Ainara, hemos intentado entenderla y creo que lo hemos conseguido».
La directora ha explicado que generar debate –«y no combate»– es uno de los objetivos de la película. «He tenido fe en el espectador. En parte es una de las grandes apuestas de la película, que se cree un espacio para que el espectador saque sus conclusiones. Tenía que entender a todos los personajes, no caer en maniqueísmos ni ridiculizarlos. Es una película compleja que requiere conversación, debatir».

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