El diputado general de Araba, Ramiro González, ha recalcado este miércoles que la Diputación Foral «no puede impedir» que los equipos israelíes Maccabi y Hapoel Tel Aviv jueguen en el pabellón Buesa Arena de Gasteiz dentro de la Euroliga de baloncesto.

La Diputación, ha explicado González, es propietaria del pabellón, pero «el uso está cedido al Baskonia», club que «tampoco tiene la manera de impedir la participación» de los equipos israelíes porque eso está en manos de los organismos deportivos internacionales y del Gobierno español.

Así se ha expresado González en el pleno de las Juntas Generales de este miércoles a una pregunta del portavoz de Elkarrekin Podemos IU, David Rodríguez, que reclamaba que se impidiera a estos equipos jugar en Gasteiz ante el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza.

El diputado general, que ha reiterado su condena a este genocidio, se ha mostrado partidario de excluir a los equipos de Israel de las competiciones internacionales como se hizo con los de Rusia, cuando este país invadió Ucrania.

Pero la decisión la deben tomar –como ocurrió entonces– los organismos deportivos internacionales, que en este caso concreto es la Euroliga, a la que González ha hecho un llamamiento a tomar esta decisión. La otra institución que puede actuar es el Gobierno español porque «puede impedir a los equipos su llegada a España».

En cambio, ha asegurado, la Diputación «no tiene absolutamente ninguna posibilidad legal de impedir la utilización del pabellón». «No podemos cerrar con llave el pabellón ni impedir que se celebre un partido», ha añadido.

La patata caliente

Como es sabido, está previsto que estos dos equipos jueguen en Gasteiz contra el Baskonia en primavera: el 27 de marzo contra el Hapoel y el 7 de abril frente al Maccabi.

La Plataforma Palestinarekin Elkartasuna, impulsora de las protestas en las últimas visitas del Maccabi a Gasteiz, entre ellas un manifiesto que tuvo un amplio apoyo de instituciones, clubes deportivos y deportistas a título individual, consideró mediante un comunicado que la petición de Ramiro González a la Euroliga de impedir a los equipos israelíes llegar a la capital alavesa respondía «a un cálculo político, y no a una posición ética».

«De hecho, cuando el Maccabi jugó en Vitoria el curso pasado, la Diputación no tomó ningún tipo de medida», recalcaba en su comunicado Palestinarekin Elkartasuna.

En este juego de pasarse la pelota unos a otros para que nada cambie, la propia Euroliga se lava las manos todo lo posible. El director deportivo de Saski Baskonia, Félix Fernández, dejó claro que la postura del club está alineada con la posición de la Euroliga, que «permite que estos equipos jueguen». En este punto, ha apostillado que el Maccabi «es además accionista».

También es propietario de la máxima competición del baloncesto continental el CSKA de Moscú y fue expulsado de la competición en 2022 tras la invasión de Ucrania, sin fecha de regreso prevista. Ante este hecho, Fernández explicó que la diferencia radica en que «a nivel mundial se tomó una decisión con los rusos, pero con los israelíes no se ha dado el caso».

«Condenamos cualquier violencia, pero si la Euroliga no recibe un input directo, siguen participando. Esa es la situación». Por tanto, ha concluido que «nuestra posición (como propietarios de la Euroliga) es que sigan participando», remachaba Félix Fernández.

Los últimos pasos, con una presión creciente para apartar a los equipos israelíes de las competiciones continentales, han llevado al director ejecutivo de la Euroliga de Baloncesto, Paulius Motiejunas, a afirmar que la competición está «siguiendo la situación».

«No es que tengamos que tomar una decisión y la actuemos de inmediato, pero tan pronto como otras organizaciones deportivas comiencen a reaccionar, o incluso si la UEFA reacciona, hablaremos con los clubes», añadía Motiejunas.