Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA
Entrevue
Honey Thaljieh
Cofundadora de la selección femenina de fútbol de Palestina y embajadora del Athletic Club

«En Palestina tenemos resiliencia y fortaleza para levantarnos de debajo de los escombros»

Honey Thaljieh, excapitana de la selección femenina de fútbol de Palestina y embajadora del Athletic Club, amadrina el proyecto de colaboración entre la entidad deportiva y la Unrwa dirigido a niños refugiados en Siria. Celebra las muestras de apoyo a Palestina y pide un cese al fuego sostenido.

La excapitana de la selección femenina de fútbol de Palestina y embajadora del Athletic Club, Honey Thaljieh, amadrina el proyecto de colaboración entre la Fundación Athletic Club y la Agencia de la ONU para los Refuiados Palestinos (Unrwa).
La excapitana de la selección femenina de fútbol de Palestina y embajadora del Athletic Club, Honey Thaljieh, amadrina el proyecto de colaboración entre la Fundación Athletic Club y la Agencia de la ONU para los Refuiados Palestinos (Unrwa). (Aritz LOIOLA | FOKU)

Honey Thaljieh empezó a jugar al fútbol a los siete años en las calles de Belén, entre chekpoints, muros y barreras militares. Pronto se convirtió en su herramienta de lucha contra la ocupación israelí, los prejuicios sociales y religiosos, y las injusticias. Fue cofundadora de la selección femenina de fútbol de Palestina, de la que fue su capitana. En 2012 se convirtió en la primera persona de Oriente Próximo en obtener un máster FIFA del Centro Internacional de Estudios de Deporte.

Actualmente trabaja para la organización de fútbol internacional en el ámbito de la comunicación corporativa y relaciones públicas. Es también embajadora del 125 aniversario del Athletic Club. Como tal amadrina el proyecto de colaboración entre la Federación Athletic Club y la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, Unrwa, para «fortalecer el acceso a la educación física» de 8.214 niños refugiados palestinos en Siria.

La Unrwa gestiona en este país árabe 9 campos de refugiados, más de 100 escuelas y 23 centros de salud, dando asistencia básica a más de 438.000 personas.

El 4 de octubre salió al césped de San Mamés junto a refugiados palestinos en Euskal Herria y representantes de la Unrwa, mientras en los videomarcadores se leía el mensaje ’Athletic Palestinaren alde. Stop genozidioa’ y la grada gritaba «Palestina askatu».

Thaljieh, quien atendió a los medios tras la presentación de este acuerdo, destaca «la resiliencia y fortaleza de los palestino para levantarnos de debajo de los escombros y contar otra historia al mundo». Si bien celebra el alto el fuego vigente, pide ir más allá. Advierte que la paz solo conseguirá cuando se acabe con el apartheid y la ocupación.

¿Cómo vivió el homenaje del pasado 4 de octubre ante un abarrotado San Mamés?

Con sentimientos encontrados. Por una parte, sentí una inmensa emoción y no podía contener las lágrimas al ver a más de 50.000 personas de pie en solidaridad con Palestina y con un único mensaje, poner fin al genocidio. Es un gran orgullo sentir que los palestinos no estamos solos y que nuestra voz es escuchada.

Pero, al mismo tiempo, sentí tristeza por tener que hacer un acto así y tener que exigir el fin de un genocidio que comenzó hace dos años. La historia no olvidará el apoyo mostrado por los vascos en el campo de juego ese 4 de octubre. Es una fecha que jamás olvidaremos los palestinos.

Sin embargo, la Liga censuró las imágenes del homenaje. ¿Qué les diría a quienes tomaron esta decisión?

Lo que se vivió en el césped de San Mamés y en las gradas fue un acto de humanidad, de justicia, de dar voz a los palestinos y de gritar ‘ya basta’. Nada tiene que ver con la política.

A quien decidió no mostrar esto, no sé qué decirle porque hablamos de humanidad, de que se deje de masacrar, de torturar y de matar a los palestinos.

Son décadas y décadas de sufrimiento, no solo hablamos de estos dos últimos dos años que nos han sacudido a todos por su extrema intensidad. El genocidio no será olvidado así como así. Y los responsables deben rendir cuentas por ello.

El próximo 15 de noviembre las selecciones de Euskal Herria y Palestina se medirán en el campo. ¿Qué espera de este partido?

Espero ver a miles de personas en el estadio con banderas, pancartas y muestras de apoyo a Palestina y que esta vez sí sea retransmitido en televisión y se emita en todas partes para que el mundo vea que el fútbol es también solidaridad, justicia y una actitud de humanidad.

Deseo que sea un gran partido y que sirva para ayudar a los palestinos en Gaza. Y que cuando se juegue los bombardeos hayan parado y que los gazatíes tengan la certeza de que no van a morir bajo las bombas o en otras duras circunstancias.

Tengo la esperanza de que para el 15 de noviembre la situación sea mejor y que los palestinos que vengan a San Mamés puedan celebrar junto a su selección y a los vascos.

¿Cómo valora las masivas protestas contra la participación del equipo Israel-Premier Tech? En Bilbo, interrumpieron la carrera, obligando a adelantar la meta.

La fuerza de la ciudadanía y su capacidad de movilización son muy importantes; nunca deben ser subestimadas. La clase política, los países y el mundo nos han fallado a los palestinos. Solo la solidaridad y la fortaleza de la sociedad civil nos dan la esperanza de que el futuro puede ser mejor.

Aprecio todas y cada una de las muestras de apoyo y de solidaridad y las demandas de justicia, más aún cuando los políticos y gobiernos nos han fallado.

Pese al genocidio, no ha habido sanciones ni otro tipo de medidas contra los equipos israelíes.

Vivimos en un mundo racista y discriminatorio. Los derechos humanos son selectivos dependiendo de la nacionalidad, raza, etnia y color. Espero que llegue un día en que seamos congruentes en la defensa de los derechos humanos y no hagamos una defensa selectiva de los mismos. Cuando se trata de otro grupo étnico, religión y color, no se habla de personas sino de números.

 

«Que haya un alto el fuego no significa que el conflicto esté resuelto. Es tan solo un primer paso para poner fin a 77 años de ocupación ilegal»

A los palestinos se nos presenta como si fuéramos simples números. Si dices estar a favor de los derechos humanos, debes ser congruente y defender los derechos humanos de todos sin hacer distinciones y sin dobles raseros.

¿Cómo valora el plan de Donald Trump para Gaza?

Como palestina, doy la bienvenida al alto el fuego porque es un atisbo de esperanza para parar el genocidio. Pero necesitamos que sea de larga duración, que se ponga fin a la ocupación ilegal israelí y se acabe con el apartheid, entre la ayuda humanitaria a Gaza y se empiece a reconstruir la Franja.

Queremos un escenario de paz y no un alivio momentáneo. Y que se haga justicia. No puedo explicar con palabras el sufrimiento que han padecido en Gaza niños, padres, madres, abuelos… Merecen que se rindan cuentas y se busque a los responsables de este genocidio.

 


«Espero ver a miles de personas con banderas, pancartas y muestras de apoyo a Palestina y que esta vez sí sea retransmitido en televisión»

Dicho esto, celebramos este primer paso. Queremos ver la implementación de las siguientes fases del plan. Aún queda un largo camino por recorrer para garantizar que el genocidio no se vuelve a repetir. Eso es lo importante.

Si hay sinceridad y la comunidad internacional en su conjunto reclama el fin de la ocupación y del apartheid, entonces tendremos esperanzas de un futuro mejor y podremos vislumbrar un camino hacia la paz.

¿Teme que este acuerdo haga decaer el apoyo a Palestina o que algunos den por hecho que el conflicto ya está resuelto?

Sí, me preocupa porque el problema no se ha resuelto y nos llevará años hacerlo. Que haya un alto el fuego no significa que el conflicto esté resuelto; estamos muy lejos de que se ponga fin a la ocupación, al apartheid, a los checkpoints, al muro de separación. Es tan solo un primer paso para poner fin a 77 años apartheid y de ocupación ilegal.

Ha sido la movilización popular la que ha presionado a gobiernos, políticos, líderes a dar este paso por la paz y a parar el genocidio. Espero que el mundo siga alzando su voz y que continúe siendo solidario con Palestina.

¿Cuándo vio en el fútbol una herramienta de denuncia y empoderamiento?

Tenía siente años cuando empecé a jugar en la calle con mis amigos. El fútbol era una vía de escape al trauma que provoca vivir en una zona de guerra. Crecí rodeada de muros, controles, restricciones... Pronto empecé a ver el fútbol como algo más que un juego o una competición; se convirtió en mi herramienta de lucha contra las injusticias, prejuicios… Ese es el compromiso que asumí siendo adolescente y que mantengo a día de hoy.

Creo en el poder de transformación del fútbol. Esta disciplina deportiva transformó mi vida y, de la nada, me ha traído a la posición en la que estoy.

El documental dirigido por Eric Cantoná sobre su trayectoria futbolística refleja las dificultades que las mujeres palestinas enfrentan para jugar a fútbol, no solo por la ocupación israelí sino también por motivos religiosos y sociales.

En mi época que las niñas jugaran a fútbol era en sí un gran desafío. Pero, esto no solo ocurre en Palestina, también sucede en el resto del mundo. En Europa, donde llevo residiendo los últimos diez años, he sido testigo de la lucha de las mujeres por hacerse oír, por ser incluidas en los órganos de decisión y por conseguir inversiones, patrocinios y poder tener presencia en los medios de comunicación.

«La historia no olvidará el apoyo mostrado por los vascos en el campo de juego ese 4 de octubre. Es una fecha que jamás olvidaremos los palestinos»


En Palestina a ello se suma el contexto político y todos los obstáculos derivados de la ocupación. No sabes contra qué luchar primero; si contra las críticas y prejuicios sociales y religiosos que consideran que el único sitio de la mujer es la casa o contra la ocupación. Es una gran lucha a todos los niveles que las palestinas hemos ido dando. Paso a paso hemos llegado hasta aquí.

Cuando empecé éramos solo cinco chicas. Ahora, tenemos miles de jugadoras y más de 30 equipos, una liga, una selección nacional femenina. Hemos demostrado que jugar a fútbol nada tiene que ver con la religión o con convenciones culturales. Es un deporte para todo el mundo sin importar el género o la religión.

Usted creció en Belén. Muchos temen que Cisjordania se convierta en una nueva Gaza. ¿Cómo describiría la situación actual?

Es preocupante. Cisjordania está rodeada de colonias en todas las direcciones, consideradas ilegales por las leyes internacionales y organizaciones de derechos humanos. Belén es una pequeña ciudad rodeada por más de 120 checkpoints y barreras que Israel decide cuándo abrir o cerrar. Es como vivir en una prisión.

 

«A los palestinos se nos enseña a amar la vida y a luchar por la equidad y la justicia; no somos como nos presenta la propaganda israelí, seres inferiores sin educación, yihadistas a quienes se nos adoctrina para odiar al otro»

La situación económica es horrible; no hay empleo y en una ciudad como Belén el turismo es prácticamente inexistente. El contexto en el que han crecido las generaciones posteriores a la mía es aún peor. Mis sobrinos no tienen ni espacio físico para jugar en la calles y menos aún posibilidad de soñar con un futuro distinto. Israel cerró hace poco la frontera con Jordania, así que nadie puede salir. Pero esto no tiene reflejo en los medios.

Por eso cuando se habla de alto el fuego, pedimos que se hable también del fin de la ocupación, de las colonias ilegales y se trace un camino hacia la creación de un Estado palestino independiente.

Afirma que desea difundir una imagen diferente sobre Palestina. ¿Es posible otra narrativa?

Definitivamente, otra narrativa es posible. A los palestinos se nos enseña a amar la vida y a luchar por la equidad y la justicia y no somos, como la propaganda israelí nos presenta, seres inferiores, yihadistas, sin educación y a quienes se nos adoctrina para odiar al otro.

Tenemos resiliencia y fortaleza suficiente para levantarnos de debajo de los escombros y contar otra historia al mundo. Y lo hemos demostrado. Tenemos sueños, ambiciones, estudios, talento; nunca nos rendimos. Esto es algo que se nos debe de reconocer.

Queremos la paz y vivir independientemente. Queremos que nos traten con equidad porque no somos números.

¿Cómo se mantiene la esperanza en las actuales circunstancias?

Es muy difícil cuando no sabes si habrá un mañana, cuando tu hogar ha sido destruido, cuando tus memorias han sido borradas o cuando han muerto tus seres queridos. ¿Qué se le dice a alguien que ha perdido a toda su familia, a un niño que ha visto a sus padres despedazados por las bombas?

No me siento capaz de decirle alguien que no pierda la esperanza porque resulta algo abstracto. Aún así quiero creer que el mañana será mejor. Por eso sigo hablando e intentando transmitir al mundo otra narrativa.

Lo que alimenta mi esperanza es ver que aún hay buenas personas que se solidarizan con Palestina y quieren oír nuestras voces.