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Lula da Silva sale de prisión tras un cambio de criterio del Supremo

El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha abandonado hoy su celda en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, donde cumplía una condena por corrupción desde hacía 1 año y 7 meses, tras la decisión adoptada anoche por el Tribunal Supremo que declaró inconstitucional encarcelar a condenados que no hubieran agotado sus recursos.

Lula da Silva, junto a sus seguidores a su salida de prisión. (Henry MILLEO/AFP)
Lula da Silva, junto a sus seguidores a su salida de prisión. (Henry MILLEO/AFP)

Hace menos de una hora (21.41 GMT), el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha salido a pie de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, capital del estado de Paraná, donde estaba recluido desde el 7 de abril de 2018.

El exmandatario ha salido acompañado por sus abogados; su actual pareja, Rosangela da Silva, y algunos de sus principales correligionarios –entre ellos quien le sustituyó en la carrera presidencial, Fernando Haddad–, y entre los vítores de los cientos de simpatizantes que habían llegado hasta los alrededores de la sede policial para recibir al líder socialista.

«¡Lula libre!¡Lula libre!», gritaban los seguidores de un Lula vestido de traje y que se ha dirigido hacia ellos, tras abrazar a algunos de sus familiares en la puerta de la sede de la Policía Federal.

Apenas una hora antes, el juez federal Danilo Pereira había ordenado su liberación en cumplimiento del reciente fallo del Tribunal Supremo (STF) que establece que los condenados no empiecen a cumplir sentencia hasta que se haya agotado el largo proceso de apelaciones y esta sea firme.

La excarcelación de Lula había sido solicitada hoy mismo por su defensa, en base al fallo dictado anoche por la máxima corte del país, que, en una ajustada votación por seis a cinco, determinó que la prisión de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos es inconstitucional.

Lula estaba preso desde el 7 de abril de 2018, cuando comenzó a cumplir una pena de ocho años y diez meses por corrupción en Curitiba tras ser condenado en segunda instancia, acusado de recibir como soborno un apartamento de playa de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con la petrolera Petrobras. Una acusación que el expresidente siempre ha negado.

Ahora esperará en libertad hasta que agote todos los recursos disponibles en el sistema judicial brasileño, según decidió el Supremo anoche.