Edificio Pescadería, una resurrección al servicio de la Parte Vieja de Donostia
Mercado, pista polideportiva y ambulatorio. Son las tres patas sobre las que se asienta la reforma del edificio Pescadería, uno de los dos que componen el conjunto de La Bretxa, en Donostia, y que se calcula que podría entrar en funcionamiento durante la primera mitad de 2023.

El entorno de La Bretxa, en la Parte Vieja de Donostia, se encuentra inmerso en un proceso de renovación que va a transformar su cara y que recuperará la vida que tuvo en el pasado. Esta mañana los medios de comunicación han tenido la ocasión de visitar las obras del edificio Pescadería, que más tarde acogió unos cines y que durante los últimos años ha permanecido cerrado.
La cita estaba fijada junto a los comercios que se encuentran en el centro de la plaza, en un levante bautizado popularmente como ‘el tupper’ y que está destinado a desaparecer para crear un espacio diáfano y libre. Al lado se encuentran los puestos de verduras, hortalizas, flores y otros productos procedentes de caseríos cercanos.
Estos puestos, provisionalmente instalados bajo una carpa de plástico, quedarán definitivamente ubicados justo enfrente, en la parte trasera del edificio que da al Boulevard. A día de hoy ocultan a la vista la entrada principal al edificio Pescadería, donde aguardaban esta mañana responsables de la obra y el alcalde, Eneko Goia.
La planta a ras de calle estará totalmente ocupada por el mercado tradicional, con una treintena de puestos que a día de hoy conviven en el sótano con un supermercado. Este se ‘moverá’ hacia el hueco que dejen los puestos y ganará algunos metros cuadrados. Al mismo tiempo dejará libre una parte al fondo, que se utilizará para infraestructuras del mercado: almacenes, vestuarios…
Subsanar un «error» histórico
Arriba, una travesía principal cruza hasta la calle Iñigo. A la izquierda habrá una calle paralela más estrecha, donde se ubicarán los puestos de pescado y marisco. Ambas estarán cruzadas por una calle que unirá San Juan y Aldamar. Goia ha remarcado que con este traslado se subsana el «error» que a su juicio supuso llevar el mercado tradicional al sótano, donde quedó oculto. Lo cierto es que, si bien hubo un momento en el que parecía que los mercados tradicionales eran una especie en vías de extinción, actualmente son lugares con prestigio y un potente poder de atracción.

Las plantas 1, 2 y 3 están divididas en dos partes, norte y sur. En el lado sur, el que da hacia la plaza, la primera planta se destinará a la promoción del producto local, con exposiciones, degustaciones y otros eventos. Este espacio cuenta con un hueco central, rodeado por una barandilla, que da sobre la calle principal del mercado. Aquí se va a recuperar en su integridad la vidriera original de estilo ‘art déco’, realizada por la casa francesa Maumejean y que fue amputada en su día.
Por encima se ha diseñado un enorme espacio que dará respuesta a una larga demanda del barrio y de la ikastola Orixe, una instalación deportiva cubierta. En este lugar estaban las salas del cine. La mayor parte estará ocupada por una cancha para la práctica de diferentes deportes: fútbol sala, baloncesto, balonmano, voleibol…
Los técnicos han afrontado aquí su mayor reto, al tener que eliminar dos pilares que sujetaban el tejado, sustituyéndolos con cerchas. Todo el perímetro y parte de la cubierta contarán con cristaleras que permitirán el paso de la luz natural. El espacio se completará con un gimnasio, vestuarios y un pequeño graderío en altura.
Nuevo ambulatorio
En la parte norte del edificio se instalará el nuevo ambulatorio de Osakidetza para Alde Zaharra y el Centro, que tendrá una entrada independiente por la calle Aldamar y que sustituirá al que actualmente existe en la calle Esterlines, mucho más pequeño y de difícil acceso. Además contará con un servicio especializado en psiquiatría pediátrica. El alcalde ha indicado que se espera tener esta zona lista para el próximo abril, aunque luego será el Servicio de Salud el que tenga que diseñar sus propios ritmos para equipar los espacios y trasladarse.

Este movimiento puede generar un efecto dominó a más largo plazo. Goia ha indicado que se baraja la opción de que al edificio de Esterlines, que quedará en manos municipales, se trasladen servicios como Donostia Festak, actualmente en la Plaza de la Constitución. Y así se libraría el salón de plenos del antiguo ayuntamiento –ahora usado como oficina– para actividades más acordes al lugar como charlas o presentaciones.
También ha explicado que Osakidetza ha pedido seguir disponiendo del local en el que se ubica la Casa de Socorro de la calle Bengoetxea, también de propiedad municipal, aunque desconoce si para mantener la misma actividad o para algún otro proyecto.
Incluyendo el sótano, todo el edificio suma unos 7.000 metros cuadrados, y el presupuesto de esta reconversión ronda los 30 millones de euros. A ello cabe añadir la intervención en la plaza adyacente y la que ya está en marcha en la cercana plaza Sarriegi. Eneko Goia ha destacado la relevancia de recuperar este edificio también desde el plano emocional, especialmente para los y las donostiarras que conocieron el antiguo mercado de La Bretxa.

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