A las 7.39 del 11 de marzo de 2004 comenzaron las primeras explosiones del peor atentado en la historia del Estado español. Cerca de 200 muertos y cientos de heridos. El Gobierno español acusó a ETA, y la casi totalidad de partidos políticos (vascos incluidos) y medios de comunicación (vascos incluidos) siguieron la versión marcada desde el Ejecutivo de Aznar. Arnaldo Otegi y la izquierda abertzale negaron la autoría de ETA en menos de dos horas, pero la mentira del Gobierno español llegó, casi, hasta el domingo de elecciones. El acoso provocó la muerte a tiros de Angel Berrueta, el domingo el PP caía en las elecciones y Rodríguez Zapatero se convertía en presidente del Gobierno español. La semana acababa con otra muerte en Euskal Herria, Kontxi Sanchiz fallecía de un infarto tras una carga de la Ertzaintza en Hernani.
Fueron cuatro días que retrataron a cada uno y marcaron, con demasiada sangre, un antes y un después en el devenir político. Fueron cuatro días que puede que muchos prefieran olvidar, pero que son necesarios recordar.