Beñat Zaldua
Barcelona

Barrena propone «justicia transicional» y su intervención es agradecida por la hija de Lluch

El escenario y la fecha elegida por la izquierda abertzale para reiterar que lamenta «el daño que de manera no deseada» haya podido causar a las víctimas de ETA fue especialmente relevante: Pernando Barrena explicó esa reflexión en una jornada en memoria de Ernest Lluch, en el aniversario de su muerte.

Barrena saluda a Rosa Lluch en la conferencia de Barcelona. (Albert GARCÍA)
Barrena saluda a Rosa Lluch en la conferencia de Barcelona. (Albert GARCÍA)

«Nadie debe sentir temor de hablar sobre lo ocurrido; esto nos hará más libres, asegurará la reconciliación y garantizará que nunca se repita lo acaecido». La izquierda abertzale habló ayer muy claro sobre «la asignatura pendiente de las víctimas». Lo hizo su portavoz Pernando Barrena en un escenario igualmente extraordinario: la jornada «Parlem d'Euskadi», celebrada en la Universitat de Barcelona en memoria de Ernest Lluch bajo el lema ‘Las otras víctimas y su papel en el nuevo escenario’.

Ante un auditorio repleto de víctimas, tanto de ETA como del Estado y de la guerra sucia -Rosa Lluch, Gorka Landaburu y Carmen Galdeano, entre otros-, Barrena constató la existencia de «una necesidad real y colectiva de abordar el tema de las víctimas como personas que viven su sufrimiento de una manera individual y única, sin caer en uniformizaciones ni falsas equiparaciones». Y advirtió de que «cuando ese sufrimiento deje de ser ‘nuestro’ o ‘de los otros’ para ser ‘el de todos’, entonces, empezaremos a hacer posible la convivencia e, incluso, la reconciliación».

En este sentido, el portavoz de la izquierda abertzale, que estuvo acompañado de Txelui Moreno, comentó que «si bien debemos tratar de buscar toda la verdad, esta verdad completa será la suma de diversas e, incluso, de diferentes verdades», y para explicar la necesidad de hacerlo recurrió a una frase de Thomas Mann: «Con el tiempo, es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil».

Barrena confesó que antes de acudir al acto en Barcelona con los familiares de víctimas habló con Arnaldo Otegi, encarcelado, y este le pidió «expresamente que abriera los canales de comunicación para dialogar con las víctimas que tengan predisposición para ello».

Este es el contexto en el que la izquierda abertzale hizo suyas las palabras de Otegi publicadas en ‘El tiempo de las luches’ y asumió que «mediante sus declaraciones o actos [la izquierda abertzale] ha podido proyectar una imagen de insensibilidad frente al dolor causado por las acciones de ETA». «Ante ello, lamentamos el daño que de manera no deseada hayamos podido añadir por medio de nuestra posición política o que desde la labor de portavocía hayamos podido ocasionar», añadió Barrena, quien reconoció que «en la crudeza de la confrontación nos ha faltado hacia unas víctimas la sensibilidad mostrada con otras». «Lo reconocemos sin ambages, y deseamos que sea aceptado con la misma sinceridad con la que hoy lo decimos», sentenció.

«Como portavoz de la izquierda abertzale-Sortu, quisiera dejar constancia de nuestro profundo pesar tanto por las consecuencias trágicas derivadas de la actividad de ETA como por nuestra posición política con respecto a las mismas, en la medida en que esta haya podido suponer, aunque no de manera intencionada, un dolor añadido o un sentimiento de humillación para las víctimas. Simple y llanamente, lo sentimos, y lo sentimos mucho», añadió Barrena.

La izquierda abertzale quiso dejar claro que «nadie debe eludir su responsabilidad en el conflicto político vasco», por lo que «también el Estado español y el francés deberán reconocer el dolor causado a nuestro pueblo y a los miles de hombres y mujeres del país que han sufrido en sus propias carnes la represión».

«Gracias a ti también, Pernando»

Al término de su discurso, la hija de Ernest Lluch, Rosa Lluch, saludó a Barrena con un beso. Fue ella la encargada de cerrar el acto, agradeciendo las palabras del portavoz abertzale –defendió que «son un paso adelante»– y confesando que se había sentido «muy cerca» de todos los ponentes pese a la variedad del contenido de sus intervenciones. «Gracias también a ti, Pernando; para nosotros no es fácil, pero creo que para vosotros tampoco debe serlo», manifestó.

Rosa Lluch señaló que «creo firmemente que hoy ha sido uno de los actos que más habrían satisfecho a mi padre, el acto más útil, porque se ha hecho uso de la palabra con libertad».

Antes de Barrena tomaron la palabra desde el expresidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Catalunya, Robert Manrique, hasta la abogada Carmen Galdeano -hija de Xabier Galdeano, muerto por los GAL-, pasando por el periodista Gorka Landaburu, la escritora Verónica Portell o el que fue obispo de Donostia Juan María Uriarte.

Rosa Lluch comentó que, para las víctimas, «la opción de no hablar debería ser tan legítima como la de hablar» y, al mismo tiempo, expresó su repulsa «a que unos cuantos quieran hablar en nombre de todas las víctimas». Defendió igualmente que a las víctimas «no se las puede obviar ni esconder, a las de ningún tipo», y dijo que, personalmente, cree que «no deberían participar en la toma de decisiones de un proceso de paz». «Porque estamos demasiado afectados», puntualizó.

«No sé si Otegi debería estar en la cárcel»

Se refirió al proceso abierto en Euskal Herria tras el cese de la actividad armada de ETA y, al respecto, indicó que son importantes tanto las palabras como los gestos y criticó que se abunde en la «necesidad de la humillación» y de la «necesidad del perdón» porque, en su opinión, «no es el momento de tanta sutileza».

En este sentido, mencionó al dirigente independentista Arnaldo Otegi, «que está en la cárcel, donde no sé si debería estar en un contexto como este», apostilló.