Como todo bloqueo, el que impone Israel sobre Gaza es bidireccional. Pese a que lo más habitual es poner el foco en que el bloqueo impide la llegada de bienes de primera necesidad al territorio palestino, no hay que olvidar que las restricciones israelíes impiden también la salida de personas y bienes de Gaza al exterior. El caso de los pescadores palestinos, que no pueden alejarse más de tres millas de la costa, es la muestra más viva de esta realidad.

Con esto en mente y de forma paralela a la ‘Flotilla de la Libertad’, la campaña ‘Rumbo a Gaza’ ha impulsado este año el ‘Arca de Gaza’. Se trata de una iniciativa para construir un barco en la Franja, romper el bloqueo de forma inversa a la flotilla y exportar productos palestinos al exterior.

La embarcación será construida por armadores palestinos en colaboración con activistas y expertos internacionales, que facilitarán los materiales y las tecnologías que, normalmente, el bloqueo impide que lleguen a Gaza. De esta forma, los impulsores aseguran que el proyecto servirá también para reactivar mínimamente la pequeña industria naval del territorio, reducida a la mínima expresión por culpa de las restricciones israelíes.

Pero los propios promotores de la iniciativa huyen de la definición de «ayuda». «Aunque sólo ayudará a aliviar de una forma muy limitada la crisis de desempleo de Gaza pagando salarios a los constructores del barco y proporcionando oportunidades de negocio a comerciantes, el ‘Arca de Gaza’ no es un proyecto de ayuda. Es una acción pacífica contra el bloqueo que Israel unilateralmente y sin justificación impone a Gaza», se puede leer en la web de la iniciativa.

Si el «Arca de Gaza» consigue burlar el bloqueo y salir a al Mediterráneo, decenas de pequeños productores palestinos tendrán la ocasión de vender sus productos fuera de Gaza, en un negocio en el que ya se han comprometido varias empresas y ONG de diferentes países.