Militares israelíes han denunciado que el Ejército incumplió sus propias normas durante la ofensiva del pasado verano sobre la Franja de Gaza, con «un uso excesivo de la fuerza, menosprecio por las vidas de los civiles o bombardeos arbitrarios con artillería».
«El Ejército israelí arrojó su código ético por la ventana sin decirles nada a los soldados ni a los ciudadanos de Israel», ha afirmado un portavoz de la asociación de exmilitares Breaking the Silence, Avner Gevaryahu.
Este grupo ha recopilado los testimonios de 111 militares que estaban en activo durante la ofensiva. La operación duró 50 días y costó la vida a casi 2.200 palestinos, la mayoría civiles, y a 66 militares y seis civiles en la parte israelí.
En concreto, de estos relatos se desprende que el Ejército hizo un uso excesivo de la fuerza y que se autorizó disparar «contra cualquier persona que se moviera» en algunas zonas, lo que daba más seguridad a los soldados a costa de la de los civiles. Además se empleó el fuego de artillería sobre zonas pobladas.
«La voluntad de aterrorizar y disuadir a los palestinos han provocado daños ingentes y sin precedentes a la población de Gaza y a la infraestructura civil», argumenta Breaking the Silence. En este sentido, ha señalado a «las más altas instancias de mando».
El Ejército ha salido ya al paso de estas críticas y ha ha basado su argumentación en apuntar que Breaking the Silence «no tiene pruebas sólidas para sustentar estas afirmaciones».