Iñaki Zaratiegi
Elkarrizketa
JULIÁN HERNÁNDEZ

«Sobrevivir 35 años en la música es una barbaridad, da vértigo»

Fuimos un grupo vigués» proclama desde hace años el conjunto rockero Siniestro Total, con su particular sentido del humor. Precedidos por los tanteos grupales de Coco y 1.500 y Mari Cruz Soriano y los que Afinan su Piano, y con un nombre de guerra salido del percance de su R12 que acabó en la chatarra, acumulan 35 años de andadura desde su debut en 1981 en los Salesianos de Vigo. La actual alineación pervive desde hace quince años y estrena el disco “El mundo da vueltas”, cuya gira de presentación ha pasado por Euskal Herria. Primero por el I. DorDoka Fest, en el frontón del Antiguo donostiarra, con masiva fiesta en la que abrieron fuego los locales Rural Zombies y Skakeitan y la cerró Amparanoia, tras el brioso show de los gallegos. Los de Vigo han estado después en el Kafe Antzokia de Bilbo y en la sala gasteiztarra Jimmy Jazz.

Nuevas muestras de su enganchón rock-blues con himnos que ponen a bailar hasta a los camareros (“Dile adiós al rock and roll”, “Minha terra galega”, “Cultura popular”, “Camino de la cama”, “Diga qué le debo”, “Vamos muy bien”, “Cuanta puta y yo qué viejo”, “Ayatolah”, “Bailaré sobre tu tumba”, “Quiénes somos, de dónde venimos”…). Siguen cantando al campeón finlandés de Fórmula 1 Keke Rosberg (padre de Nico, campeón en 2016) paseando sobre el agua para convencer a la humanidad de su misión divina o informándonos de que “Dios no juega a los dados” (“Black Jack”), homenajeando a los Kinks (“Tumbado a la bartola”, “David Watts”), presentando nuevo material (el citado “El mundo da vueltas”) y despidiéndose con “Somos Siniestro Total”, revisión del “Highway to Hell” de AC/DC: «Somos seres racionales de los que toman las raciones en los bares».

Julián Hernández Rodríguez-Cebral, nacido en Madrid en 1960 («soy el gallego más madrileño, nací en Madrid, pero por casualidad») es letrista mayor, voz cantante y portavoz oficial de los ST, y además de rockero ha tenido escapadas como actor (“La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos”, “Off”, “Sex”, “Caspa Brothers: The Movie”, “Shacky Carmine”), gestor discográfico independiente (Baterías Taponadas, Discos de Freno) o literato en prosa con “¿Hay vida inteligente en el Rock & Roll?” y “Sustancia negra”. Musicólogo y conocedor de la vieja discografía pop, el sustituto en tareas vocales del fugado –«por diferencias musicales»– Miguel Costas explicó a 7K su filosofía estilística y profesional y reflexionó sobre su permanencia en escena en tiempos de cambios y mudanzas.

Tras tantas vueltas con los formatos para canciones grabadas (K7, LP, CD…) parece volverse al punto de partida del pop-rock: canciones sueltas. Aunque más para internet que para la radio.

La posibilidad de sacarlas en la red hace que eso sea factible. Como diría Lope de Vega: «En horas 24 pasas de las musas al teatro». Las grabas y las pones en la red para todo el mundo. El que quiera el objeto físico del vinilo y todo eso es ya otra vaina. La idea del disco conceptual es casi de los años 60-70 y el formato más pop fue siempre ir grabando canciones y cuando tenías unas cuantas las juntabas en un disco grande.

ST graba en casa, envía las pistas al productor Joe Hardy en Houston, que devuelve la mezcla, se corrige si hace falta y canción lista. Todo en tiempo real, continuado, ¿El futuro era esto?

Pues debe ser. Es una manera de trabajar muy cómoda. Gracias a esas facilidades técnicas, que son fulgurantes, podemos colaborar con él, porque si no habría que volar cada dos por tres a Houston a grabar. Lo suyo es hacerlo aquí, enviarle el trabajo y él nos envía de vuelta el resultado.

El LP sobrevive heroicamente tras la puñalada casi mortal que le asestó el CD.

No está obsoleto, nunca ha habido más platos o tocadiscos en tiendas físicas o en la red y se compran vinilos en cantidad casi semejante a la de antes de que desapareciera de la primera línea del mercado porque se funcionaba más con casetes. Era un electrodoméstico relativamente raro. El gran cambio fue el boom del CD; todo el mundo podía tener un reproductor. Un superventas español podía vender 30.000 LPs y 50.000 era disco de oro, pero con el CD ¡se llegó a un millón! Ya hubo antes unos comediscos singles para coches, muy divertidos. Mi padre tenía uno y yo le iba pasando los vinilos. Pero el K7 y el CD hicieron que montones de discos se escucharan en el coche.

Parece que más que vender música la industria nos tienta con nuevas formas de almacenarla (single, EP, LP, K7, CD, DVD…) y sobre todo nuevos y más caros aparatos en los que escuchar las mismas canciones favoritas: aparatos de radio, transistores, tocadiscos, casetes, reproductores de CD, de vídeo, de música en la red…

Es una especie de cadena. Pero la industria se pilló los dedos y cabó su propia tumba con el CD. Ganó una barbaridad de dinero, pero el propio formato era asesino. En el momento en que la gente pudo grabar CDs en casa el formato cayó en picado. Y con la red, ni te cuento.

La red es el paraíso del melómano: puedes conocer y comprar una ingente cantidad de música.

O un infierno, según lo mires. Al no haber filtros puedes acabar cual pulpo en garaje: tengo todo, pero no sé qué quiero. Si tienes criterio y sabes qué quieres, genial. Pero si buscas al tuntún acabas en las listas horrorosas de Spotify. Los filtros eran la radio, la prensa musical, incluso la crítica de discos en la prensa generalista. Pero todo ha cambiado y hay que currárselo para encontrar lo que te interesa.

Todo este cambio está acabando con la trama de promoción-distribución-compra, incluidas casi todas las tiendas de discos. ¿Y las discográficas? ST no tiene ya ese apoyo.

Estamos sin discográfica desde hace mucho tiempo y tan contentos. Grabamos y lanzamos nuestras canciones. Este disco ha salido en Trilobite Records, compañía pequeñita que solo saca vinilos y en tiradas cortas; nos hace un excelente trabajo de artesanía.

Han dicho ustedes que han vuelto a las catacumbas, «de las que a lo mejor nunca teníamos que haber salido».

Cuando en la industria española se convirtieron en nuevos ricos y vendían cantidades industriales había que hacer todo a lo grande. Fichamos por BMG, uno de los gigantes del negocio. Un simple coche de un ejecutivo de la discográfica valía más que todo nuestro equipo de sonido; se tiraba el dinero. Así que todo cambió un día radicalmente. Ahora puedes grabar mil cosas en tu ordenador de casa antes de llevarlas a un estudio.

La portada del nuevo disco es una «intervención» de Depende Durante sobre el «Inferno» del pintor Giovanni da Módena (siglo XV).

Depende es Fernando, de Bilbo, que diseña, pinta y todas esas cosas. Dando vueltas a la portada vimos que en los dispositivos electrónicos se ven malamente y se tiende a hacer cosas muy simples para que se vean mejor. Nosotros llegamos a la conclusión contraria: hacer algo muy barroco. Si se busca bien contiene referencias gráficas a cada canción del disco, pero solo lo puedes comprobar con el disco en la mano porque en un dispositivo electrónico se ve mal. Es algo muy premeditado, sin que aparezca el nombre del grupo ni el título del disco, sin pistas. Puede parecer un delirio, pero funciona muy bien como conjunto. Es aquello de «todos al infierno», un fresco del año 1410, siglo largo antes que el “Jardín” de El Bosco, que es de principios del XVI. Una narración apocalíptica de lo que era el infierno para aquella pobre gente que debía hacer promesa firme de portarse bien ante la terrible amenaza que le esperaba tras la muerte.

Siniestro siempre ha sido un poco apocalíptico. En 1988 cantaba «Pueblos del mundo: extinguíos!». Después, «Dile adiós a la tierra, dile adiós al sol, dile adiós a la luna, adiós al r&r». Y ahora «El mundo da vueltas y no va a amanecer, ¿se acerca el desastre y nosotros con él?». ¿Son ustedes Testigos de Jehová?

No, por Dios, Testigos de Jehová no. Es que el apocalipsis es muy atractivo y una de las cosas más divertidas en las que puede pensar la humanidad, que ha cumplido con creces su estancia en el planeta y se ha cargado ya lo que se podía cargar. Así que acabamos hablando sobre el fin del mundo desde diferentes puntos de vista. Pero también hablamos de otras cosas, faltaría más.

¿Qué conjunto suma 35 años de carretera? ¿Son el milagro de Fátima o ejemplo de cabezonería gallega?

Debe de haber pocos. Sobrevivir 35 años es una barbaridad, da vértigo. Pero milagros hay pocos, así que es seguramente por cabezonería.

¿Sobreviven porque «vivimos en un estado en el que no estamos ni muy vivos ni muy muertos, algo que nos ha pasado siempre»? La retranca gallega ¿ha ayudado a esa supervivencia?

Así es, no se sabe si subimos o bajamos. Somos de un país totalmente cuántico. La retranca gallega es un recurso vital de supervivencia. No queda más remedio. En todo caso, la formación actual es la más longeva en la historia de Siniestro. Llevamos quince años juntos y por ahora funciona y hay una cierta estabilidad. A ver hasta cuándo.

Para un grupo con el humor como razón de ser, estos tiempos políticamente correctos o de la Ley Morzada no deben ser cómodos. ¿Pueden cantar con tranquilidad «Las tetas de mi novia», «Hoy voy a asesinarte», «¿Qué tal homosexual?», «Chochos voladores», «Que corra la nicotina», «Más vale ser punkie que maricón de playas»...

Vivimos una judicialización de lo que son simples canciones. Que el protagonista de una canción diga una cosa no quiere decir que lo dices tú, que incites al odio ni nada por el estilo. Somos mayorcitos para distinguir esas cosas. Si tener que explicar chistes es malo, tener que hacerlo en una vista oral es ya delirante. La justicia tiene cosas bastante más importantes que perseguir tuiteros con chistes sobre Carrero. El problema es que, además de la parte judicial, se interioricen esas lógicas y creamos que debe haber límites para el humor y que hay cosas que no se pueden decir. No te lo pierdas, pero el año pasado algún organizador nos pidió por primera vez que no tocáramos ciertas canciones que «podrían herir la sensibilidad…». ¿Que “Bailaré sobre tu tumba” incita al odio? Pues precisamente por lo que nos dices vamos a tocarla. Somos así, no podemos echarnos para atrás. Lo decía David Broncano en un monólogo sobre el humor que está en la red y en el que comenta el libro de Darío Adanti “Disparen al humorista”; ambos muy recomendables. Tenemos nuestra manera de ser, de contar y un sistema operativo que manejamos; si nos echamos atrás y hacemos otra cosa damos gato por liebre y seremos la décima parte de verdaderos. No es de recibo, hay cosas más importantes en las que pensar que montar un revuelo mediático, juicios y mandangas por unos chistes.

Siniestro fue primero muy Sex Pistols o Ramones, después más ritmo y blues tipo Doctor Feelgood, se reclamó de Sly & The Family Stone, reivindicó mucho pop en el espectáculo «Cultura Popular» y siempre ha estado el blues de por medio. ¿Cómo ha evolucionado?

Inevitablemente, ahora tocamos un poco mejor, pero el eclecticismo venía de serie. Aunque haya un sonido muy homogéneo, en las canciones hay de todo. Somos más fans que músicos y cuando nos gusta una cosa intentamos directamente robarla. Pero la copia de la copia es la evolución y unas veces tiramos más hacia algo que nos hace tilín y otras por otro lado. Al final, cada canción se convierte en un mundo. Somos un grupo con cierto estilo, pero sin género concreto.

Germán Coppini fue su carta de presentación y Paloma Chamorro una buena valedora en la tele. ¿Nos vamos muriendo? ¿Nostalgia o cabronada?

Más bien cabronada. Palma gente aún muy joven. Germán estuvo poco tiempo, pero fue quien hizo que la gente se fijara en el grupo y las letras. Y Paloma hizo un programa de televisión probablemente único en el mundo. Hay gente tipo The Residents que tienen en sus webs la actuación en “La edad de oro”.

Parece estar de moda despotricar contra aquella «movida».

Estoy de acuerdo en que lo de la «movida», la cultura de la Transición, fue penetrada por la política que jodió muchos aspectos del tinglado. Pero hubo cosas muy buenas en la música, el cine, el cómic… Eso estuvo ahí y no tiene que ver con la Transición política, que fue un timo ampliamente demostrado y que aquel maravilloso rey que teníamos hacía negocios de armas y mandangas con Arabia Saudí, cacerías de elefantes en Bostwana... no era el personaje idílico que se nos vendía. La Transición no fue un paso sólido hacia la democracia, estuvo cogida con alfileres, no se barrió la casa, escondimos la mierda bajo la alfombra y acaba saliendo. Este país, de ejemplar nada, más bien un desastre. Así que políticamente hay que ponerla muy en cuestión: no hubo una Transición sino una sucesión, las estructuras no se limpiaron. Pero en cuanto a la cultura popular o lo que se hizo de forma independiente, no nos lo podemos cargar porque hubo cosas muy buenas como Almodóvar, Aviador DRO, Derribos Arias, Glutamato Ye-Yé… me da igual. Hay que hilar fino y no querer cargarse todo de un plumazo.