Pablo GONZÁLEZ
Karabaj

Estados no reconocidos

El Alto Karabaj, también conocido como República de Artsaj, es un estado no reconocido del Cáucaso sur. Del 1 al 9 de junio ha sido sede de la tercera edición de la Copa de Europa entre estados no reconocidos.

El Alto Karabaj, también conocido como República de Artsaj, es un estado no reconocido del Cáucaso sur. Del 1 al 9 de junio ha sido sede de la tercera edición de la Copa de Europa entre estados no reconocidos. Este torneo lo organiza ConIFA, una curiosa alternativa a la FIFA, que ha creado un mundo del fútbol paralelo que propone utilizar el fútbol para dar visibilidad a equipos que por una razón u otra no tienen cabida en el mundo del fútbol “oficial” del paraguas FIFA.

ConIFA, Confederación de Asociaciones de Fútbol Independientes en sus siglas inglesas, es sobre el papel una ONG con sede en Suecia que se dedica a organizar Mundiales (llevan tres) y también campeonatos europeos entre selecciones que representan a estados no reconocidos. Para formar parte hay que ser un equipo de una de las cuatro categorías admitidas: estado no reconocido a nivel internacional, minoría étnica de un país, ser diáspora o ser un país que por una razón u otra no tiene cabida en la FIFA.

Las anteriores Eurocopas se habían disputado en Hungría y Chipre del Norte, un estado no reconocido formado en la parte de Chipre ocupada por tropas turcas. En esta ocasión lo han jugado ocho equipos divididos en dos grupos, pasando los dos primeros de cada grupo a semifinales y jugando los dos últimos un torneo de consolación.

La anfitriona Artsaj estaba en el grupo A junto a los equipos de Abjasia, Cameria y Laponia. Mientras que el B lo componían Padania, Osetia del Sur, País Sículo y Armenia Occidental. Para la mayoría de aficionados estos equipos son totalmente desconocidos, y hay que decir que su calidad futbolística está a un nivel acorde. Hay muy pocos jugadores profesionales y los que hay representan en su mayoría a equipos de segunda o tercera división de países como Rusia, Albania o Armenia.

Participantes

Entre los equipos hay un poco de todo. El principal favorito antes del torneo eran los italianos de Padania. Venían con la vitola de ser los actuales campeones de Europa y Mundo en versión ConIFA. Es una región del norte de Italia con ciertas aspiraciones independentistas, aunque pocos de los jugadores presentes en el torneo las compartan. En sus filas estaba quizás el futbolista de más renombre de todo el torneo, el lituano Marius Stankevicius, quién en 2010-2011 militó en el Sevilla y el Valencia de la Primera División española. Stankevicius está ahora retirado y ha jugado por Padania por que lleva varios años asentado en Italia.

El segundo favorito era Abjasia. Una república reconocida internacionalmente por Rusia y alguno de sus aliados, pero la cual Georgia considera su territorio. Los abjasios fueron campeones del mundo en 2016 y venían a por la victoria con varios jugadores de la segunda y tercera división rusa.

El resto de equipos partían con las mismas posibilidades. La anfitriona Artsaj es un estado no reconocido habitado por armenios étnicos en un territorio que Azerbaiyán considera suyo, pero que no controla desde la guerra de 1988-1994, un conflicto que dejó más de cien mil victimas entre muertos y heridos y más de un millón de desplazados. Los combates entre tropas del Karabaj y las de Azerbaiyán ocurren periódicamente en la línea del frente, así durante el propio torneo, un soldado del Karabaj murió por disparos azeríes. Cameria es la región albanesa de Grecia. Laponia estaba representada por noruegos, aunque son un pueblo que habita también en el norte de Suecia, Finlandia y Rusia.

Osetia del Sur es una república del Cáucaso que Georgia reclama como territorio propio, pero que de facto es independiente desde la guerra ruso-georgiana de 2008. País Sículo representa a la minoría húngara de Rumania. El territorio en el que viven fue adjudicado a Rumania tras la Segunda Guerra Mundial. Por último Armenia Occidental representa a los descendientes de los armenios huidos de Turquía durante la Primera Guerra Mundial.

Hasta unos días antes de comenzar estaba pensado que jugaran también los equipos de Niza, Cerdeña, Donetsk y Lugansk. Sin embargo los cuatro equipos renunciaron sin dar unas explicaciones claras al respecto. La organización cree que franceses e italianos se retiraron por presiones diplomáticas de Azerbaiyán, mientras que los representantes del Donbass por falta de recursos económicos. Parece que ConIFA los va a sancionar con tres años de suspensión en sus torneos.

Torneo

El torneo en sí se disputó con dos grupos de cuatro equipos, pasando los dos primeros a semifinales, y los dos últimos a cruces de consolación para decidir los puestos del 5º al 8º. El grupo A lo ganó Abjasia, con dos victorias y un empate, segunda fue Cameria, con dos victorias y una derrota. En el B primera fue Osetia del Sur, dos victorias y un empate, segunda Armenia Occidental, una victoria, empate y derrota, dejando fuera por diferencia de goles a Padania, campeona del Mundo y Europa en versión ConIFA.

En el torneo de consolación al final los anfitriones del Artsaj quedaron quintos, Padania sexta, Laponia séptima y País Sículo octavo y último. Las dos semifinales por su lado se resolvieron en sendas tandas de penalti. Osetia supero a Cameria por 6-5 tras el 0-0 del tiempo reglamentario. Mientras que Armenia Occidental ganaba la tanda por 3-0 a Abjasia, habiendo empatado a un gol antes. Dada la concentración de partidos en los torneos ConIFA, cinco partidos de todos los equipos en solo nueve días, no existen tiempos extra y los partidos de eliminatoria con empate pasan directamente a la tanda de penalti. Aun así, para el final del torneo todos los equipos tenían lesionados, casi todos por sobrecarga muscular.

En la final, celebrada en la capital del Artsaj Stepanakert ante doce mil espectadores, Osetia del Sur obtenía su primer título al ganar por 1 a 0 a Armenia Occidental con un gol conseguido de falta directa en el minuto 65. La polémica surgió cuando el balón atravesaba la red y en vez de quedarse dentro de la portería se iba fuera. Los osetios celebraban el gol, mientras que los armenios protestaban por que consideraban que el balón había ido directamente fuera. Nadie de la organización había revisado la red de la portería. El gol subió al marcador y a la postre fue decisivo. Aunque Armenia todavía falló un penalti en el minuto 90.

ConIFA y sus torneos alternativos

En general, los organizadores del torneo han quedado satisfechos. Sasha Duerkop, secretario general de ConIFA considera que estos torneos dan visibilidad a aquellos territorios que de otra manera no la tendrían. La manera de hacer posible estos campeonatos también es diferente al modelo UEFA-FIFA. ConIFA no pone dinero, todos los equipos se pagan sus billetes, mientras que los anfitriones se encargan del alojamiento y la infraestructura deportiva.

Siendo en teoría una ONG, ConIFA se financia de la aportación de las 57 federaciones que forman parte de ella, 500 euros anuales, y de los patrocinadores, actualmente una casa de apuestas. Teóricamente cualquiera puede formar parte de este organismo dedicado a crear un ecosistema futbolístico alternativo, pero de momento no han conseguido interesar a equipos de mayor nivel y calado internacional. Así Duerkop señala que le gustaría contar en el futuro con Catalunya o Euskal Herria, y que han tenido contactos con sus federaciones, pero que de momento debido al paraguas FIFA en el que están esas federaciones, su participación se antoja imposible.

Alguna crítica también ha despertado la manera de trabajar de ConIFA en el propio Artsaj. La organización ha impuesto unas reglas bastante estrictas, como la de que la selección local jugase solo un partido en la capital y el resto en otras ciudades, dónde la capacidad del estadio es de solo mil aficionados.

De todos modos, como señala Arsen Minasov agente de futbolistas ruso de origen armenio afincado en Marbella, este torneo es ante todo positivo para la gente local, especialmente para los niños del Karabaj, para que en un futuro en vez de soñar en ser soldados, empiecen a soñar en ser deportistas. No hay duda de que el fútbol une más que separa, y que a pesar de todas las peculiaridades de ConIFA y los estados no reconocidos, este torneo ha sido un gran éxito para un territorio marcado por el conflicto.