Según afirmó el portavoz de la Policía capitalina, Ferdawas Faramarz, entre los congregados se incluía un buen número de mujeres y niños.
Durante la jornada de hoy están teniendo lugar varios funerales multitudinarios en Kabul, donde fueron enterradas las víctimas entre los sollozos de los afectados familiares, mientras que la sala de bodas, en un barrio de la minoría chií hazara, amaneció con los techos y paredes destrozados por la violencia de la explosión.
El EI ha reivindicado la autoría del ataque en un comunicado difundido en la red social Telegram y cuya veracidad no ha podido ser comprobada independientemente. Explica que primero se inmoló un atacante suicida, identificado como Abu Asem al Pakistani, y posteriormente explotó un coche bomba.
«Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al lugar los muyahidines hicieron detonar un coche bomba aparcado, lo que causó 400 muertos y heridos entre los renegados y los miembros apóstatas de las tropas afganas», afirma el grupo.
Detalló que el objetivo de la acción fue «una gran concentración de los renegados politeístas», en aparente referencia a la minoría chií del país.
Poco después del atentado, los talibanes recurrieron a las redes sociales para desvincularse del ataque. «Este tipo de actos deliberadamente barbáricos contra civiles, incluyendo mujeres y niños, están prohibidos y son injustificables», dijo el portavoz Zabihullah Mujahid.
El ataque tuvo lugar mientras se espera que los talibanes y Estados Unidos alcancen un acuerdo de paz.