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Una «sesión de spa» para el David de Miguel Ángel

Incluso el David, la obra maestra de Miguel Ángel considerada por muchos como el ideal de la belleza masculina, se ensucia y necesita que lo limpien de vez en cuando, como ha ocurrido recientemente en la Galería de la Academia de Florencia.

Un momento de la limpieza de la escultura.
Un momento de la limpieza de la escultura. (Tiziana FABI | AFP)

Cada dos meses, el David, que Miguel Ángel terminó cuando tenía 29 años, en 1504, se presta con gusto a que lo limpien minuciosamente en la Galería de la Academia de Florencia, en el centro de Italia, que preside desde hace más de 150 años.

La escultura que emula al vencedor de Goliat y que muchos ven como el ideal del cuerpo perfecto, mide más de cuatro metros y fue realizada a partir de un único bloque de mármol.

Su restauradora personal, Eleonora Pucci, se sube a un andamio y lo observa de cerca, en un ritual necesario para conservar en buen estado esta joya del Renacimiento, que el año pasado admiraron más de dos millones de visitantes.

«Una estatua a la que no le quitan el polvo con regularidad; si uno la mira de abajo hacia arriba, ve una especie de pelusa», explica la directora del museo, Cecilie Hollberg, a un grupo de periodistas. «No es bonito y no es digno de la obra de arte que conservamos en este museo».

La limpieza del David es, por tanto, una forma de respeto, una forma de dignidad que queremos darle a cada obra de arte», afirma Hollberg.

Trabajo delicado

Con un surco en la frente, una vena hinchada en el cuello, el peso de su cuerpo reposando sobre el pie derecho y un tirachinos en la mano izquierda, David parece estar permanentemente concentrado en Goliat, ajeno a cuanto ocurre a su alrededor.

Eleonora Pucci, una mujer de baja estatura, con bata, casco, tejanos y zapatillas, se sube a lo más alto del andamio y empieza a tomarle varias fotos para comprobar el «estado de salud» de David.

Luego, con un aspirador portátil amarrado a la espalda, empieza a desempolvar al coloso de mármol. Con movimientos cuidadosos, va pasando un cepillo sintético de cerdas suaves sobre el brazo izquierdo de David. Después, se centra en el muslo izquierdo, donde su delicado pincel va siguiendo las marcas de los músculos esculpidos por Miguel Ángel, antes de empezar a trabajar en la parte de la espalda.

«Es un trabajo muy delicado que requiere mucha concentración y una inspección minuciosa, centímetro a centímetro, para controlar el estado de conservación de la obra que, por otro lado, está en muy buen estado», según Cecilie Hollberg. La acumulación de polvo puede afectar al resplandor del mármol y volverlo más gris y apagado.

Las partes lisas son más fáciles de limpiar que las más rugosas, pero los filtros del sistema de climatización extremadamente punteros del museo han reducido enormemente las partículas que flotan en el aire, y unos sensores ayudan a controlar los niveles de temperatura y humedad, según la directiva.

El David de Miguel Ángel, un símbolo de Florencia, fue presentado a inicios del siglo XVI en la plaza principal de la capital del Renacimiento, la Piazza della Signoria. Allí permaneció hasta 1873, cuando fue trasladado a la Galería de la Academia que, literalmente, fue construida en torno a él.