TERESA MOLERES
SORBURUA

Dunas en Hondarribia

La Diputación de Gipuzkoa acometió hace dos años la creación de una duna artificial en la playa de Hondarribia, cerca del espigón. Visto el éxito, el proyecto continúa con una nueva ampliación. Su finalidad es contener la arena por medio de una duna litoral que, con la plantación adecuada, fijará al suelo la arena en movimiento por vientos y mareas, manteniendo estable la superficie de la playa.

El proyecto de la duna consiste en una franja alargada y corta de 4.650 metros cuadrados, con un coste de 38.000 euros y una duración de formación de 4 a 5 años. Tenemos experiencias similares cercanas que datan incluso del siglo XIX, cuando en las Landas se estabilizó la arena por medio de vegetación.

En esta primera fase de la playa de Hondarribia, hemos visto colonias de gorriones y, además, el espacio ajardinado con césped y adelfas situado detrás del parking está protegido, evitando que sufra a causa del viento y arena. Además de la biodiversidad que se crea en estos espacios recuperados, este tipo de actuaciones reducen a su vez los gastos ocasionados por los trabajos de limpieza destinados a retirar la arena.

En la segunda fase del proyecto, se comienza hincando en la arena los llamados «captadores de arena»: varas de mimbre que acumulan a su alrededor la arena de forma homogénea y estable. Se colocan perpendiculares a los vientos dominantes, para que sean eficientes. Los captadores duran dos años, y posteriormente se descomponen asimilados por las raíces de la nueva plantación. Con este sistema, la vegetación definitiva coloniza con mayor facilidad la arena, reduciendo la erosión del viento.

Posteriormente, y una vez estabilizados los captadores, se procede a la plantación de gramíneas escogidas de la misma área geográfica. Las gramíneas tienen un sistema radicular muy desarrollado, adaptado a las condiciones de litoral y son capaces de dispersarse por el viento y el agua del mar. Además, en la mayoría de sus variedades son resistentes al enterramiento en la arena.

Básicamente, el mayor trabajo en la formación de las dunas consiste en erradicar durante cinco años las plantas y semillas invasoras. El sustrato de arena limpia lavada por la lluvia no necesita materia orgánica, aunque lo que siempre hay que evitar es el pisoteo, que rompe sus raíces.