TERESA MOLERES
SORBURUA

Perfumes de verano

M uchas flores como los guisantes de olor, después de numerosas selecciones que priman la obtención de flores grandes de color pastel, han acabado por no tener perfume. Sin embargo, últimamente existe un interés renovado para volver a los perfumes clásicos de las flores, aunque estas pierdan su vistosidad.

Las flores estivales aprovechan la mañana o el atardecer para exhalar sus perfumes y descansan durante las horas de canícula, al igual que lo hacen sus huéspedes, los insectos polinizadores que también echan la siesta. La naturaleza hace bien las cosas y no deja nada al azar. Las flores del tabaco, Nicotiana, perfuman los anocheceres con aroma azucarado para atraer a mariposas nocturnas y a los insectos sociales y trabajadores estajanovistas de verano: abejas, avispas y hormigas. Las Buddleias, de flores fragantes, son invasoras, pero imprescindibles para atraer a la mariposa colibrí que busca su néctar.

Al plantar las flores olorosas hay que evitar la mezcla de perfumes, porque nos pueden provocar dolores de cabeza y mareos. Mejor alejar las plantas para que su olor llegue diluido en el aire sin mezclarse con otras fragancias. Los perfumes nocturnos suelen ser en general suaves, por lo que las plantas pueden estar cerca de las ventanas, exceptuando las madreselvas y los jazmines, que enmascaran los olores de la comida.

La lavanda, de perfume fuerte, es una buena opción veraniega. Se pueden guardar para el invierno recogiendo las flores justo antes de abrirse para que no se desgranen al secarse. En el caso de las Mirabilis o dondiegos de noche, las flores se abren al atardecer con una fuerte y enervante fragancia para atraer a las mariposas nocturnas. Otras opciones son la genista, que necesita un suelo bien drenado y que produce masas de flores amarillas olorosas y la catalpa, árbol con flores preciosas ligeramente perfumadas.

En los tiestos, las flores perfumadas tienen la ventaja de que las podemos cambiar de sitio. En este caso escogeremos lavandas, falsos jazmines y lobularias.

Por ultimo, recordar que en los ramos de flores cortadas el perfume oxida las flores y acorta su vida, motivo por lo que los viveristas escogen variedades sin apenas olor.