Janina Perez Arias
Interview
Claire Foy

«Se me da mejor fracasar que acertar»

Claire Foy (Stockport, 1984) se cruza unos segundos con Ryan Gosling en el umbral de la puerta de una suite del donostiarra Hotel María Cristina. Ambos están en plena faena de promoción de “First Man” (El primer hombre), donde interpretan a Janet y Neil Armstrong, respectivamente. Él es una estrella de Hollywood; ella, uno de los fenómenos interpretativos del momento. Después de encarnar magistralmente a la reina Elizabeth II de Inglaterra durante sus años de juventud en la serie “The Crown” (Netflix), la actriz inglesa se mete ahora en la piel de la mujer del primer hombre en pisar la Luna en esta película que acaba de llegar a nuestras salas de cine.

La actriz inglesa entra en la habitación aún con la sonrisa colgada en los labios. La que, suponemos, le dejó su compañero de reparto posiblemente por alguna broma. No lo sabemos. Fuimos testigos solo del gesto de complicidad, de un evidente “se llevan bien”, algo trascendental cuando sabes que este es el principio del largo recorrido de una película. Y este filme parece que lo tendrá, porque ya se ha propagado la voz de que “El primer hombre”, el cuarto largometraje del canadiense Damien Chazelle, será uno de los títulos que más se repetirán en la temporada de premios de este año. Chazelle, que enamoró a Hollywood con “La La Land” (2016), trabaja de nuevo con Ryan Gosling, en este título que inauguró la Mostra de Venecia y fue una de las Perlas de la pasada edición del Zinemaldia. La película se centra sobre todo en la figura del astronauta entre 1961 y 1969, justo el año en que al fin pisó la Luna.

Claire Foy acaba de ser galardonada con un Emmy por su soberbia interpretación de la reina “Elizabeth II” en la segunda temporada de “The Crown”, con la que se despide de un personaje que ha convertido en fascinante. La menuda actriz brilla también con luz propia como Janet Armstrong, la esposa del astronauta Neil Armstrong durante 38 años, hasta que decidieron divorciarse en 1994. En “El primer Hombre”, se explora la vulnerabilidad y la dimensión humana del astronauta, quien, en medio de los programas espaciales realizados entre 1961 y 1969, intenta sobrellevar la pérdida de un ser querido.

En esta historia real, la aclamada actriz inglesa, formada en la Liverpool John Moores University y en la Oxford School of Drama, le proporciona fuerza, alma y cuerpo a una figura más bien desdibujada, que había pasado a la historia como la mujer que estaba detrás de un héroe no solo americano, sino mundial, dada la magnitud de lo que supuso que un ser humano pisase por primer vez la Luna. Sin embargo, con Claire Foy en “El primer hombre”, esta percepción cambiará para siempre.

Siendo Janet Armstrong la esposa escondida detrás del héroe, ¿cuáles fueron las pistas que siguió para la construcción de este personaje?

Me enamoré de este personaje. A decir verdad, Janet no era tan desconocida; por lo menos en el momento del alunizaje hubo mucha prensa alrededor de ella y su familia, se publicaron muchos reportajes y artículos, y constantemente recibía a periodistas en su casa. Aunque es cierto que no ha pasado a la historia como su marido. Teniendo en cuenta que ya he interpretado varios personajes reales, seguí el mismo método que he usado anteriormente, basado en mis conversaciones con personas cercanas. Tuve la oportunidad de conversar con sus hijos Eric y Mark, quienes fueron muy generosos al compartir conmigo los recuerdos de su madre, así como también contacté con amigos cercanos y familiares. Asimismo, otro de los recursos de gran valor fueron las numerosas grabaciones de las entrevistas con Janet que conserva James R. Hansen, el autor del libro (se refiere a “First Man: The life of Neil A. Armstrong”, la biografía oficial del astronauta estadounidense publicada en 2005). Todo esto fue de gran ayuda.

Janet falleció en junio de este año a los 84 años. ¿Cree que hubiera sido diferente su interpretación de haberla conocido personalmente?

Yo creo que sí. Damien y Ryan tuvieron la suerte de encontrarse con Janet, yo no, pero tuve acceso a las grabaciones de sus encuentros. Lamento mucho no haberle conocido. Al ser una mujer tan admirada, tan potente, tan querida, tan fuerte, pienso que sí me hubiera influenciado en mi interpretación, y hasta me atrevo a decir que hubiese sido hasta contraproducente.

Uno de los aspectos más destacados de esta película es que en ella se puede apreciar la intimidad familiar de los Armstrong. ¿Cómo fue el proceso para construir esa atmósfera?

Aparte de tener que entrenar mi acento americano, estuvimos dos semanas ensayando. Esto fue muy importante para el momento del rodaje, e incluso hay partes de esos ensayos que al final fueron elegidos para la edición final de la película. Se me hizo un poco raro porque apenas acababa de conocer a Ryan y de repente ya teníamos dos niños juntos (se ríe). La etapa de las pruebas fue fundamental porque, a través de la misma, Ryan y yo nos conocimos más siendo Neil y Janet. Además, en ningún momento Damien nos puso bajo presión; por otra parte, Ryan es un compañero muy amable, no fue nada difícil trabajar con él. Mi función como Janet era apoyarle, quedarme en casa, y ocuparme de la familia.

Al contrario de «The Crown», donde Felipe de Edimburgo le dice a la reina, es decir, a usted: «Tú eres mi trabajo».

(se ríe) Es una cuestión de la época. Eran tiempos en los que se tenía la idea de que la mujer se quedaba en casa, mientras que el marido iba a trabajar. Sin embargo, creo que en la relación entre Neil y Janet ella rompió un poco ese patrón. Janet tenía una vida propia y era una mujer muy valiente. Cuando Neil era piloto de pruebas, vivían en el desierto en medio de la nada, sin electricidad, ni nada (en Antelope Valley, California). Personalmente, esto a mí me hubiera llenado de furia (se ríe); sin embargo, allí tuvieron dos hijos. Janet hasta aprendió a pilotar y, a pesar de las penurias, perseveró para mantener la relación. También asistió a la universidad (que no terminó). Todos esos detalles la hacen una mujer adelantada a su época. No era la típica ama de casa que se dedicaba únicamente a hornear galletitas y a hacer la colada.

 

Al haber interpretado a dos personas tan emblemáticas como Janet Armstrong y la reina Elizabeth II, ¿qué percepción tiene usted de la situación actual de la mujer en la sociedad?

Aún existen muchos prejuicios. Personalmente, yo sé en dónde me encuentro, sé cuál es mi posición y la de mi familia. Como mujeres tenemos que cuestionarnos el orden de las cosas y ser valientes.

¿Cómo ve el hecho de que, mientras en «The Crown» se cuestiona a la monarquía, en «El primer hombre» se pone en tela de juicio el papel de la política en los programas espaciales?

No creo que ni “The Crown” ni “El primer hombre” se traten de películas con una crítica política, son más bien una investigación de los personajes, de la gente que formó parte de esas historias. De hecho, en el caso de “El primer hombre” se pone énfasis en el aspecto personal de Neil Armstrong, por lo que es una historia muy personal.

Sin embargo, que en «El primer hombre» no se muestre el momento en el que Neil Armstrong clava la bandera de EEUU en la superficie lunar ha desatado una gran polémica, y muchos han tildado a esta película de antiamericana. Viniendo del Reino Unido, ¿qué opina de esta polémica?

(se sonríe, no es la primera vez, ni la última que le hacen esta pregunta) Doy por hecho que esas críticas vienen de gente que aún no ha visto la película. Yo ya la he visto varias veces, y puedo asegurar que ves banderas de EEUU por todos lados (se ríe). Además se ve cómo el Apolo 11 aterriza en la Luna y, si bien es cierto que no se incluyó ese momento icónico de la bandera, en la película se deja claro que fue real, que estuvieron allí.

En su carrera, ya lleva interpretados a un buen número de mujeres reales. ¿Se siente libre a la hora de asumirlos?

¡Me encanta! Me gusta mucho tener ese modelo delante de mí y es fascinante saber que tengo una referencia real para la construcción de un personaje. A decir verdad, es muy diferente a abordar a un personaje ficticio desde cero.

En una entrevista ha dicho que hay que ser lo suficientemente valiente para rechazar roles, pero ¿cómo se le ha afinado a usted el sentido de tomar riesgos, de aceptar roles que le llevan al límite?

¡Oh, Dios! Definitivamente a mí se me da mejor fracasar que acertar (se ríe). Me di cuenta de lo extraño y difícil que es lograr el éxito en esta profesión desde el primer trabajo que interpreté, cuando hice un piloto en la televisión inglesa (“Being Human”, 2008). Sinceramente nunca he dado por hecho que hay que tener éxito, nunca he tenido la idea de “¡Yo triunfaré en Hollywood!” (se ríe). En cuanto al desarrollo de mi sentido del riesgo, precisamente ese es el motor de todo lo que hago. Es mi sentido de la osadía lo que me ha llevado a tomar ciertas decisiones que a ojos de los demás pueden resultar poco convencionales, pero lo cierto es que cuando me gusta algo asumo el reto y me arriesgo mucho para sacarle lo máximo a mis personajes. En este sentido, mi instinto juega un papel importante, porque me dejo llevar mucho por él a la hora de aceptar o no las propuestas que recibo; sin embargo, ha habido veces que he ido en su contra (se ríe). Tenemos que ser conscientes de que la industria del cine es muy difícil, nunca sabes a dónde irás a parar y, al final, lo importante es no perder el norte, no dejar de ser uno mismo y, sobre todo, se trata de disfrutar cada uno de los roles que asumo.