El desempeño artístico es, en muchas ocasiones, un proceso catártico. Un lugar en el que la creación poética y simbólica se entremezcla con la materialidad del objeto, la ocupación del espacio o la composición visual y sonora. Aparecen múltiples capas que portan sobre sus hombros herencias vitales de las manos que las crean. Las piezas son a veces repositorios de experiencias que transfieren matices, inputs, nuevas imaginaciones y proposiciones para el encuentro. Siempre hay un lugar para el público pero, a su vez, este tiene ante sí un fragmento de intimidad. Es entonces un protagonismo compartido, un momento concreto condicionado por una sala, un comisariado, una iluminación o una lectura dirigida por el discurso en el que se presenta. Sea como fuere, la obra adquiere una relevancia doble. Por un lado, asume su condición de terreno para la vivencia, la experimentación y el diálogo con la materia. Por otro, la posibilidad de proponer a cada visitante un relato diferente resultado de la confluencia de ambas formas de mirar.

Ángela de la Cruz (La Coruña, 1965) inauguró el pasado día 25 de octubre en el bilbaino Azkuna Zentroa su exposición “Homeless”. La que fuera nominada en el año 2010 a los prestigiosos premios Turne" y recibiera el Premio Nacional de Artes Plásticas el pasado 2017, presenta hasta el 20 de enero una muestra de su trabajo realizado entre 1996 y 2018. El bastidor aparece como protagonista en la trayectoria de la artista gallega, siendo entendido como una extensión del cuerpo y sus posibilidades de expansión.

El título hace referencia a una de las primeras piezas en las que la propia estructura de madera que sujeta la tela de los cuadros acabó rota por acción de De la Cruz, dando inicio a un lenguaje en el que lo gestual de la manipulación se erige como protagonista de los procesos formales que lleva a cabo. La amputación o lo accidental aparece como un ingrediente ineludible de esta fase que poco a poco acabará virando hacia resoluciones mucho más escultóricas, superando la vinculación con el imaginario del cuadro. Como uno de los legados más importantes de su generación, se nos presenta en el centro bilbaíno una oportunidad irrechazable para aproximarnos al universo propio de la creadora coruñesa.

Desde hace once años, cada nuevo diciembre Gasteiz acoge una edición del encuentro Inmersiones. Un formato nacido hace más de una década que, gestionado de manera independiente, pasa por ser uno –sino el único– de los pocos eventos que tiene al arte emergente de Euskal Herria como columna vertebral de su programación. Tras varios años de nomadismo, desde hace algunas entregas ha encontrado un espacio fijo en donde realizarse, el teatro Ortzai de la calle Pintorería y el espacio Zas Kultur, de la calle Correría.

Este año el comisariado corre a cargo de María Ptqk (Bilbo, 1976) cuyo título, “En torno a la hoguera”, hilvana una estimulante propuesta que se desarrollará el 29 y 30 de noviembre y el 1 de diciembre. La hoguera como metáfora de las prácticas situadas fuera de los saberes convencionales, dando cabida a espectros de lo ritual, lo colectivo y lo marginal, entendiéndolo a su vez como un espacio de refugio y cuidado. Bego Antón, Rakel Gómez Vázquez, Ania González, Horacio González y Ana Longoni llevarán a cabo los días 29 y 30, en Zas Kultur, una serie de ponencias en torno a las líneas de investigación que desarrollan, mientras se expondrán los resultados del concurso de conjuros y del proceso de “Educacciones” que la propia Rakel ha estado desarrollando con centros educativos. El sábado 1 es el turno para el congreso en el escenario de Ortzai, cuyo elenco lo conforman Beatriz Perales, Oihane Iragüen, Mariana Unda, Miriam Isasi, Raquel Asensi, Belén Cerezo, Sandra Amutxastegi y Carmen Tomé. A esto debemos sumarle el programa de acciones performáticas que serán desarrolladas por Ana de Vicente, Raketa Brokovitx, Lourdes de la Cal, Raquel Meyers, Garazi Gorostiaga, Idoia Zabaleta y Terri Florido. Sin duda, una muestra del buen estado de salud de una cita que pelea por seguir en pie demostrando su compromiso con la creación de nuestro contexto.