XANDRA ROMERO
SALUD

Los verdaderos superhéroes de la salud

Cada vez que sale alguien anunciándose como el salvador de las dietas y hablando de las bondades de alimentos como el kale, la quinoa, el ghee y alguno misterioso más, hace que creamos que ha venido a este mundo a decirnos qué y cómo comer. La buena noticia es que, aunque carezca de ese halo de misterio, lo que realmente puede cambiar tus hábitos es comer alimentos frescos de calidad y recuperar aquellos que creemos demodé, como esas viandas que la ciencia ha rescatado a modo de “superhéroes” de una dieta saludable.

El primero es el brócoli, a quien recientemente un grupo de investigadores de Harvard consideró capaz de bloquear tumores cancerígenos. Tal y como le ocurre a Thor, aunque es el dios del trueno quien empuña el martillo, es el propio martillo el que tiene realmente el poder. Lo mismo pasa con un compuesto del brócoli llamado I3C, ya que es el que se desenvuelve dentro del cuerpo evitando que los tumores se desarrollen. Este compuesto protege la función de un gen supresor del cáncer llamado PTEN, uno de los más importantes y que usualmente es atacado por varios tipos de cáncer, que buscan eliminarlo, mutarlo o inactivarlo. El I3C se encuentra sobre todo en el brócoli pero también en otras verduras crucíferas como las coles de Bruselas, la col y la coliflor, entre otras.

Y aunque los responsables del estudio, publicado en la revista “Science”, valoran crear un medicamento a partir de este compuesto, es indudable que comer frecuentemente estas verduras no cura pero sí, siempre en conjunto con otros alimentos, puede prevenir el desarrollo de un cáncer.

Las legumbres son más antiguas y yo diría que son el Supermán de los alimentos. Constituían una base importante de la dieta de nuestras abuelas y bisabuelas y, sin embargo, su consumo ha decrecido de forma exponencial en nuestro entorno. Según la Fundación Española del Corazón, su consumo en el Estado español ha caído un 50% desde 1960. La tendencia viró en 2016, el Año Internacional de las Legumbres de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuando su ingesta aumentó un 4,4% respecto al 2015. Esta cifra supone que, de media, cada persona consumió en ese año 3,13 kilos de legumbres, una cantidad que se encuentra lejos de los siete kilos por año que recomienda la FAO, equivalentes a tomar tres raciones semanales de entre 60 y 80 gr.

Recientemente un estudio publicado en la prestigiosa revista “Clinical Nutrition” exploró la relación entre el consumo total de legumbres y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer u otras dolencias en adultos mayores con un elevado riesgo cardiovascular. Analizaron una muestra de 7.216 personas, a las que hicieron un seguimiento de seis años. Los resultados concluyeron que un mayor consumo de legumbres se asoció con un 49% menor de riesgo de mortalidad por cáncer y, en el caso concreto de las lentejas, con un 37%. Además se observaron asociaciones similares para la muerte por enfermedad cardiovascular en hombres y para la muerte por cáncer en varones, obesos y diabéticos.

También están los lácteos, los Guardianes de la Galaxia, cuyas principales contribuciones incluyen las proteínas, minerales, vitaminas y ácidos grasos. Estudios recientes han demostrado que son beneficiosos para el desarrollo muscular, para disminuir la presión arterial y el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (colesterol “malo”), y prevenir la caries dental, la diabetes, el cáncer sobre todo colorrectal y la obesidad. Parte de sus superpoderes adicionales residen en los compuestos bioactivos de los que la leche es vehículo, como son los microorganismos probióticos. También parece que sus grasas poseen bioactividad contra la inflamación crónica que desencadena, a su vez, la aparición de varias enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, la obesidad y el cáncer. Recordemos que los que nos han acompañado generación tras generación son los verdaderos superhéroes de la dieta saludable.