Una modalidad de venta novedosa que está creciendo en la red es la compra-venta entre particulares. Por lo general, son artículos de segunda mano que la persona vendedora ofrece a precios muy rebajados y con escasas garantías ni de calidad ni de devolución con reembolso. Aún y con todo, esta tendencia crece y con ella también lo hacen los problemas, y es que el fraude en internet ha venido para quedarse.

Aunque puede inducir a engaño, esta modalidad –sea online o presencial– no se acoge a la misma protección y derechos que se dan entre empresa y personas consumidoras. Tampoco a las vías para reclamar porque, en caso de desavenencias entre partes y/o estafas, a quien compra se le abren únicamente la vía judicial y la denuncia ante los cuerpos de seguridad.

Timos. Un ejemplo interesante sobre este tipo de compras es el descubierto recientemente por la Ertzaintza (www.ertzaintza.eus/wps/portal/ertzaintza) que nos pone en alerta para evitar los fraudes. A grosso modo, se trata de un comprador avispado que se interesa por el artículo en venta y pide los datos al vendedor (nombre, dirección...) bajo el argumento de que, al vivir en el extranjero, prefiere disponer él mismo de la agencia de transportes para la recogida del paquete. Hasta aquí, normal. El engaño viene con la cadena de requisitos del “supuesto” transportista que, si bien asegura su devolución en cuanto finalice la operación con éxito, las entregas dinerarias vuelan: pago de un seguro de mercancía y adelanto de pago de impuestos o aranceles. Resultado a la vista, toda una estafa.

Nuestro consejo es intentar siempre que el pago sea contra reembolso, desechando los envíos de remesas de dinero a determinada dirección, sin facilitar datos de cuentas bancarias y evitando locutorios y compañías que se dedican al envío de dinero. Recomendamos acudir a métodos seguros de pago, hay plataformas seguras tipo Paypal o, si se utiliza una tarjeta, muchos bancos ofrecen la opción de remisión de mensajes cuando se hace una determinada operación con la misma y es más fácil seguir el rastro del dinero.