MIKEL INSAUSTI
CINE

«Mon bebé»

La distribuidora VerCine ha anunciado el estreno del sexto y nuevo largometraje de Lisa Azuelos para el 28 de agosto, que en su versión doblada llevará el título de “Mi niña”. Se trata de una producción importante, acorde con la relevancia de su muy seguida autora, por lo que ha contado con un presupuesto de ocho millones de euros. Fue presentada en el festival de L’Alpe D’Huez, donde obtuvo el Grand Prix y el premio de Mejor Actriz para la estelar Sandrine Kiberlain, que es el alma y razón de ser de la película, reflejando con su creíble y verista caracterización los problemas maternofiliales de una mujer de hoy en día enfrentada al síndrome del nido vacío. Para interpretar a la hija Lisa Azuelos ha confiado en la suya propia, pues Thaïs Alessandrin es fruto de su relación con el también cineasta Patrick Alessandrin. Los lazos familiares no acaban ahí, porque conviene recordar que esta chica es nieta de la afamada cantante Marie Laforêt.

“Mon bebé” (2018) es una obra muy en consonancia con las inquietudes de Lisa Azuelos, quien basa el éxito de sus películas en la conexión que consigue con las nuevas generaciones, a cuyo conocimiento ha llegado desde su condición de madre atenta a los comportamientos de las chicas adolescentes. Después de debutar con “Comme t’y es belle!” (2006), triunfó con “LOL” (2008), hasta el punto de que tuvo que hacer un remake anglosajón, el homónimo “LOL” (2012). Si en el original los roles materno y filial se los repartían Sophia Marceau y Christina Theret en la versión de Hollywood recaían en Demi Moore y Myley Cyrus. De vuelta a su país volvió a dirigir a la Marceau en el melodrama “Reencontrar el amor” (2014), con François Cluzet como pareja. Y, ya por último, ha dirigido recientemente el biopic musical “Dalida” (2016), en el cual repasaba la azarosa vida y muerte de la cantante nacida en El Cairo.

Héloïse es una mujer independiente, una madre moderna enfrentada a problemas sentimentales ineludibles derivados del paso del tiempo y de lo que significa ver crecer a los hijos, mientras se van alejando del hogar. Tiene su propio negocio de hostelería, está divorciada y se maneja con soltura en Tinder, haciendo uso de su libertad para tener relaciones informales con distintas personas del sexo contrario. Lo mismo que ella lleva a sus ligues a casa, no se opone a que su hija Jade haga lo propio compartiendo habitación con su novio o amigo más cercano.

El vértigo que siente Héloïse está provocado por el hecho de que Jade es la menor de tres hermanos y la última en irse fuera, ya que antes le precedieron Théo y Lola. La chica va a cumplir los 18 años, y pasa los últimos días en su país antes de viajar a Canadá para realizar estudios superiores. Por eso se lo toma como una fiesta de despedida, saliendo de noche, enamorándose y descontrolando todo lo que resulta permisible a su edad.

A la madre, en cambio, la cuenta atrás la está matando y teme la llegada del momento del adiós. Su reacción consiste en entrar en un bucle temporal, una regresión nostálgica a cuando Jade era su niñita y dependía de ella para todo.

El proceso retrospectivo la sume en un constante repaso a los álbumes de fotos y a los videos caseros de la infancia de Jade, en un intento desesperado por retener aquellos instantes de felicidad compartida que ya no volverán.

Lo peor de todo es que incluso pretende proyectar las imágenes de la crianza en el tiempo presente, grabando con su móvil de un modo cercano al acoso cada uno de los movimientos y gestos de la joven para hacerse a la idea de que seguirá con ella en un plano virtual.

Un síntoma de nuestra actual sociedad de la telecomunicación que Lisa Azuelos interpreta como una enfermedad tecnológica, en la medida en que pasamos las horas capturando imágenes en lugar de vivirlas en directo. Menos mal que Sandrine Kiberlain es siempre divertida y hace una parodia-homenaje a las mamás.