BERTA GARCIA
CONSUMO

Bono social térmico

Al igual que el bono social eléctrico, el bono térmico es una ayuda anual destinada a paliar la pobreza energética en personas especialmente vulnerables (escasos ingresos), en lo que respecta a energía destinada a calefacción, agua caliente sanitaria o cocina. Se concede de manera automática a quienes son beneficiarios del bono eléctrico al 31 de diciembre de cada año y la cuantía depende del tipo de consumidor que se haya determinado al solicitarlo (vulnerable, vulnerable severo, familia numerosa).

Hasta aquí la teoría, pero la realidad es otra, y entre los inconvenientes está la excesiva tardanza en hacer efectivos los pagos. Como ejemplo tenemos que el bono social térmico se lanzó en 2018 y el primer pago, que debería haber llegado durante el primer trimestre de 2019, no se recibió hasta finales del año; en el 2020 se debía haber efectuado antes del 31 de marzo y no hay noticias de que se vaya a producir en breve. En aquella ocasión, fue la administración central la encargada de la gestión; en la actualidad, son ya las comunidades autónomas las que se tienen que hacer cargo de este pago, pues son las competentes, aunque el dinero salga de los Presupuestos Generales del Estado.

Retrasos injustificables. En la actualidad, y en medio de una pandemia sin fecha de caducidad, vuelve a ser la parte más vulnerable de la sociedad la que se lleva todas las papeletas de la desprotección. Los medios de comunicación presentan a cada momento los desastres en hostelería o turismo y esconden bajo la alfombra a los cada vez más afectados de pobreza energética, porque la lista crece cada día con 200 nuevas familias que, probablemente, tampoco reciban puntualmente otras percepciones como “afiliados” a las ERTES.

Otro punto negativo está en la no prórroga de la moratoria de cortes de suministros en todos los hogares del Estado español, que ha estado en vigor durante el período de alarma sanitaria y hasta que se acabó el escudo de medidas excepcionales. Además del covid-19, hay otra pandemia solapada con un virus letal: la pobreza energética y la exclusión social.