Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad
2024, BADOAN URTEARI ERREPASOA

Malas praxis, peores respuestas

(Andoni Canellada | FOKU)

Junto a las imágenes diarias de Gaza, las fotografías más estremecedoras publicadas este año en estas páginas son las de Eneko Valdés. Este vecino de Astigarraga de 36 años falleció en febrero durante una intervención de la Ertzaintza. GARA publicó las imágenes y testimonios. ¿Cómo pudo acabar en su muerte una intervención teóricamente en auxilio de esta persona?

Valdés sufría un brote psicótico por consumo de drogas y fue reducido con todo el exceso de violencia que reflejaban las imágenes de su cuerpo y las lesiones definidas en la autopsia. Su compañera lo resumía así: «Si no llegan a venir los ertzainas y es bajado a la ambulancia por los municipales de Astigarraga, hoy Eneko seguiría vivo».

Jaizki Fontaneda | FOKU

Andoni Canellada | FOKU

La Ertzaintza intentó negar la mayor y la menor. Señaló la opción que las lesiones fueran autoinfligidas y desmintió que fueron los Bizkor quienes actuaron, en un posible intento de ocultar el uso de pistolas Táser, muy desaconsejadas en estos casos. La opacidad de los protocolos hizo el resto: este diciembre expertos han instado en el Parlamento de Gasteiz a que sean públicos y haya mecanismos de control independientes. En este caso, la Comisión de Control y Transparencia de la Ertzaintza dijo no ver claro siquiera que hubiera muerto «en una situación de custodia policial».

Dos cargas de la Ertzaintza han dado mucho que hablar: la agresión con pelota de foam al joven de 16 años Xuhar, de Villabona, por la que ha perdido la visión del ojo derecho, y la sufrida por Amaya Zabarte, de 44 años, antes de un Real Sociedad-PSG, con dos fracturas en el cráneo y una hemorragia en el cerebro, secuelas de por vida también.

A la mala praxis vuelven a sumarse aquí peores excusas policiales e investigaciones judiciales. El consejero Josu Erkoreka enmarañó el caso de Xuhar mezclando hechos y momentos para diluir la responsabilidad. Y en el de Zabarte no se explica por qué se cargó, ni menos por qué un ertzaina la pateó en el suelo. Ambos casos han sido cerrados judicialmente, aunque el segundo se reabrirá.