BERTA GARCIA
CONSUMO

Camping

Son fechas de parón obligado para muchas familias con hijos pequeños, ya que las vacaciones escolares fuerzan a los adultos a administrar su descanso anual en cómodos plazos. Al menos se disfruta en ambos sentidos, dada la tiranía de horarios de la vida laboral.

Al tratarse de mini vacaciones, por lo general, la planificación se hace pensando en radios cortos de recorrido y con el coche o la caravana como soporte para los desplazamientos. Nunca está de más revisarlos y ponerlos a punto, como previsión ante los imponderables que siempre “caen”. Como también cargar las bolsas en el supermercado con todo lo que sabemos que van a reclamar los txikis. Ya le llegará el turno a la hostelería (con las comidas y cenas) para resarcirse de los “hamaiketakos” caseros.

Una forma económica de recorrer los paisajes y disfrutarlos es el camping, sin algunos de los inconvenientes de los hoteles, aunque con algunos otros para compensar.

Este tipo de alojamiento tiene una serie de obligaciones de cara al usuario que conviene recordar. Así, el propietario debe disponer de un seguro de responsabilidad civil. También tiene que indicar de manera legible el nombre, número de inscripción en el Registro de Turismo de su Comunidad, categoría, modalidad y, en su caso, especialidad del campamento de turismo en toda publicidad, anuncios, documentación, correspondencia, lista de precios (que serán visibles) y facturas.

Además, debe disponer de servicios higiénicos, separados convenientemente los aseos y duchas de los urinarios. También contar con suficiente ventilación y los suelos y paredes estar revestidos de materiales que garanticen su impermeabilidad y faciliten su limpieza frecuente durante el día.

Por último, debe velar para que durante las horas nocturnas, cuyo número no podrá ser inferior a siete horas ininterrumpidas, cese la circulación de toda clase de vehículos a motor y no se sobrepase un nivel de emisión de ruido de 50 dB en toda la zona de acampada que provenga de la actividad del campamento.