Jon ORMAZABAL
Pelota

Una txapela para Asegarce más allá de Aimar Olaizola

Desde el Manomanista de 2008 de Bengoetxea, ningún otro pelotari había logrado título para la empresa.

En un campeonato en el que comenzó «fichando» a un zaguero de Aspe para reforzar su cuadro, Asegarce ha conseguido colar a dos parejas suyas en la final, algo que no había sucedido en los últimos 12 años. Koka-Beloki –con el de Altza tomando el sitio de titular de Pablo Berasaluze a mitad de campeonato por lesión– contra Olaizola II-Pascual fue, en 2003, la última final del Parejas copada íntegramente por pelotaris de la promotora de Bilbo, con victoria de los primeros por 22-15.

Una docena de años después, con el matiz de Zubieta, zaguero que ambas empresas se adjudican como suyo en las plantillas de sus webs, Asegarce recupera una txapela que no cataba desde 2011, la primera final en el Bizkaia –en la que no esperaron a Barriola– con victoria de Olaizola II-Begino ante Xala-Beroiz (22-14). La supremacía de Aspe en el Parejas ha sido grande estos últimos años, ya que solo hay una txapela más de la promotora bilbaina, la de 2008, en la que Olaizola II-Mendizabal II se impusieron a Titín III-Laskurain por 22-17 en el Ogeta.

Pero aunque ahora mismo hablar de dos empresas distintas pueda haber dejado de tener sentido con acuerdos como la cesión de Zubieta o la negociación del contrato televisivo de Aspe con ETB por mediación de Bainet, la conclusión más positiva que pueden sacar en Asegarce es que hay vida más allá de Aimar Olaizola. Y es que, hay que retrotraerse hasta 2008, al Manomanista que precisamente consiguió Oinatz Bengoetxea ante su paisano Abel Barriola, para dar con el último título conseguido por un pelotari de su plantel sin la participación del de Goizueta.

Es decir, han sido siete los años en los que, al margen del menor de los Olaizola, ningún delantero de la promotora bilbaina ha conseguido un título. Tampoco han sido demasiadas las ocasiones en las que han disputado finales, ya que el propio Oinatz Bengoetxea, en el Cuatro y Medio de 2012 y en el Parejas de 2005 junto a Beloki, Olaizola I, también con el de Burlata en el Parejas de 2007, y Pablo Berasaluze, en la final de hace dos años que no pudo concluir, son los otros dos delanteros que han disputado la txapela.

Preparando la final

De ahí que sea Aitor Zubieta, junto a Xala en 2010, el único de los finalistas que sabe lo que es calarse una txapela del Parejas. Superado el subidón anímico del partido del domingo en Eibar, el zaguero de Etxarri tuvo que volver a tomar ayer el coche para desplazarse hasta Logroño para ser tratado por el masajista Pedro García.

Al parecer, el zaguero tiene inflamada una vena de su mano izquierda, por lo que esta semana tendrá que hacer más de un viaje a la capital riojana para tratar de estar lo mejor posible en una cita que ha creado mucha expectación. Así, tanto Pablo Berasaluze como el propio Zubieta ya han manifestado a la empresa que necesitarían unas 400 entradas para sus compromisos, cuando Asegarce tenía previsto ofrecerles unas 150.

En Nájera la ilusión también es grande para acompañar a Untoria el día 26 en Bilbo y ya hay montado un autobús, con entrada a un precio de 50 euros. Y seguro que los incondicionales de Oinatz tampoco serán pocos.

«Como un espantapájaros»

Los abucheos, gritos y la desaprobación del público del Astelena al término del partido que decidió el pase de Rico IV-Larunbe a la final de Parejas de Promoción fue la culminación a un campeonato al que las propias empresas están restando prestigio.

Después del éxito que supuso el Cuatro y Medio de segunda, llenando el Atano con un magnífico ambiente gracias al tirón de Artola y Altuna, se ha vuelto a dar un paso atrás con un campeonato en el que se ha recurrido a pelotaris como Olaetxea, Begino o Jaunarena que, en principio, no deberían tener cabida en un torneo de promoción.

La guinda a este desaguisado fue que Arretxe II-Apraiz jugaran el partido decisivo ante Mendizabal III-Urruzola, por mal de manos de los dos titulares, que fueron sustituidos por pelotaris de mayor caché. No es de extrañar que, como dijo en Euskadi Irratia, el de Antzuola se sintiera «como un espantapájaros».J.O.