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El Estado Islámico emprende una «guerra del agua» en Ramadi

El Estado Islámico ha cortado el suministro de agua a zonas controladas por Bagdad en la provincia de Al-Anbar, una muestra de la dificultad del avance de las tropas iraquíes que augura una larga guerra. Damasco también tiene problemas para frenar al ISIS, mientras Teherán da prioridad a la guerra siria con el despliegue de miles de combatientes.

El Estado Islámico (ISIS) ha emprendido una «guerra del agua» en Irak al cerrar las compuertas de una presa en Ramadi, lo que complica aún más la operación de las fuerzas iraquíes para recuperar estas ciudad, a solo 100 kilómetros de Bagdad.

Esta acción del ISIS muestra la dificultad para recuperar los territorios que han conquistado los yihadistas en Irak y Siria a pesar de los bombardeos de la coalición internacional que lidera Estados Unidos y augura una guerra prolongada. «Probablemente hará falta una generación o más» para vencer la «amenaza mundial» que representa el ISIS, afirmaba el general John Allen, responsable estadounidense en la coalición.

La prioridad actual es recuperar Ramadi, capital de la extensa provincia de Al-Anbar, que cayó totalmente en manos del ISIS el 17 de mayo. A pesar de que el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, decía que sería cuestión de días, la contraofensiva avanza lentamente, incluso con el apoyo de las milicias chiíes. El cierre de la presa que regula el curso del Eúfrates ha provocado ya cortes del suministro en Jaladiya y Habainya, dos zonas aún bajo control gubernamental.

Las autoridades iraquíes opinan que esa estrategia busca suplir la falta de combatientes para llevar a cabo una guerra convencional. Las fuerzas gubernamentales también se encuentran a merced de ataques con camiones bomba, cada vez más utilizados por el ISIS para sembrar el terror y causar gran número de víctimas. El martes asumió un ataque suicida que dejó 47 muertos en una base de la Policía al norte de Bagdad.

En cuanto a Siria, el Gobierno de Bashar al-Assad recurre cada vez más a sus ataques con helicóptero y lanzamiento de barriles explosivos. Al menos 24 personas, entre ellas ocho niños, murieron ayer en este tipo de ataques en el norte del país, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Replegado a defender las zonas estratégicas y más pobladas Al-Assad cuenta con el apoyo de miles de combatientes iraquíes e iraníes llegados recientemente, con el objetivo principal de defender Damasco y su periferia. Una fuente de seguridad aseguró que han llegado casi 7.000 combatientes y que se prevé contar con otros 3.000. Un diario libanés pro-Assad cifró hasta en 20.000 los combatientes iraquíes, iraníes y libaneses llegados a la provincia de Idleb.