Homare Sawa, un paso más cerca de su penúltimo sueño
Tras dejar fuera de concurso a Holanda, último debutante que sobrevivía en el torneo, Japón se enfrentará a Australia en cuartos definal. En el césped estará Homare Sawa que, a sus 36 años, disputa el sexto y último Campeonato Mundial de su carrera.

Aunque acostumbran a convertirse en rampa de lanzamiento de nuevas estrellas, los Mundiales cuentan entre sus mayores reclamos con futbolistas veteranas, con halo de mito y currículos interminables. No faltan en Canadá. Y aunque algunas ya han tenido que hacer las maletas, otras siguen en competición y con objetivos bien claros.
Es el caso de Homare Sawa, que junto a Formiga, se ha convertido este verano en la primera futbolista que disputa seis Copas del Mundo. Y, al contrario de la brasileña, que sigue ya los partidos por televisión –aunque se apuntó un bonito récord, al convertirse en la goleadora más veterana de un Mundial a sus 37 años, gracias a su tanto a Corea–, mantiene intacto el sueño con el que llegó al torneo.
Y es que Japón, sin excesiva brillantez pero con una imagen totalmente fiable, avanza sin dudas hacia la final. Que disputó por primera vez hace cuatro años. Y fue para ganarla. Con Sawa como indiscutible protagonista. La delantera fue la máxima realizadora de aquel Mundial, fue distinguida además como la mejor jugadora del Campeonato y, además, anotó, a solo tres minutos de que concluyera la prórroga de la final, el gol que forzó los penaltis en los que Japón se impuso definitivamente a Estados Unidos.
Cuatro años más tarde, su rol ha cambiado. «Obviamente, ya no soy ni la máxima realizadora ni la jugadora más importante –asume–, pero intento ayudar a mi equipo dentro de mis posibilidades. Aya Miyama es ahora la capitana. Y es un rol difícil, por eso le ayudo y le aconsejo en su labor». Asegura que no le ha costado asumir esa cierta pérdida de status –«ha sido lo más natural posible, por el bien del fútbol japonés»– y, de hecho, lo que más le preocupa es que en Canadá no ha «desplegado mi mejor juego todavía y tampoco he marcado aún. Doy lo mejor de mí para contribuir al éxito colectivo pero también espero ver portería cuando mi selección lo necesite de verdad. A pesar de tener unos cuantos años, lo daré todo por ganar. He conseguido prácticamente todo a lo que aspira una futbolista y ahora puedo concentrarme plenamente en conquistar de nuevo el Mundial».
Porque ése, claro, es su sueño. No el último, porque también aspira a disputar los Juegos de Río, pero sí el penúltimo con su selección. «Seguiré jugando al fútbol hasta que el cuerpo y el ánimo aguanten –asegura–. Y si tengo la oportunidad, me encantaría participar en los Juegos el año que viene. Pero sí, este será mi último Mundial».
Un Mundial en el que las niponas no cuentan ya con el factor sorpresa. «Los rivales nos mira ahora con otros ojos», asume la delantera, que no quiere valorar las diferencias de su equipo con el que se hizo con el título hace cuatro años –«en 2011 teníamos el mejor equipo de ese momento y ahora tenemos el mejor equipo de la actualidad», zanja– pero si percibe que las complicaciones pueden ser mayores porque «el nivel general es ostensiblemente mayor que el de hace cuatro años».
Pese a lo cual, Japón sigue adelante sin sobresaltos. Fue el primer equipo clasificado para octavos en una fase de grupos que cerró con tres victorias, algo que «nos dio mucha confianza», explica Sawa, y también cumplió los pronósticos ante Holanda (2-1), lo que deja ya el Mundial sin debutantes. Ariyoshi adelantó pronto a las suyas, en un primer tiempo en el que les faltó puntería. En la reanudación, Holanda mejoró pero no pudo evitar que Sakaguchi sentenciara antes de que, en el descuento, Van de Ven firmara el tanto de la honrilla.

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