«Fargo» se ha convertido en un género
Hay películas que generan un universo propio, hasta el punto de que se pueden convertir en un género por sí mismas.
Un ejemplo incontestable es “Fargo” (1996), de los hermanos Coen, a la que han seguido otras realizaciones de corte muy similar dentro del cine negro de ambientación rural. No es de extrañar que Matt Shakman haya elegido debutar en el largometraje sumándose a esa corriente, habida cuenta de que ha realizado dos capítulos de la versión televisiva de “Fargo”.
Nadie le podrá negar que se conoce al dedillo la fórmula, y que la domina con eficacia, aún a riesgo de ser acusado de falta de originalidad.
En el Festival de Edmonton se llevó el Premio del Público, ayudado por un reparto muy bien armado, en el que funciona el elemento sicótico o perturbador representado por un inspirado Michael Stuhlbarg, que borda la caricatura del nerd o paleto, al que por su apariencia se le podría calificar de tonto del pueblo, salvo porque resulta potencialmente peligroso.
El resto de las piezas encajan con un elenco de actores en el que destacan Bruce Dern, Oliver Platt, John Malkovich y Billy Bob Thornton luciendo sus arrolladoras personalidades por encima de la joven pareja estelar.

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