BMC arriesga para llevarse un bonito souvenir
El equipo norteamericano fue el mejor en la contrarreloj, cuyos tiempos no contabilizarán para la final.

Si la organización de la Vuelta quería relevancia para la prueba, lo ha conseguido. El incalificable trazado de la contrarreloj por equipos con la que arrancó ayer la carrera ha protagonizado noticias, comentarios, tweets, fotografías y debates a lo largo y ancho del mundo.
Algo que, posiblemente, tenga encantadas a las autoridades marbellíes, que han colgado su postal de «sol y playa» en más estanterías de las que cabía esperar. No puede decirse lo mismo de la familia ciclista. Un bonito envoltorio puede animar la venta de su producto pero no a costa de la seguridad y de la propia competición. Puentes de madera y metal, arena, mármol, plástico... Todo tipo de superficies y unas cuantas estrecheces en poco más de siete kilómetros para una contrarreloj por equipos imposible de disputar. La Vuelta viene apostando, con mayor o menor acierto, por las innovaciones en los últimos tiempos pero el golpe de efecto se le ha ido esta vez de las manos. Hasta el punto de que la UCI decidió el viernes anular los tiempos de la primera etapa que, por tanto, no tendrá ningún valor de cara a la general final, aunque sí para la clasificación por equipos.
Así que en lugar de añadirlo, el paseo por Puerto Banús restó espectáculo a una carrera que este año, con la mejor participación que se recuerda, necesita menos aportaciones creativas que nunca. Y que se ve recortada en una etapa, por mucho que las primeras jornadas acostumbren a tener escasa relevancia en los resultados finales.
Menos aún lo tendrá en esta ocasión. Y así lo asumieron los equipos de los principales candidatos al triunfo en Madrid, que no quisieron correr riesgos. El Movistar de Valverde y Quintana, con gusto por este tipo de etapas, se fue a la novena plaza; el Astana de Nibali, Landa y Aru a la 13ª; y el Sky de Froome, que se dejó más de un minuto, concluyó el día en la antepenúltima plaza. Tampoco le fue bien al Katusha, aunque el equipo de Joaquin Rodríguez rara vez se luce en este tipo de jornadas.
Los riesgos los asumieron los especialistas, equipos con aspirantes a un buen puesto en la general, aunque no tanto como para renunciar a la posiblidad de apuntarse triunfos parciales. Es decir, el campeón del mundo BMC y Orica GreenEdge, entre los que se coló el Tinkoff-Saxo, que no tiene a Contador pero sí a Majka. Solo un segundo separó a los tres equipos en la línea de meta, con triunfo por la mínima para la escuadra norteamericana, que colocó a Peter Velits como simbólico primer maillot rojo de esta Vuelta.
Hoy tendrá que defenderlo en una jornada que sí contará para la general y que además puede dejar las primeras, aunque mínimas, diferencias. Y es que la segunda etapa concluye en el un puerto de Tercera de poco menos de cinco kilómetros pero con alguna rampa que se acerca al 10%.
Caja Rural, que llega con ganas de protagonismo, concluyó octavo
No fue una contrarreloj al uso y llegó a meta con cinco corredores, pero el Caja Rural se dio el gusto de concluir la primera etapa entre los mejores. Octava plaza final para los navarros, que cuentan con Bilbao, Fraile y Txurruka en su nueve para la Vuelta.
Y que están con ganas de hacerlo muy bien estas tres semanas, según confesó Eugenio Goikoetxea. «El equipo llega con ambición y ganas de tener un papel destacado. Un grupo como el nuestro tiene que ser protagonista y creo que tenemos capacidad suficiente como para hacerlo y conseguir alguna victoria».
El mismo objetivo se marca Samuel Sánchez –ganador de la etapa con BMC, aunque llegó descolgado–, que aspira a «un buen resultado en la general e intentar ganar una etapa». GARA

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