Miren SÁENZ
CAMPEONATO DEL MUNDO DE ATLETISMO

Ghirmay y Mo Farah amargan a Kenia

El joven eritreo desbanca a los favoritos en su tercer maratón y el británico se convierte en el primero que logra seis grandes títulos consecutivos.

Un joven eritreo, que entra en escena atlética, y un inglés nacido en Somalia, que la ocupa permanentemente, amargaron ayer el arranque del Campeonato del Mundo a una Kenia que se las prometía felices.

Ghirmay Ghebreslassie se convirtió en el primer campeón en Beijing’2015. Lo hizo en el maratón que no entiende de jerarquías merendándose al plusmarquista Kimetto, que terminó abandonando, a su predecesor Kipsang y a Mark Korir, que soñaban con un triplete keniata y su primer atleta, Korir, entró el 22º. El campeón olímpico y mundial, el ugandés Stephen Kiprotich, solo pudo ser sexto.

Los 42 kms tampoco entienden de edades, porque la prueba predilecta de los veteranos coronó a un chico de 19 años, ni siquiera de países favoritos Kenia y Etiopía. Eritrea está entre las naciones emergentes del fondo y acaba de lograr el primer título y su segunda medalla en el certamen tras la plata de Zersenay Tadesse en el 10.000 de Berlín´2009.

Partió la prueba bajo el sol del amanecer con el termómetro registrando 21 grados –luego subieron a 26 con una humedad del 78%– y los maratonianos por delante de un multitudinario pelotón de populares vestidos de amarillo que compartían una carrera de 10 kms. Uno de ellos se coló entre la élite y durante los primeros 5 kms se dedicó a hacer de liebre. Después se esfumó y dejó a los profesionales batiéndose el cobre. Tsepo Ramonene se escapó en el km 30 pero pasado el 35 Ghebreslassie le superaba. Luego llegó el ataque del etíope Tsegay, pero Ghirmay fue más fuerte a falta de 2 kms para entrar en solitario en el estadio. Con solo dos maratones en sus piernas, sexto en Chicago’2014 y segundo en Hamburgo’2015, que sirvió de debut al alavés Iván Fernández, Ghebreslassie está flotando.

También Mo Farah, que con su victoria en los 10.00o metros se convierte en el primer corredor que suma seis títulos consecutivos en grandes campeonatos. Famoso por sus dobletes 5.000-10.000, el campeón olímpico y mundial todavía puede mejorarlo en el 5.000.

Tampoco el trío de keniatas conformado por Goeffrey Kipsang Kamworor, Paul Tanui y Bedan Muchiri pudieron con la velocidad final de Farah, que tuvo la compañía de su compañero de entrenamientos Galen Rupp, ambos desde hace años a las órdenes de Alberto Salazar, cuestionado esta primavera por sospechas de dopaje.

Por ese motivo, el inglés nacido en Mogadiscio no ha pasado un buen verano. Andaba ansioso de buenas noticias y ni siquiera un tropezón al toque de campana le impidió ganar.

Vallés se queda en una calificación de pértiga cara que tendrá a16 en la final

Adrián Vallés se estrenó en un Mundial absoluto ayer en una exigente calificación de pértiga y terminó décimosexto del Grupo B en el que coincidió con varios de sus referentes. La ronda de clasificación se celebró en buenas condiciones ambientales, sin viento, en sesión vespertina, lo que siempre agradecen los atletas, pero el billete para acceder a la final de mañana se estableció en 5,70 metros, precisamente la mínima olímpica.

El iruindarra, que esta temporada se ha elevado hasta los 5,65, saltó a la primera 5,25, a la tercera 5,40, prescindió de los 5,55 y pasó directamente a los 5,65. Dos nulos en su récord navarro le llevaron a intentarlo en 5,70 y falló. Pero el reto será el objetivo de su próxima temporada que el pupilo de Francis Hernández preparará desde la Universidad de Cincinatti, donde estudia desde el pasado año, convencido de que si le respetan las lesiones conseguirá llegar a los Juegos de Río.

Vallés reconoció que se va con un sabor agridulce. «Creo que he competido bien, he estado en la lucha hasta el final. Me he encontrado muy bien, y dentro de mi nivel he estado bien... Aún soy joven, y los otros son mejores por ahora», señaló a Efe el saltador de 20 años que paso a paso va cumpliendo etapas aunque esta temporada ha dado uno gigante.

Mientras el saltador del Pamplona Atlético se examinaba, Renaud Lavillenie, el plusmarquista de 6,16 metros y campeón olímpico, charlaba amigablemente sentado en la pista con el alemán Raphael Holzdeppe, el hombre que habitualmente le escolta en el podio pero le privó del oro en Moscú’2013. Los dos renunciaron a alturas inferiores. Y eso a veces tiene sus consecuencias. No las tuvo para el francés que la superó a la primera, pero el campeón mundial sacó una sonrisa de alivio cuando franqueó el listón a la tercera. Pasaron el trámite de forma impecable el estadounidense Sam Kendricks, los polacos Wojciechowski y Sobera y por supuesto el canadiense Shaw Barber, que no arriesgó tanto como Holzdeppe. No así el griego Filippidis, que cerró en 5,55 y se atragantó en 5,65 al igual que el brasileño Thiago Braz, dos ausencias notables. También se quedó fuera Brad Walker, campeón en Osaka’2007 y con 34 años le faltaron 5 centímetros para entrar. Y es que, pese a que la marca de corte era de nivel, no hubo repescas ni rebajas, y contrariamente a lo que suele suceder habrá una final con 16 en lugar de 12. Vallés podrá decir que asistió a una ronda clasificatoria de altura.

A Lavillenie, que ya compartió en Daegu concurso con 15, se le va hacer eterna la final hasta que lleguen las alturas importantes. Eso sí, sin Braz y Filippidis, la nómina de pertiguistas que han superado los 5,90 esta temporada se limita al francés, Barber y Holzdeppe. El campeón galo contabiliza siete saltos por encima de los seis metros en lo que va de verano y, aunque haya perdido en un par de reuniones, pretende ganar en su cuarto Mundial el único título que le falta. Bronce en 2009 y 2011 y subcampeón en 2013, busca el oro para completar su palmarés.

Mañana será el turno de la pértiga femenina, con la donostiarra Naroa Agirre afrontando su quinta calificación de un Mundial al aire libre. A sus 36 años, la saltadora del Atlético San Sebastián sigue teniendo mucho que decir. Un salto de 4,50 le llevaría a Río’2016.Miren SÁENZ

Bolt y Gatlin se citan a las 15.15

Las balas humanas hicieron su primera aparición en el Nido, de grato recuerdo para Usain Bolt, al que recibieron en megafonía a ritmo de Bob Marley. El seis veces campeón olímpico y ocho veces mundial no fue el más rápido. Lo fue Justin Gatlin, sobrado con 9.83. Así que los 9.96 del astro jamaicano tras una salida lenta alimentan las dudas de si el Rayo será capaz de ganar hoy al controvertido neoyorquino que ha dominado la velocidad durante los dos últimos años en los que Bolt se ha dejado ver poco y flojo.

Gatlin –campeón olímpico en Atenas’2004 y mundial en Helsinki 2005, luego suspendido por dopaje– regresó a la competición tras cinco años en el destierro y a los 33 corre más que nunca. Dicen que desde su reaparición la USADA, la Agencia Estadounidense Antidopaje, le ha sometido a 59 controles, nueve este año. Cada vez que comparece en una carrera se recuerda esa teoría de que el cuerpo tiene memoria también para las sustancias prohibidas por lo que aprovecharía las rentas del pasado. Posee las cuatro mejores marcas de 2015, incluido sus 9.74 y aunque esté a años luz de los 9.58 del fenómeno de Trelawny, a nadie se le escapa que Bolt no es el mismo de entonces pero también que pocos como él son capaces de protagonizar hazañas mayúsculas. Este es el momento.

Hasta siete hombres bajaron de los diez segundos en una primera serie voladora: Trayvon Bromell (9.91), Vicaut (9.92), Asafa Powell (9.95), Ogunode (9.99) y Mike Rodgers (9.97). Tyson Gay se conformó con 10.11 y Kim Collins, campeón en París’2003, con 39 años no entró en semifinales.M.S