Joseba VIVANCO
Athletic

Fútbol callejero

Goleada de trámite con un once lleno de «mayores», que pudo ser de escándalo si Aduriz no hubiera sido tan «generoso».

ATHLETIC 6

RB LINENSE 0

 

El gordo siempre es el portero; si el dueño del balón se enfada, se acaba el encuentro; en las faltas directas la barrera siempre estará más cerca del balón; las porterías son dos piedras; cuando un equipo mete gol pasando el balón por encima del portero, todos los del equipo contrario gritan «¡alta!»; la ley de la botella, el que la tira va a por ella.... Son algunas de las reglas del fútbol callejero, a las que ayer en San Mamés se sumaron dos más: una, que si hay árbitro y pasa desapercibido querrá tener protagonismo y señalar inexistentes cesiones al portero que acaban en gol; y dos, que el goleador del equipo más fuerte es, además, generoso y nada egoista. El Athletic se paseó anoche ante un valiente Linense, que dejó una grata impresión hasta que le aguantaron las piernas, pero que salió goleado... y eso que no tuvo que recurrir a otra de las reglas no escritas del fútbol de la calle, esa que dice que el juego se detiene cuando pasa una persona mayor o una madre con un carrito de bebé. Bastó con que Aduriz no tuviera su día y fallara lo que no está escrito en los anales del balompié, lo que aprovecharon sus compañeros para añadir una muesca a su currículum deportivo.

Ernesto Valverde es el arquetipo de jugador de la calle, revoltoso en una baldosa, de bocata de chocolate y deberes hechos antes de irse a pegar patadas al balón. Así que sabedor de las reglas, aplicó aquella de que si llegan los mayores para jugar hay que abandonar el campo, no sin antes protestar. Y Txingurri, que habló en la previa de «afrontar el partido del Linense con profesionalidad», puso en liza un once casi de gala, dejando sorprendentemente a Rico y Sola en el banquillo, y aleccionó a los suyos sobre cómo encarar un choque ya ventilado con el 0-2 en la ida. Nueve minutos le costó a De Marcos abrir la lata de ‘La Balona’, a la que le superó la magnitud del recinto en ese arranque, y terminó pagando su ‘protesta’ ante los ‘mayores’ con una goleada que pudo ser de escándalo si Aduriz no hubiera aprovechado ¡hasta nueve remates! Lo del donostiarra fue como si se le hubieran fundido los plomos, que mejor ayer que el domingo, habrá que pensar.

Con ese corto marcador que cumplía con el objetivo de sentenciar la eliminatoria, se llegó al descanso. Los de la Línea de la Concepción, salvo esos minutos iniciales en los que la presión y quinta marcha de los leones les pasaron por encima, dieron la cara y ofrecieron una imagen muy decente. Por desgracia para el Linense no funcionó aquello de que aunque vayas 20-0 «el que meta gana». En la reanudación, pronto cayó el segundo, Eraso, no mucho más el tercero, Etxeita, más tarde el cuarto, un Sola que salió por Aduriz y sigue de dulce, al poco el quinto... Ay el quinto. El colegiado se inventa una cesión, San Mamés pide que el libre indirecto lo tiren fuera, Raúl García –muy implicado ayer– que lo mete dentro y la grada que lo desaprueba. El sexto, de Rico, redondeó la fiesta. En el césped y en la grada, la bilbaina y la balonense. Aduriz se fue de vacío, quizá porque se sabía lo de la ley del garrafón, que el que la mete es un cabr....

 

«Quizá teníamos que ganar, no sé...»

«El Athletic siempre se ha tomado la Copa muy en serio y ha demostrado respeto hacia mi entidad y mi afición», fueron las palabras del técnico del Linense, Rafael Escobar. Partido en el que reconoció «había sido difícil aguantar el ritmo de los rojiblancos». A Ernesto Valverde se le cuestionó también por ese once plagado de titulares en una eliminatoria que se suponía encarrilada. «No sé...» dijo, para acompañarlo de un silencio como de quien se espera una pregunta incómoda y que cuestiona su criterio. «Quizá que teníamos que ganar, no sé... (esbozó una risa pícara), tengo mucho respeto a la competición, y he hecho el equipo que creía que era el mejor para la eliminatoria. El partido nos ha venido bien, tenemos cierto margen hasta el domingo y este equipo era el más idoneo para pasar», zanjó con esas palabras cualquier debate sobre si era necesario poner en liza a jugadores con tantos minutos acumulados y con el riesgo siempre de por medio de una lesión.

Sobre el partido en sí, valoró que «en el primer tiempo hemos hecho el gol pronto, pero luego fallábamos ocasiones, después se ha abierto y ha sido más sencillo. Han plantado cara en el primer tiempo y en el segundo ha sido más sencillo porque ya con el segundo gol han bajado y hemos aprovechado bien los espacios que dejaban». Al técnico rojiblanco también le extrañó que de seis goles anotados –el mayor global del Athletic en Copa desde el 13-0 al Mungia de 1980– Aduriz, que fue el que más ocasiones dispuso, no hubiera hecho ninguno. Por cierto, buen partido de Grupegi, que llegó a su partido 383 como león, superando a Manolo Sarabia.J.V.