Pablo CABEZA
BILBO
Interview
AGUS BARANDIARAN
TRIKITRILARI DE KORRONTZI

«Vivo pegado a mi trikitixa, me resulta imposible imaginar mi vida sin ella»

El trikitrilari de Maruri-Jatabe, el hogar ancestral tanto de él como de su familia, aún recuerda con afecto y respeto a quien le enseñó los primeros pasos con la trikitixa, Rufino Arriola. Barandiaran se queda con el espíritu de la tradición, del viejo aire en blanco y negro. Pero hoy Korrontzi, su proyecto, es color, actualización y danza, como muestra en el brillante deuvedé y cedé «Korrontzi dantzan».

«Korrontzi dantzan» (Baga Biga) es el sexto álbum de Korrontzi, formación liderada por Agus Barandiaran y que encuentra en la la triki y la danza la oportunidad de colaborar con diferentes escuelas de danza y colorear sus canciones con coreografías espectaculares. Tradición y baile bajo el talento de unos dedos u mente privilegiada, más diversas colaboraciones dispuestas a enriquecer el acabado.

Sus planteamientos siempre son ambiciosos, ¿tiene interiorizada la mecánica de aportar, de sumar? ¿Viene de carácter, de familia...?

Un poco de todo. La vida nos da muchas lecciones y lo mejor es aprender de ellas, pero está claro que la familia te inculca el trabajo y los valores. Por otro lado, aunque mi carácter sí se parece mucho al de mi padre, yo he intentado apretar más y arriesgar en proyectos que casi nadie daban un duro por ellos. Me cuesta mucho anclarme en un solo proyecto, me motiva más empezar y acabar un proyecto e ir a por otro de seguido. En mi cabeza siempre hay nuevos proyectos, yo mismo me tengo que frenar para ir paso a paso sin aturullos. Aunque hay veces que me pregunto por qué me meteré en semejantes berenjenales, con lo cómodo que sería utilizar mi tiempo libre para relajarme o para otro montón de cosas.

Lejos queda la sencillez y la austeridad de su lejano maestro, Rufino Arrola, si bien este a sus 82 años le solía decir lúcidamente que lo importante es que la gente bailara.

La sencillez no significa banalidad, creo que muchas veces se pueden hacer cosas sencillas y que resulten más efectivas que otras más complicadas. Desde luego los tiempos van cambiando, así como la forma de pensar y de actuar, pero aquello que me inculcó Arrola lo tengo siempre muy presente. Él fue y sigue siendo mi referente y aunque hoy en día la música de Korrontzi parezca lejana a todo lo que me enseñó, yo sigo viviendo cada nota tal y como aprendí a sentirlas con él. Para mí y para Korrontzi, la danza es muy importante, no podemos entender nuestra música sin danza. Cuando compongo nuevas canciones siempre me imagino cómo serán acogidas por la gente, cómo las vivirán, cómo las disfrutarán; la música que hago con mi trikitixa no es para guardarla en el armario, sino para que la gente pueda bailar con ella, al igual que hacía Rufino.

Korrontzi comenzó a darse a conocer primero fuera de Euskal Herria y con tesón llegaron las oportunidades desde dentro. Resulta paradójico.

Sí, muchas veces no nos damos cuenta del valor y la fuerza que tiene nuestra cultura, pero fuera la gente se queda impactada cuando nos ve en concierto. Cantidad de veces nos preguntan de dónde somos; de qué influencia cultural vienen nuestras tradiciones, nuestros instrumentos, nuestro tesón. Nos comentan lo diferente que es nuestra música, nuestra danza y nuestro idioma en comparación con las que nos rodean. Se extrañan de que en un pueblo tan pequeño como el nuestro, nuestra música tenga tanta vida, nos dicen que debe de ser un pueblo muy unido para que perdure con tanta energía manteniendo sus raíces y a su vez adaptándose a cada nueva era. Luego, en casa, no le solemos dar tanta importancia, ya que en el día a día lo llevamos dentro, y muchas veces no nos fijamos en todo el trabajo que estamos llevando a cabo entre unos y otros, haciendo visible nuestra cultura al mundo. Nosotros cuando viajamos, intentamos ser un poco embajadores de Euskal Herria. Intentamos enseñarles quiénes somos y lo orgullosos que estamos de ser tal cual, con nuestro idioma, música, bailes...

No hace mucho que pasaron el décimo aniversario de la banda, e inicia otro decenio con un cedé y deuvedé, si tenemos en cuenta su predilección por los invitados, el reto de la BOS, el de este disco con diferentes grupos de danza...

En estos once años hemos publicado seis discos. Cada uno es diferente y parece claro que cumplir años ayuda a madurar. Siempre intentamos que cada nuevo disco tenga su peculiaridad. Si hace dos años con “Tradition 2.1” le dimos importancia a las colaboraciones de magníficos músicos internacionales (Michael McGoldrick, Phil Cunningham, Riccardo Tesi, Liron Man, Nassem Alatrash o Eoghan Neff), para el décimo aniversario no lo planteamos como una colaboración, sino como todo un lujo de proyecto en común “Korrontzi & BOS”. No podríamos haber tenido mejor regalo de aniversario como el de que la Orquesta Sinfónica de Bilbao tocara nuestras canciones junto a nosotros. Pero ya que Korrontzi siempre viaja con dantzaris, este año que comenzamos nueva década no teníamos ninguna duda de que teníamos que hacerles una especie de homenaje a todos los bailarines, grupos de danza y coreógrafos que han creado nuevas coreografías expresamente con nuestra música. Además, dentro de este nuevo disco, también hemos incluido la posibilidad de que cualquier persona pueda aprender algunas de esas coreografías por sí mismo, mediante una pista interactiva en la que se enseñan los bailes paso a paso.

Hay que vivir, desperezarse y no caer en la comodidad...

Vivo pegado a mi trikitixa desde hace prácticamente treinta años, y me resulta imposible imaginar mi vida sin ella. Así que de forma natural, conforme vamos cumpliendo años, la música de mi trikitixa también va evolucionando y yo con ella. Luego está lo inquieto que sea cada cual. A mí me gusta renovar, pero sin perder la esencia tradicional. Mi familia ha sido siempre de caserío, con sus propias costumbres, y así lo he vivido y quiero seguir manteniendo en pie todo aquello que me dieron mis padres, al margen de que luego le dé mi aire personal. Gracias a mi padre, que me llevaba los domingos a la taberna de Rufino, yo me empeciné en que quería aprender a tocar la trikitixa como Rufino Arrola. Así que la tradición y la innovación están completamente ligadas a mí. Hace ya muchos años de aquellos domingos en “Andrakas” (la taberna-herrería de Rufino), pero nunca olvidaré todo aquello ni a ellos, les debo mucho como para dejarlo en una simple anécdota.

«Korrontzi dantzan» es un título explícito, pero cómo lo describiría, qué porqués lo sustentan...

No sé si es un título tan explícito, si tuviéramos que ponernos a bailar nosotros... jaja. Eso se lo dejamos a los que realmente saben hacerlo, que en Euskal Herria, a pesar de la fama que tenemos de no saber mover la cintura, somos privilegiados de tener tantos bailarines de gran calidad. En el disco aparecen todos los que han trabajado con nosotros los últimos diez años, como Igor Yebra, Oinkari Dantza Taldea, Dantzaire, Jon & Alain Maya, Izaskun Iturri, Arkaitz Pascuas & Nagore de las Cuevas..., pero “Korrontzi dantzan” es en realidad un proyecto mucho más amplio. Se trata de la recopilación de las diferentes coreografías que se han creado con nuestra música, y nos sentimos afortunados porque coreógrafos de gran nivel como son Igor Yebra, Jon Maya o Edu Muruamendiaraz, por ejemplo, han puesto movimiento a muchas canciones nuestras. Pero más allá de su mera exhibición, también nos abrimos a los grupos de danza para enseñarles estas coreografías mediante clases impartidas por nuestra profesora Izaskun Iturri, y posteriormente ofrecer un concierto en su localidad. Se trata de un concierto de Korrontzi con dantzaris tanto locales como de los que nos suelen acompañar en nuestro formato tradicional. Y hasta el momento está dando muy buenos resultados y el público lo ha acogido con entusiasmo.

Ha contado también con colaboradores expertos en su entorno, como Garikoitz Mendizabal, director de la Banda Municipal de Txistularis de Bilbo. Un instrumento que nunca ha estado de moda, pero que superó un declive.

Realmente la academización del txistu fue un logro importante, no solo para evitar su declive, sino también para evolucionar tanto en contenido como en técnica. Hoy en día el txistu está al nivel de cualquier instrumento de conservatorio, y así lo han demostrado nuestros txistularis en sus alardes y conciertos, incluso adaptando piezas para orquesta o siendo el mismo txistu invitado de la orquesta. Sirva de ejemplo el concierto que Garikoitz dará con la Orquesta Sinfónica de San Petersburgo, al que ha sido invitado para el mes de febrero ¡Quién lo hubiera imaginado por los años 30!

Contar con la alboka de Koteron es un subidón.

La alboka es toda una joya de instrumento que no podemos olvidar. Por un lado su valor ancestral y tradicional, y por otro sus peculiaridades tanto en el material que se emplea para su elaboración como la técnica de respiración circular que se emplea para tocarlo, algo muy complicado para un instrumento originario del “pastoreo”. Además, a mí personalmente me gusta mucho su sonido, a pesar de sus limitaciones armónicas y rítmicas, tiene una fuerza excepcional. Me parece ideal para combinarlo con cualquier otro instrumento como los que nosotros solemos manejar, y ni qué decir con la trikitixa, que durante décadas han ido de la mano. Pero si además la toca alguien como nuestro amigo I.Koteron, adquiere un sonido todavía más particular.

Y una presentación con cuadernillo impecable. ¿Un músico feliz?

Korrontzi estamos en un momento muy dulce, nos salen muchas ofertas... Y si además le sumas un producto como este último disco, pues qué te voy a decir ¡Claro que estoy muy contento! Es el resultado de mucho trabajo en el que han participado muchas manos. Pero sin trabajo el resultado no puede crearse un disco como este, y eso lo estamos notando mucho, por ejemplo, en las ventas de Azoka de Durango y en la acogida que se nos da en los conciertos.

Su vida es la trikitixa, los retos, la exploración... ¡Vive sobre música!

Sí, imparto clases, doy charlas y conciertos de trikitixa y con Korrontzi... Ensayos día a día mediante todas esas actividades y los pocos momentos libres que me quedan los dedico a la búsqueda de nuevas creaciones.