Wout van Aert confirmó el cambio generacional en el ciclocross al lograr con sus 21 años suceder en el palmarés de los Mundiales a su compañero de generación Mathieu van der Poel. Los dos jóvenes se engancharon a falta de tres vueltas para el final y el holandés, que se lamentó al final de su error, se vio obligado a cambiar de bicicleta, perdió medio minuto que le impidió revalidar su título y acabó quinto.

Le perjudicó que el también holandés Lars Van der Haar aprovechara el incidente para lanzar un ataque que le permitió lograr la medalla de plata, superado por un Van Aert que tuvo fuerzas para remontarle y demostrar su superioridad.

En la lucha por la tercera plaza solo cuatro segundos impidieron a Sven Nys despedirse en un Mundial desde el podio, que completó Kevin Pauwels. En el duelo entre las selecciones belga y holandesa se impuso la primera al colocar a tres ciclistas entre los cuatro primeros.

Javier Ruiz de Larrinaga igualó su mejor puesto mundialista, el 27º, y se mostró «satisfecho ya que sin duda ha sido mi mejor Mundial de largo, pero el nivel medio ha subido muchísimo desde que debutamos en Italia. Para mí, que no suelo salir bien, encontrarte de salida en el puesto 23 ó 24 ha sido bastante bueno, aunque luego no he podido mantener ese grupo. En cuanto a sensaciones, me quedo con la pena de no haber aguantado esos puestos. Creo que en otro Mundial con estas piernas habría estado mucho más arriba».

La selección belga también logró el oro y el bronce en la prueba sub-23 con el joven de 18 años Ely Iserbyt y Quinten Hermans. Sin embargo, el gran protagonista fue el segundo, el checo Adam Toupalik, que cuando faltaba una vuelta al pasar la meta levantó los brazos y detuvo su marcha pensando que ya había ganado. La circunstancia la aprovechó Iserbyt para cazarlo y superarlo en la meta por un solo segundo. «Debo ser el ciclista más idiota del mundo», dijo Toupalik en meta. El alicantino Felipe Orts acabó sexto.

El primer motor detectado

A pesar del gran nivel deportivo y del emotivo adiós de Sven Nys, los Mundiales de Zolder pasarán a la historia por ser el escenario del primer positivo en un control tecnológico. La Federación Belga confirmó ayer que se detectó un motor en una bicicleta de Femke Van den Driessche, que para defenderse trasmitió ayer que «no era mi bicicleta, sino la de un amigo, idéntica a la mía, pero ésta terminó en mis manos después de un error de un mecánico. No tenía idea de que había colocado un motor. Todo esto es un error».

La UCI anunció ayer la apertura de una investigación. Su reglamento establece que el fraude tecnológico está castigado con una suspensión de un mínimo de seis meses, además de una multa de entre 100.000 y un millón de francos suizos.