Víctor ESQUIROL
TEMPLOS CINÉFILOS

Entre milagros y desastres

Los milagros existen. Hasta en la política. Y sino, salgan de estas páginas y regodéense la dimisión de ciertos fósiles ahogados en su propia corrupción. Si lo prefieren, pueden maravillarse también con la campaña de un tal Bernie Sanders, quien a sus 74 años está machacando al establishment gracias, sobre todo, a cómo ha conectado con el voto joven.

Ayer, ya puestos, la Berlinale reclamó su cuota milagrosa. “Quand on a 17 ans” seguramente se quede lejos de la intervención divina, pero no deja de ser admirable el que André Téchiné, un director de 72 años, haya sabido hablar tan bien de la adolescencia. Dividida en los tres trimestres de despedida del instituto, la historia, siempre en constante evolución, sigue los pasos de dos jóvenes unidos por el odio. Con la excusa, sobra tiempo para hablar de pulsiones. Sexuales, raciales y sociales. Violentas todas ellas. Sin llegar a profundizar demasiado en nada, pero acertando en todo. Era complicadísimo no tropezar en el algún momento. Casi imposible, pero Téchiné lo consigue, brincando durante casi dos horas por ese campo empedrado de la pubertad, como si él mismo fuera un chaval.

Del resto de la competición hablamos por obligación. Danis Tanovic suma en “Death in Sarajevo” otro desastre a su irregular carrera. Ahora pretende meter en un hotel de lujo de la capital de Bosnia, un fresco social regional que refleje el desastre de la Unión Europea. Sobre el papel, todo en orden; en la pantalla, asistimos al derrumbe, propiciado este por el hecho de que las formas (simplonas a más no poder) no se corresponden jamás con el contenido. Hasta que la combinación termina hasta por hacerse ofensiva.

“Alone in Berlin”, de Vincent Perez, es aún peor. El despropósito va de la mano de los cánones más rancios del clásico cine de prestigio. Ahora esto va entre muchas comillas. Hablando de... ni Brendan Gleeson ni Emma Thompson consiguen levantar el ánimo. Esto, más que un logro, habría sido un milagro. Los hay en la Berlinale, pero van contados.