Víctor ESQUIROL
TEMPLOS CINÉFILOS

Esperando al nuevo Sam

En 1999 el mundo del cine descubrió a un director llamado Sam Mendes. Al tipo le avalaba, mayormente, una contrastada carrera teatral como máximo responsable del Donmar Warehouse. Y resultó que las artes escénicas pocas veces habían estado tan hermandas. “American Beauty” dio testigo, así como prácticamente todos los trabajos posteriores en una carrera, de momento, brillante. En 2016, la competición de la Berlinale intenta remontar apostando por un novato. La jugada no es tan arriesgada como parece, pues el debutante, Michael Grandage, ahora mismo presenta un CV muy similar al de Mendes. De los escenarios de Londres al Palast de Berlín... pero por desgracia, los hay quienes empiezan trastabillados.

Así es “Genius”, un tropiezo, una promesa incumplida. La carta de presentación de Mr. Grandage es un biopic dedicado a Max Perkins, editor a la sombra de genios del calibre de Hemingway o Fitzgerald. En esa misma oscuridad nos quedamos. Nicole Kidman se hunde en su intrascendencia, Jude Law se pasa de vueltas y Colin Firth pasa de todo. Cada instrumento desafinado: falla el director. A la hora de poner imagen a los conceptos tratados, de separar el grano de la paja, de juntar escenas para hilvanar una historia... En todo aquello que hace del cine, un arte. Lo demás, y como dijo el genio, «es teatro del bueno». Al nuevo Sam Mendes, todavía se le espera.

Mientras no llega, seguimos buceando en el fango de la competición para encontrar al siguiente protagonista. El iraní Rafi Pitts es la cabeza visible de “Soy Nero”, producción franco-alemana sobre un inmigrante mexicano que quiere ir a luchar en tierras afganas para conseguir la nacionalidad estadounidense. El cacao de banderas es considerable; en la propia película, tres cuartos de lo mismo. Durante dos horas, damos vueltas en círculos, llenando las transiciones con puro relleno. Con apuntes de manual sobre el nuevo melting pot y el eterno sueño americano. De todo esto, y más, hablaba mucho mejor, por ejemplo, “Jarhead”, de Sam Mendes. Qué casualidad.