Victor ESQUIROL
TEMPLOS CINÉFILOS

Antes de que llegue el tren

Y llegó el día. Ya no hay vuelta atrás. Algunos se consolaban pensando que, a lo mejor, todo se trataba de un farol... Pero no. La organización ha confirmado que se entra a las 9.30... y se sale a las 19.00. Hora arriba, hora abajo. Sientan pena o envidia, pero sientan algo, por favor. Porque llegó Lav Diaz con su ya mítica película de los 500 minutos. Ante el tren que les está a punto de arrollar, algunos ven toda su vida desfilar ante sus ojos. Otros, simplemente, se acuerdan de un puñado de películas. Es el octavo día de festival... O el noveno. A saber. En fin, que es lo que hay.

Por cierto, en el tintero nos quedan aún un puñado de títulos de la Competición a comentar. De peor a menos mala. Thomas Vinterberg, ex-niño prodigio del Dogma danés, se estampa estrepitosamente con “La comuna”, deconstrucción absoluta (suponemos) del dramón nórdico que degenera, poco a poco, y por accidente, en comedia salvaje (ídem).

Está tan mal dirigida, escrita e interpretada, que ante todo desconcierta. Podría hasta ser una broma de mal gusto. Podría ser que Vinterberg, totalmente incapaz de desarrollar decentemente cualquiera de los temas tratados o de distinguir la trascendencia del individuo frente a la banalidad colectiva, se estuviera, efectivamente, riendo de nosotros.

Con esta misma duda cojonera existencial nos quedamos ante lo nuevo de Denis Côté, aunque claro, ya se contaba con esto. Era parte de la gracia, vaya. En “Boris sans Béatrice” el canadiense se divierte y divierte con el cine como instrumento; como algo parecido a un juguete. La gracia, como siempre en estos lares, está en el “cómo”. La historia es básicamente una revisión con acento quebequés de las aventuras navideñas de Mr. Scrooge; el modo de hacerlo revierte los esquemas de la narrativa convencional. Los nexos y signos de puntuación se convierten en chistes. Marciano todo ello, pero sin pasarse. Y mañana, después de una digestión de otras ocho horas (por lo menos), sí que hablamos del Sr. Diaz y su eterna nana. Palabra.