Amaia U. LASAGABASTER
El Sadar

La reacción rojilla no dio para culminar la remontada

Un golazo de Lanzarote adelantó al Zaragoza ante un Osasuna que mereció mejor fortuna.

OSASUNA 1

ZARAGOZA 1


Osasuna prolonga a cuatro su racha de jornadas sin ganar. O firma su segundo empate consecutivo en el Sadar. O vuelve a sumar tras caer en Butarque. Cualquiera de las tres afirmaciones se ajusta a las tablas con el Zaragoza, aunque dejan mucho, casi todo, sin contar.

Porque, probablemente, lo más relevante del encuentro no fue tanto el «qué», sino el «cómo». Con un Osasuna que se vio mejorado respecto a sus últimas comparecencias, sobre todo en una segunda parte en la que mereció mucho más, tras el mazazo que había supuesto el gol visitante a tres minutos del descanso. Jugó bien y dispuso de ocasiones para reflejarlo en el marcador, incluido un gol del «debutante» Miguel de las Cuevas que el colegiado anuló por inexistente fuera de juego.

La pena es que todo eso llegó tarde, cuando el Zaragoza ya mandaba en el marcador, tras un primer tiempo equilibrado, en el que a los navarros les costó un rato situarse sobre el césped. Con media docena de novedades –Merino, Otegi, Torres, Olavide, Berenguer y Urko Vera–, una alineación «juvenil», y la vuelta a la defensa de cuatro, Osasuna se vio dominado de inicio por un rival que se hizo con el balón, aunque con el paso de los minutos fue haciéndose con la pelota para equilibrar las cosas, cuando no decantarlas de su lado.

Con más arreones que juego, pero conforme se acercó el descanso, el cuadro local se fue viniendo arriba y creando inquietud en el área de Herrera. Torres y Otegi se apuntaron las más claras, pero el gol, justo cuando mejor estaba Osasuna, tuvo color maño. A tres minutos del descanso, Lanzarote entraba solo en el área por la derecha para firmar una vaselina de enmarcar que se coló por la escuadra de la portería de Nauzet.

Afortunadamente, el jarro de agua fría se convirtió en acicate en cuanto arrancó el segundo tiempo. Más aún cuando, nada más reiniciarse el choque, David García remató de forma inapelable un saque de esquina para devolver las tablas al marcador.

El partido entró en una nueva dinámica, que fue intensificándose según avanzó el segundo tiempo. El Zaragoza se resignó primero a buscar el segundo gol a la contra ante un anfitrión muy mandón, pero se fue sintiendo más a gusto con el punto según fueron cayendo los minutos. El juego y las ocasiones acabaron teniendo exclusivamente color rojillo.

La recompensa pareció llegar en el minuto 62 cuando De Las Cuevas, que apenas llevaba siete sobre el campo, se desmarcó para anotar el 2-1. Pero linier y árbitro dejaron con las ganas al personal, al apreciar un fuera de juego que no fue tal. Casi de inmediato fue Pucko el que estuvo a punto de llevarse la foto del día, pero Manu Herrera deshizo su uno contra uno con el pie. Fueron las dos opciones más claras pero no las únicas. El cansancio no hizo mella en los jugadores iruindarras, que no dejaron de intentarlo hasta el pitido final. En vano, lamentablemente, porque el marcador ya no se movió más.

Buena imagen

A equipo y afición, al menos, le quedó la satisfacción por la buena imagen. También a Enrique Martín Monreal, para el que «hoy ha sido uno de esos días que ha invitado a no pensar, a disfrutar, a ser intensos y a jugar. Con esos cuatro condimentos hemos salido al campo y me voy satisfecho porque he disfrutado, aunque la final nos ha faltado ganar. Pero me gusta que la gente se haya quedado contenta con la imagen del equipo».

El técnico rojillo, además, quiso agradecer el apoyo de la grada. «Cuando todos vamos juntos, este equipo consigue sus objetivos. Agradezco a todo el público, a Indar Gorri y a toda la afición, cómo nos ha animado, porque es un plus muy importante para el jugador. Gracias».