GARA
bruselas

Grecia apela al sentido común de la UE en víspera de la cumbre con Turquía

La situación de los refugiados bloqueados en Grecia por el cierre de fronteras de varios países de los Balcanes y de Europa central es cada día más preocupante mientras una UE dividida sigue apostando por presionar a Turquía, con la que se reúne hoy en Bruselas, para frenar la ola migratoria aceptando la readmisión sistemática de los no sirios.

La Unión Europea (UE) intentará hoy presionar al Gobierno de Turquía para que le ayude a frenar la llegada de refugiados y controlar una crisis que está poniendo en peligro la unidad del bloque. Los Veintiocho se reunirán con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, para que se comprometa a cumplir el «plan de acción» firmado en noviembre para detener la salida de refugiados desde Turquía hacia las islas griegas y a poner en marcha en junio un sistema para readmitir a los llamados «migrantes económicos» y devolverlos a sus países de origen.

La cumbre, la segunda en menos de cuatro meses, coincide con un clima tenso entre Turquía y la UE, muy crítica con la política represiva del Gobierno.

El viernes, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se mostró optimista, pero ayer, el ministro turco para la UE, Volkan Bozkir, dijo que un acuerdo para la readmisión de los refugiados está vinculado al levantamiento de la obligación de visado para los turcos que viajen a países comunitarios.

Según Tusk, «se pueden reducir los flujos con retornos rápidos y a gran escala de todos los migrantes» a los que se les ha denegado su petición de asilo. Como signo de buena voluntad, Ankara ha aceptado readmitir a más de 800 magrebíes.

Tusk recalcó que «necesitamos regresar a Schengen», lo que implica exigir a Grecia que acepte contener en su territorio a todos los recién llegados hasta que se decida si son repatriados o se inicia su proceso de asilo. En la última cumbre de ministros, Atenas subrayó que no está dispuesta a convertirse en el «vertedero» de refugiados por mucha financiación que reciba. Ayer, Alexis Tsipras apeló a recobrar el «sentido común» y el compromiso con la solidaridad y el humanismo, y rechazar las ideas que buscan convertir Europa en una «fortaleza». Pidió la transferencia urgente de refugiados a otros países de la UE.

Mientras, en el país heleno la situación es cada vez más preocupante tras el cierre de fronteras en los Balcanes y Europa central. Más de 33.000 refugiados siguen bloqueados en condiciones miserables, una situación que la UE pretende paliar ofreciendo a Atenas una ayuda de 700 millones de euros en tres años. Pero a las islas griegas cada día siguen llegando unos 2.000 refugiados.

En el campo de Idomeni, fronterizo con Macedonia, 14.000 personas siguen atrapadas, y en el puerto de El Pireo, adonde diariamente llegan un millar de personas desde las islas, la situación es dramática.

Atenas denunció ayer que Skopje ha elevado sus restricciones en la frontera, que solo deja cruzar a sirios e iraquíes.

«Lo irónico es que somos nosotros los que tenemos que detener el flujo y salvar a la UE», indicó el embajador de Turquía ante la UE, Selim Yenel. «Tras ignorarnos durante diez años –cuando el bloque frustró su adhesión–, de pronto, se acuerdan de nosotros», dijo.

Tras la reunión con Davutoglu, los Veintiocho intentarán acordar un plan para resolver la crisis tras las tensiones surgidas a causa de las medidas unilaterales adoptadas por algunos países como Austria, y buscar la unidad para poner en marcha el acuerdo de reparto de 160.000 refugiados para aliviar a Grecia e Italia. Hasta ahora solo han sido reubicados algo más de 600.

 

El discurso antiinmigración no le da los votos suficientes a Fico

El partido SMER del saliente primer ministro esloveno, el socialdemócrata Robert Fico, ganó las elecciones con el 28,3% de los votos y 49 diputados, frente a los 83 que tenía, en un Parlamento al que por primera vez ha entrado la formación neonazi LSNS, quinta fuerza con el 8% de los votos y 14 escaños, y donde los «partidos protesta» representan el 30%. Pero tendrá difícil formar una coalición de Gobierno dada la fragmentación del nuevo Legislativo, con ocho formaciones representadas.

Fico basó su campaña en el rechazo a la acogida de refugiados en el país, que en julio asumirá la Presidencia de turno de la UE. Su discurso antiinmigración, compartido con otros partidos, parecía en sintonía con parte de la sociedad, pero no le ha servido para atar un tercer mandato, por lo que podría acabar en la oposición, como le ocurrió en 2010 cuando pese a ganar las elecciones legislativas no logró formar una coalición.

El liberal SaS (21 escaños) y OLaNO (19) han rechazado colaborar con la extrema derecha, por delante de la que también se ha colocado el nacionalista SNS (15). El partido cercano a la minoría húngara Most-Hild tiene 11 escaños, igual que Somos Familia, mientras que el conservador Siet, al que los situaban segundo, se queda con 10. GARA