Iñaki LEKUONA
Periodista

Fondo virtual

Un par de jóvenes católicos franceses ultiman una aplicación para que la limosna de la misa se adapte al siglo XXI. Sin embargo, su buena voluntad olvida que la principal virtud del cepillo tradicional no es otra que la de permitir camuflar a ese feligrés que sólo introduce en el fondo calderilla, cuando lo hace. Pero estamos en un mundo cada vez más tecnológico y las apps afloran como hongos aunque sirvan para poco. También le sucede a Hollande, que, en su fiebre reformista, le ha dado por refundar la enseñanza primaria y secundaria sin mayor fundamento pedagógico y aún menos fondos económicos. Eso sí, recortando de aquí y de allá el presupuesto educativo equipará desde la próxima rentrée todas las clases de quinto curso, alumnas y alumnos de 12 años, con dispositivos digitales. Es la constatación de que vivimos en un mundo virtual en el que vale más la imagen que el fondo. Esta pasada semana la sinagoga de Verdun ha aparecido cubierta de cruces gamadas. La policía ha abierto una investigación que, muy probablemente, les llevará a jóvenes –bendecidos por algunos sectores eclesiales franceses– más preocupados por su tableta abdominal que por valores que unas tablets por muchas virtudes que se les supongan nunca transmitirán, por mucho que Hollande se empeñe. Porque, en realidad, su fondo es virtual.